o que sea. Antes de que el se fuera, yo trabaja junto con el en el neg
y este se convirtió en uno de los mejores hoteles del país, abrimos nuevos, y pronto obtuvimos buenos f
ngo sombras alrededor de ellos por todas las noches que e pasado sin dormír, mi cabello oscuro ya no está brillante y lo veo ma
horrible, no interfiera en q
e color negro, con zapatos
que el no es, - Buenos días, señorita. - Escucho su voz ronca a mi espalda. Mientras un escalofrío me recorre entera. - Buenos días. – Contesto sin mirarle a la cara, pues sé que este hombre que tengo a mi lado, es quien me ayudó el otro día, y sé que si veo de nuevo sus ojos alguna estupidez cometerá mi irr
! Dios por favor, como puedo comparar un desconocido con Sury. - Me alegra oír eso, – El trata de decir algo más pero
s imposible. ¿Cómo puede este hombre usar su misma colonia, tener su mismo color de ojos, y sobre todo la
lo deseo salir de aquí y no verlo más, este homb
o de rabia. - ¿Cómo? - Digo... Me refiero a que me río porque yo trato de formar alguna conversación pero usted es algo arisca. – Me dice él, mientras observa mi cuerpo, siento su mirada sobre mí y eso me pone aún más nerviosa. - Pensé qué usted también preguntaría por mi nombre... No lo sé, somos vecinos y deberíamos conocernos. - No es necesario que nos conozcamos. Señor, muchos viven en este mismo edificio y la verdad no me detengo a preguntarle a cada persona por su nombre. – Otra risilla sale de sus labios y me es imposible no detall
porque el ascensor se detiene y yo salgo
os están sudadas, y por más qué trató de que mi pie izquierdo deje de moverse no
odo era un desastre, ahora todo se ve diferente... Cada rincón de la resección está brillante, los t
de mangas color blanco con el doblé en las muñecas a juego con su falda. Mientras que los hombres visten, al menos
nombra entonces sé que
e relajarme, pisando fuerte para evitar
no sé, si es para bien, o para mal. La chica me a llamado me regala una
o de unos segundos escucho un pase... Y esa voz me hace temblar aun m
r favor
ás oírlo, de nuevo ese escalofrío se instala en mí, nuestras miradas se encuentran,
sconocido que resulta es mi vecino, ahora tambi
as que están frente a él... Mientras el sigue cada paso que doy con la mirada. Una que me es
aba en el hotel, Louis Vuitton. – El esboza una media sonrisa y asiente. Yo le entrego la carpeta co
el motivo. Tampoco hay recomendaciones, ¿Acaso n
scritorio mientras me observa. Se ve tan... ¡No! No lo digas no lo pienses. - Miré, señor... - Ares, así me llamo... Deja de decirme señor, no soy tan viejo. – De nuevo me regala esa sonrisa, y tengo que darme un par de cachetadas mentalmente, para enfocarme en lo que debo. - No hablaré del porque deje de trabajar para ellos, ahí en mis papeles están otras referencias.
ar en seguida. Ya por la tarde cuando estoy apunto de irme escucho a unas chicas hablar sobre que el nuevo jefe es malditamente caliente, guapo