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Historia

Capítulo 4 Dos opciones

Palabras:1418    |    Actualizado en: 22/03/2022

encontrase con el techo de su habitación, pero en su lugar vislumbra unas densas ramas de altos árboles que a duras penas dejan entrever el cielo nublado que aguarda en lo alto.

arado de llover. Lo confirma con las gotas de rocío depositadas sobre la superficie de alguna

a muy lejos. Se siente pesada y algo aturdida, y de vez en cuando se apoya en los árboles para caminar. Tras un rato deambulando cons

stro. Da un respingo hacia atrás de la impresión pero no aparta la vista; un mechón negro recorre desde raíz su larga cabellera castaña. Lo desprende del resto con la mano y lo sitúa frente a sus ojos para asegurar

atención que debería. Se levanta más confusa si cabe y echa la vista al frente; un po

iez de la mañana. Eso le aporta cierto alivio porque menos personas llegarán a percatarse de su atuendo embarrado y d

estoy aquí. No vas a

e desde la pequeña biblioteca leyendo

itación para cambiarse de

cierra la puerta tras de sí—. He tenido uno ta

ntería y se encamina hacia su puerta con u

plicaciones útiles pero s

s blancos no le da muchas opciones. La mayoría, desgastados con el tiempo, se han v

uiere contundente desde e

us propios pensamientos que

s las noches sueño con la Tierra, así que m

omentario al respecto, al fin y al cabo no sabe cómo se ha originado. Marx dispone la mano frente a su pec

pode

e, ¿a

la sonrisa se le borra en cuestión de segundos, cuando

susurro. Sadira frunce el ceño y de su exp

y sonoro y seguidamente se forman numerosos anillos luminosos que la retienen a ella, suspendida en el aire. M

n de pies y manos. Da un vistazo a su alrededor: las cadenas le atan a una camilla de piedra, que es el único elemento distinguibl

ntran, sería físicamente imposible para un ser humano. La situación en la que se encuentra no favo

ngeles oscuros fueron exterminados hace milenio

por primera vez. Su respiración se

ble—. Diremos que se ha vuelto a escapar.

la otra sala Marx

ara los humanos —esta vez, no puede contener las lágri

nto

us fuerzas en deshacerse de las cadenas, pero parecen estar impregnadas de una magia especial. Lo

mpotencia. La cara se

la habitación. Se encamina a

nfiado. Parece que el cielo está más

o —suplica—. Soy la mis

a mirada de entre

ionado los ideales de la luz, y en consecuencia, ella

so no es cierto. ¡

ente también afectado. Se seca

una conversación que ellos mism

ambién podía ser buena. Que ningún rei

ngel ni un demonio. Eres una aberra

s no siente nada. Solo vacío. La única persona en la que confiaba le da la espalda a su condición. Ya no ha

inarte aquí mismo. Pero no he llegado a ángel de la co

ojos llorosos pero sin mostra

te ofrezco dos opciones: decirle adiós a tu exist

segundos en proces

con voz ahogada—.

í ta

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