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Historia

Capítulo 5 Parte cinco.

Palabras:1316    |    Actualizado en: 24/11/2021

recordaba ser tan idiota más que aquella vez en la que decidió hacer lo que Dylan querí

habría momento en el día que se dejara de q

ofá y recordó la última vez que se había dejado seducir

s nombres

ujeres con nombre unisex, o más bien eran

y con el cuerpo más deseable que siempre reconocería. Le gustaba que Danielle lo tratase como un hombre m

ue le hiciera y por supuesto que no escatimaba en los deseos de aquella mujer. Tiempo después de que su padre se enterase de

uno de sus muchos tropiezos con diferentes mujeres. Aunque de vez en cua

n de cabello azabache que le miraba sonriente, ella se acercó a besar su frente y

es quitártela —reclamó mientras sostenía su antebrazo para acercarle

go, tal vez te deje eleg

ó y observó cada músculo de su cuerpo esforzarse por

rataba de sentimientos no era el mejor, es por ello por lo que

tras noche,

na y no tendría que verle la cara más, aun

os minutos después, le abrió la puerta del acompaña

l jugar podía t

ufó el hombre—. Mi pad

todo y casi nada, incluso cuando comenzó a cantar sus únicos pensamientos eran qu

isma decía e incluso pelear con él por querer sa

hora y si todo aquello fue en tan poco lapso, no quiso imaginar más. No recordaba que

es, ¿a dónde vamos

Bastian le pareció muy corto, con tenis blancos y coleta alta, y de pronto todo pensamiento se borró al imaginarla saltar sobr

asaba mucho tiempo ahí sentado luego las mujeres se asust

s. No quería inmiscuirse en problemas de gente como ellos, sus am

o era una treta en realidad, pero le molestaba saber que

eña sonrisa, de niño era igual de rígido que de adulto, y no podía imag

mastodonte favorito caminó hacia el área de comid

a lanzarse hacia su cuello para poder abrazarla—

vamos horas sentados

torpeza, y abrazó

rso del día, y he tenido que jugar un p

dió con la mirada—. Habíamos quedado en no

ó la mujer, Jack frunció el ceño—. Bueno, aún no

l hombre elevó las ma

an fant

via me t

quería imaginar cuántas mujeres le dier

área de comida para

guna mujer, u otro interés del que todavía no descubría. Paró en un asiento que era p

, y estaba en su mente una vez más. Maldecía a su padre por recordarle que ella había sido parte de sus tristes deseos de niño

su comida para cruzar los brazos y volver a reprocharl

rroz de su comida con el tenedor y contempló el brócoli—. Fuera del tema

final

a su amiga y la chica que sólo acataba las reglas, ni siquiera se molestaba en comentar algo, después de todo aq

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