img El perverso juego del Rey  /  Capítulo 2 1 | 2.56%
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Historia

Capítulo 2 1

Palabras:5816    |    Actualizado en: 28/10/2021

verdad en un mundo de men

, una molestia que se notaba en la cara porque no podías dejar de mirar con fastidio eso que te genera

veía mi

con fuerza el rosario en la mano mientras que sus ojos de café clar

problema de

nuestras respectivas carreras, había hablado con su padre que estuvo más que fel

llins, la familia de Amaia y con un par de sus amigas de la iglesia con las que ac

por alguna de las opciones para ir a vi

ia en un vago intento de convencerla—. Usted sabe cómo es Eira

lejara mucho de casa para no perder... la fe. Esa fe que me había levantado del s

de dejarla por ningún mot

y solo pensar en ellas me llevaba a cosas que e

ada vez más. Sus ojos castaños miraban a Amaia como si quisiera lograr someterla

iempo, Amaia, l

sabía que Amaia no pararía hasta que mamá di

a paz que había buscado desde los 6 años. Las quería a ambas de diferentes maneras y sabía que ambas querían algo para mí: Mamá quería que tuviera una vida mejor, la tranquilidad y seguridad que ella no tuvo, un esposo y una fam

osas de mi madre que comenzaba a considerar la idea. No les ponía mucha atención e

stad. Pero a veces... no sentía que estuviera viviendo nada, me sentía como en la parte aburrida de un li

e cómodo aburrimiento el que daba tranquilidad a mi m

n de acuerdo y fue en ese momento cuando A

ñora Adams, verá c

ba abrazos nunca. Me dio una mirada de: "Hablaremos de esto después" antes

ella se tiro en mi cama como si fue

on un tono de satisfacción—, esta e

arse en ella, no tirarse

su índice acusatoriamente—, entérate que

iempre le obligaba a llevar su madre, sus ojos de un chocolate claro, los labios rosados y la piel perfecta, su cuerpo siempre había sido delg

isé el borrador del discurso que tenía que dar para la ceremonia. Se me daba fatal hablar, pero, el decano de f

erminas el

qué te esfuerzas si te va a quedar bien?".

n no es

rfeccionista—ca

é, sin apartar la vista de la hoja—

a tomado?—se quejó—, ¡Sí

había sentido que algo en m

as en mi habitación, a tal grado que, no podía dormir c

giré en la si

ponder, soltó un bufido de diversión—, déjalo, sé la r

eo que va a negarse

ablo muy segura—, te llevo i

Amaia no tenía remedio. Aunque en cuestiones

tes de salir de la casa. La tarde en Terry estaba soleada y

mentó emocionada—, no tengo

almente mi habitació

aprovechar para hacerte un cambio de loo

que no dejará entrever nada que resultará atractivo de ninguna manera porque no me gustaba. En cambio Am

y aun así se las ing

la ropa debe

encanta, pero vamos a ir a varias discotecas durante e

ía era ir por una discoteca, con un vestido y vigilando a

s se dividían, Amaia iría hacia la izquierda rumbo a

iro de resignación

sonrió y beso mi mejilla—,

ertí—, si no llegas voy

me en la rutina—me guiño un ojo—, aun

y yo tomé el mío, caminando hacia la iglesia Señora del Rosario, er

ntre ellas, quién nos había puesto en el camino de dios desde que yo tenía 7 años, desde

o canoso y un poco más bajo que yo que usaba anteojo

es de acercarme

día,

una sonrisa amable—,

en este lugar. Metí las manos en los bolsillos del jean mientras el padre

ha dicho tu madre que estás interesada en un

la disposición de irme porque, de una u otra manera terminaría hablando con él sobre eso, al

estoy

cisa, hija?, ¿Acaso

la opción de Austin, no podría unirme a las hermanas de la castidad porque me casaría

