ía de Rinaldi, pues aún se hallaban dormidos. Felices, los dos hermanos, iban corriendo porque era su cumpleaños número siete y querían que ya empezara la celebraci
ierta!-decían los dos hermanos, mie
ya preocupados, pero sin que la emoción dism
asustada por ese despertar tan brusco -¿
stro cumple- dijo
ntó su madre en broma pendiente
no se vale- dijo Fiore
a te olvidaste del que dices es el día más
nos olvidaríamos de esta fecha?, eso es imposible que suceda- dijo ella abrazán
iente con su exquisito perfume, mientras caminaba hasta la cama donde se encontraban sus hijos junto con
ice, baja a sus hijos, se acerca a su esposa
sponde la mujer mientras l
stán sus regalos, mientras dejamos
o y le dice solo movien
transcurre tranquilo, dis
la señora que trabaja para ellos quien va a abrir para ver de quién se trata, cuando de repente se escucha un grito de ella d
e tiene para cuando sucediera algo como esto, porque nunca se sabía, y siendo
ijos bajo la isla de la cocina, pulsa un botón que es para avisar
estamos siendo atacados- les avisa su m
- le dijo un Fabrizio asustado, mirando a su ma
os abrazo rápidamente y l
s de la estantería del despacho. Una habitación preparada con todo para la supervivencia, cámaras que mostraban cada área de la
gritos, explosiones; ellos también comenzaron a oír que corrían detrás de ellos, la p
entras ella con su pie libre trataba de librarse de su agarre dándole patadas certeras pero
ntraban sus padres y una mujer, que la niña no había visto nunca, rodeada de hombres, ella era la que daba las órdenes. Sus padres se encontraban lastimados, sentados en sillas con sus pies y manos amarradas. Su aspecto no estaba bien se veía que ellos habían luchado por defe
ya estaba, temió por la vida de todos ellos y dent
so- le decía calmada la mujer a su padre-Te dije que las cosas no s
do e impotente su padre a la mujer -Ellos no tienen nada que ve
on así- dijo la mujer muy tranquila viendo a su padre con
o, déjalos!- g
a la niña y ya sabes lo que hay que hacer -Ordenab
e un coche amordazada para evitar que gritara. Ella escucho varias det
apas, la llevo a una lancha de proa abierta, la dejo tirada en el suelo y el se fue a ponerla en marcha para conducir la embarcación. Transcurrió mucho tiempo y el hombre apagó el motor se acercó a ella le quitó
e mate!- le decía Fior
r ti es dejarte aquí y si tienes que vivir, vi
gnoró, se fue dejándola sola en esa oscuridad mientras ella escuchaba como se