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Historia

Capítulo 3 Parte tres.

Palabras:1557    |    Actualizado en: 24/11/2021

n la suya. Tenía conocimiento del odio que tenía sobre ella, y la dificultad que tenía tener

pero más específicam

én tenía consciencia de lo que era y de lo que causaba en cualquier hombre, es por ello de que se daba el

s, si fuese un horario aceptable para salir estaría en algún bar buscando a cualquier mujer para liberar su lib

er antes de que el sol saliera, la vio entrar a la casa con la misma ropa

terior a la casa, pero ni siquiera quería imaginarse cómo

e al ver al hombre acercarse, en la oscuridad la única luz que apenas los cubría era la luz del pórtico, no sabía ni siquie

sobre si sus brazos eran tan duros y grandes como se notaban. Enarcó una ceja, no supo cómo interpretar la mirada que inspeccio

cuantas cuadras largas hacia la casa, ¿qué edad tiene? —Dyla

ad —respondi

—Dylan asintió con la cabeza muy en alto—. Y que, en lugar de ve

a ella lo hizo enojar, ni siquiera alguien mayor, sino que estaba saliendo con un hombre, y por su aspecto seguramente habían

l menos entra por

or la manera en que le había reclamado salir con su mejor amigo Raphael, si tan sólo supi

cama, no había tiempo para bañarse, quería dormi

has tenido en años —reclamó Bast

guapo como cualquier joven —una risa profunda salió de la garganta del joven—.

burla, podía hacerlo, tenía las solvencia económica, pero no tiene interé

y ser básicamente el sustento de la empresa en la que trabajaba y para su suerte, no siempre lo requerían en el lugar, s

poco tenía interés en saber si ya lo había hecho o no, posiblemente u

e familia a fuerzas, su hermana... Un intenso dolor en su entrepierna se encendió al imaginarla hacer pucheros

spiro y ent

cho tiempo? —Fran

és de todo Naomi sólo vendrá p

empresa? No me digas por favor

entonces la manera para q

a su padre salir de la casa, no era en d

do de las escaleras, de manera insti

ia el refrigerador, en esos precisos momentos no tenía ni ga

—se excusó vertiendo un poco de leche en un vaso, él sólo le veía impaciente—. A

ía por tocarlo tanto como él también lo hacía. Divagó unos segundos en el cuerpo de la mujer, su pijama o lo que se podría llamar como una, era un brassier de encaj

uiera platicado, ni siquiera sabía en qué estaba pensando para pedirle tener un trato

ando el celular sobre la isla de la cocina y elevó las ceja

ía ser, y meneó la cabeza en desaprobación, si saciaría su sed de ella haciendo lo que quería, entonces no le molestarí

eó tocando su barba para fingir pensar lo que quería,

ra del sexo. Se le notaba que era reservado y mantenía el perfil bajo si era sobre de arruina

vez más, no parecía tan mala idea, después de todo le gustaba man

e, ¿ser salvaje y hacerlo hasta en las piedras? Negó con el

nada, ni l

hacia las escaleras una vez más—. Piénsalo, cariño, con la c

sólo la observó, una trato intrigante, ella le conocía, sabía que no aceptaría, pero si estaría ah

frente a su padre y ser un animal salvaje junto

o entonces

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