lar los matrimonios de sus hijos, pero no es así, la madr

nte, centrado y parece tener muy buenas intenciones. Yo no estaba enamorada de

es, p

rá guiarte para saber si lo mejor es unirte a sus servidor

spero,

Ayer se limpiaron las lápidas y tuvim

as gr

su lado para caminar hacia el cementerio don

ahora si él nunca se hubiera ido a esa

ra blanca junto a una frase corta: "Amado esposo, padre, hijo y soldado". M

papá—le

sará que estuviera loca o que hablaba al vacío. No sabía

ciona la idea y ya sabes que yo no puedo decirle que no—suspire—. Pero eso está bien, ¿No?, los hijos ti

fácil imaginar que si estaba allí, sentado frente a mí escuchá

os pedazos de césped—, muy inteligente y amable, seguro estaría

l todo bien, aun sentía ese dolor en mi pecho de su ausencia y una... parte de mi esperaba que alg

que eso n

modo, tú sabes cómo es ella—mire le mármol sintiendo esa p

, dejando que por un momento esa sensación de lib

fuiste pero supongo que era lo que tenía que pasar—me abrace a mí misma—,

l como si quisiera sentirlo cerca de nuevo, como si quisiera q

e papá, recordaba sus abrazos que me hacían se

mpre. Tenía que terminar un discurso y comenzar la lista de pros y contr

erte esta s

ia para volver a la plaza, tomaría un café mientras es

e Carlos en la puerta de la

iana Collins alegre

da, sonrisa amable y acepte el abrazo q

a de mi madre y, de hecho, había sido m

me sonrió mientras sus mejillas se tornaban ro

onreí a Adriana—

nde vas?—pre

y dijera que alguna casa se estaba quemando para no tener que

cafe

con una sonrisa, Adriana sonrió alegremente y t

ma mirada silenciosamente amenazante que conocía en mi madre—, yo tengo a

e apresure a decir

ue una chica como tú ande sola por ahí—me miro con preocupación

había

palabra: "Lo siento". Me esforcé en sonreír amable

Austin quiere no t

qu

e que su madre terminara de gi

inero a Austin para que me "invitará algo". Salí de la ig

curso a otras, más chicas comenzaban a ponerle más atención y murmurar entre ellas que lo querían. A mí me daba

ablar de él y lentamente tuvo que adaptarse a esa atención. Pero..., lo había conocido parte de mi vida, lo había visto cada fin

lo... d

esa toda de culpa y vergüenza, sus mejillas se

no es como si nunca hub

casi con vergüenza—, mamá e

nte

ra ir a donde fuera que iban, pero, alguien paso muy rápido a mi lado e

ra vez en presencia de Austin. Austin no me ponía nerviosa, a

a completamente rojo y su

ento,

umpió con delicadeza—,

atractivo. Su cabello castaño claro parecía dorado por la luz del sol, su mandíbula marcada y rostro perf

amos a la

rápido tratando de ignorar la

y lo mucho que tratará de esforzarse porque fuéramos algo

ntana desde la que podía ver a las personas pasando por la plaza, Austin

ía sido, su rostro siempre dejaba ver lo

confundido luego de un

vista fija en la ventan

o de vainilla, mientras que Austin ordenó un ba

te—susurró en cuant

bien—a

me hubiera gustado ser esa niña de 6 años que obl

..., yo me había alejado de todos, aunque Austin seguía yendo a casa luego de la iglesia, yo ya no hablaba co

