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Historia
Querido, Sol: Sáname.

Querido, Sol: Sáname.

Autor: Livgrantter.
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Capítulo 1 Bruce

Palabras:2507    |    Actualizado en: 01/11/2021

—inquiero sobre el

or el mote que me puso cuándo nos conocimos,

e colores oscuros, el viento me acaricia el cuerpo y hace volar a mi cabello azabache libre al despojarme de la cinta que lo

n con fuerza al torso

uc

mi vida una aventura constante, el que se encargó de que no sea una más

vitar amarla más, por ello río, en parte por la osadía de bajar a toda velocidad de una carr

con más fuerza, su calor cor

ti! —grito con

vieron allí cuando nos conocimos, cuando nos besamos por primera vez y cuando nos volvimos un so

te, que el univ

amo,

de la ocasión claramente), y por último llega el tope, la sensación de que estás volando, todos tus sentidos se agudizan, los oyes todo y a la vez nada, lo vez todo y la vez nada, y el amor que sientes se multiplic

na es que termina de un

to. A lo mejor fue la falta de luz la que hizo que Bruce no lo v

ría de

ruce y en el otro mi cuerpo viajaba por los aires como un trapo que cae desde lo alt

alejan sin brindarme ayuda. La oscuridad me asech

vez más cerca y amenaza con llevarme. La cabeza me da mil vueltas y toda mi anatomía r

ru

que venga y que me diga que todo está bien, que solo

y el negro me consum

días, sin ir más halla pudieron habe

ente, la simplemente acción

beza se vuelven una sola y lo que prim

todo mi cuerpo es avasallado por una punzada que me obliga a respirar con lentitud porque h

está atado a un moño apretado sin permitir que ninguna hebra se le escape

usurro co

trata de no alterart

nde está mi novio pero no me da tiempo porque

stá seca y de

izquierdo lo tengo inmovilizado por un yeso al igual la pierna del mismo lado. El espejo de cuerpo entero que tengo enfrente refleja mi imagen deplorable, estoy hecha una mierda. Mi cabeza está vendada, todo mi ro

é que es una enfermera, ingresa acompañada de un doctor d

abrazarme con fuerza, dejo salir un

manos, sus mejillas están empapadas de lágrimas, no sé si de tristeza

Estoy bien, no te

—refuta—, estás como la

y ya no hay de

ita Venegas, ha tenido una contusión en el cráneo, un brazo

meo, pero guardo la risa al recibir

lo que debo consumir y lo que no debo de hacer, ella le inyecta algo al cable que tengo conectado

jar de una montaña con una m

me vuelve a funcionar y la secuenci

de la carretera. La gravedad haciend

rando lo que me est

, hasta la enfermera de

ie

en él. Debes de estar co

dónde es

e intensifica cuando veo la expresión de mi madr

e, deberás e

del doctor y arranco de mi brazo l

—exclama alarma

e está Bruce, iré a

jeando con ellos cuando int

Bruce!? —vocif

tado me obligara a soltarlo. El corazón me late con fuerza y no mido n

ra que no salga al corredor, ni siquiera hago caso a mi pierna

asta,

ero al ser obligada a acost

Mu

a por alguien, no distingo quién. Mis oídos

a, él

Él murió

abras una y otra vez como

mi tórax y mi ga

ó. Bruc

á? —repito

l me estaba gritando a los cuatro vientos que me amaba, no puede es

doctor, él debe saber dónde está—. Q

ría pr

mi novio! —grito a

quede en un lugar y deje hacer berrinche. E

ausar problemas —me dice mamá des

odie por toda mi vid

n miradas, luego me miran

car lo que él médico pidió, el otro me ayuda a bajarme de la camill

comino, quier

rmera me empuja y seguimos al doctor y a mi mamá por los pasillos del hospital. Mi papá se n

dos y húmedos, el besarlos es como tocar un pedazo de cielo. Sus ojos celestes me miraran y me declararán su amor en si

bajamos al subsuelo. El aire helado me cala los huesos cuando las

olados, no como los de arriba que estaban atestados de personas sentadas esperando a que sus f

tos hasta que dob

o baja a uno de los reposabrazos de la silla y lo

or

letras del cartel de las puert

n a donde está Bruce

a puerta e ingre

a lado de la otra en un perfecto orden. Todas ti

la silla apoyándome del brazo de mi padre, ignoro las quejas de la enfermera y de mi madre.

—indica

El doctor me toma del braz

Lléveme junto a

está fisurando

ha. Un cuadro con la constelación de Sagitario descansa en la pared, me

os —suplica m

da de la constelación

preguntándome con

a oscuridad mientras besaba mis miedos y los lanzaba a una galaxia a millones de años luz, el que con su sonrisa me envolvía el alma y me arropaba de los

ra, el rosado de sus labios se fue y ahora es un horrible azul el que los pinta. Está ahí

n hecho pedazos y él está

no,

porque no pueden escuchar cómo mi corazón estalla y se eva

abandono la tierra m

él ya no est

e planee a su lado ya no

le tengo se está expandiendo lucha

o p

tá muerto y

ro llamado muerte y a mí me con

l me brindo se los llevo

y a mí me dejó so

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