iscurso de la graduación—com

ía dicho a Adriana. No me sorprendía, ella nunca perdía la op

incomoda—, aunq

aduación, seguro ya lo tendrá

ños y vi tanta... seguridad y confianza en l

o cr

erdo que siempre tenías los mejo

hubiera pasado h

os son muc

ue había dicho aquello, Austin también sonrió abierta

bíamos pedido y yo tome el ba

ía el pitillo dentro del batido—, ahora

y sabía que le sería difícil a su madre encontrarla entre toda la pobla

que era y que llevaban una larga t

nse

r como sus cejas se habían alzado y sus ojos me m

S

e líquido entrará en mi boca. Me gustaba mucho e

te

, Emyli me avisó que tenía que pasar po

lás

verdadera tristeza me

egunté co

mejillas se sonrojaban de nuevo—, me hubier

visto entre t

biera

muy nerviosa de esa mirada, de la forma en la que había asegurado que m

hubiera gu

sabía que no podí

ara para tener una excusa para no verlo o hablar. Pero Au

mencionó con algo de seriedad—, querí

ntos en los que había participado porque mamá se aseguraba de que

e—, se vería muy feo que y

onteniéndose o algo similar, en todos esos años

—, enserio quiero saber

amá los ha invitado—comencé a jugar con el pitillo—,

mí me impo

i mano, la que antes sostenía el pitillo con mucha

ejaba sobre la mía me paralizo. No podía dejar de mirar la mano

traño cuando no conocía a la persona que me tocaba, pero, Austin e

a puedo quita

su mano para ver sus o

iciera que me pusiera nerviosa o que el estómago se me revo

ón—murmure tomando con mi otra mano el pi

S

mí se sintió aliviada de que ya no sintiera su calor directamente en mi cuer

su vida o la persona que iba a su lado, entre ellas vi una cabellera rubia, pensé que era Amaia

al frente, donde veía de nuevo la incomodidad en el rostro de

uego de un rato para no estar en silencio—, mamá me dijo q

onarlo, porque so

ara un equipo de fútbol profesiona

tamente—, seguro tu ma

no quiere que me vaya de aquí pero quiere

o sabía que dec

más puede ofrecerme el mundo. Pero no quería los riesgos que traía consigo otro luga

chado por ahí que te ofrecieron un

rme, tenía que dejar a mi familia e ir

el ofrecimiento y no le dije nada a mamá porque sabía que ella

incomoda—, pero

rarme con completa curiosidad—, escuche que

e—me rasque la nuca in

ces que e

er a la ventana y me sorprendió ver la plaza casi sol

llo trasero del jean y era

pued

jes que tenía de Em, que, había salido c

engo

celular y lo deje sobre la mesa,

pago y te

sario, pued

que me puso el billete en la mano

yli, debía de estar furios

e hubiera dado cuenta?, no teníamos la conversación más inte

secuestrado—se quej

tiempo y no me di cuenta de la ho

ivertida—, estoy en casa

en cinco min

ilencio, con las manos en los

os o cinco minutos

que me tardó, no se

—me recordó—, ¿Recuerdas el

avor a mamá—me defendí

e mal humor porque no fu

lsillo trasero del jean, metí mis manos en mis bolsill

ado—se disculpó como si

camino porque sabía que

para esperar a que saliera mi hermana. Austin espero unos pasos más atrás mientras que la puerta

mosa—saludo alegre—

a qué

ella había usado significaba que quería

untó en exceso ofendida—, a lo mejor

ona en la cuadra, en especial el chico a unos pasos de nosotras. Sentí q

do con él. Y seguire

o divertida pasando a mi lado

re tomo la mano de Austin para comenzar a hablar

un problema que nos acompañará, además de que Emyli no le

e ella lo miraba y me parecía divertida la forma en la que cas

Em—repetí por cuart

efendió ella—, ¿Verdad

ba escuchando porque iba tratando de hablar con Amaia, hab

o llamado para avisarme que n

turreo Emyli divertida—, te

mino hasta el interior de la casa, respire profu

uiere,

e había da

bolsillos—, gracias por ha

ojándose, de nuevo—, mejor dicho graci

sa, escuche los pasos de Austin alejándose así que entr

te aguanto toda la tarde y me aguanto a mí d

que debería preocuparte—me c

sonrió inocentemente mientras sacaba del inter

nía escrito el papel: "Cordialmente invitada a la

incrédula—, sabes qu

si lo hara—junto rápidamente las manos frente a su cara—. Por

ismo hace tres m

es enserio!—me

a se aprovechaba de eso para conseguir lo que quería. Asentí y ella me rod

r tanto tiempo era por algo malo, por algo que la destrozaba,

es y entre en mi habitación dispuesta a llamar a

susurró con la voz

lencio, dejándola sacar por dentro todo el dolor y sufrimiento que tenía por

consolado antes a mí, porque ella ya había aguardado a que yo liberará

la se aferraba a mi ropa con fuerza en cada sollozo —

aba la espalda y trataba de consolarla. Sabía cómo se sentía,

pitulo y de corazón

lo: viaje y pr

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