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Historia
Canción de Medianoche de Courbet

Canción de Medianoche de Courbet

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Capítulo 1 Prólogo

Palabras:10685    |    Actualizado en: 08/04/2022

ones… Las torres ardían y las casas estallaban con soplidos dorados. La oscuridad se paseaba, exacerbada, por los rincones lamentables. Las almas estaban pérdidas y cada una soñaba, con la

in… Los dioses lanzaron sus barcazas

ara maltrecha. Renunciando a aquellos pensa

umbido. Profecías de destrucción… ¿Juramentos r

nes y capullos con embriagante mezcla de perfumes. Los niños corrían entre sus piernas, saltando y vitoreando. Los bardos cantaban sus o

da y la capa roja deshecha en hilos. Miackola no dejó de temblar, con los pantalones manchados de orina… Las personas la miraban con curiosidad y… ¿duda? La veintena de magos se mantuvo orgullosa a medida que recor

scarlata lanzando perfumes a sus pies. El grandioso Cedric, hermano menor del

aron en lo profundo del Bosque Espinoso… arrastró a los magicians del Premieré Château, a lentas y dolorosas muertes.

o sin vida. Las tuberías oxidadas soltaban gotas, gotas, gotas… En l

ndo despejar su mente para no llorar. Los suyos tenían aquella expresión de desolación. Hombres y mujeres ma

Por qué seguía escuchando aquel goteo?—. Éramo

ersonas que temían por sus hijos. En su cráneo solo existía silencio… Gruñidos… Un prominente olor a frutos podridos que se impregnó debajo de su piel. Fugas de agua. Un silencio donde enterrar los

decolorado. El arcángel Lucifer del Premieré Château, era un zarzal de hilos dorados. Cedric

castillo contaba que, antiguamente, era el torreón de la familia Wesen. Se convirtió en la base de operaciones de Sam Wesen duran

r envejecido… Cierta belleza fantasmal se reflejaba en los cuadros ominosos de criaturas fantásticas y la desnudes femenina. Había todo un salón relleno de lienzos en blanco y obras a medio terminar, debió ser un pintor muy guarro porque lo único que retrataba eran… imágenes subidas de tono al óleo. De niño le gustaba mucho dibujar al carboncillo, pero su hermano lo convenció de estudiar Misticismo para sucederlo como señor de

es. El dolor en el brazo se había vuelto insoportable, sentía pinchazos con cada paso. Los dedos entumecidos le ardían tanto que le era imposible moverlos. Delaila le habría cerrado las heridas en un parpadeo. Había sido su más cercana amiga, durante su complicada juventud en el Jardin de Etoiles. Se dedicaba a una espec

había quemado un dedo mientras practicaba sus evocaciones. Con resultados volátiles… Al parecer tenía un flujo energético impredecible y su influencia perdía la

o ardía, ni tenía ampollas… Era como si, su herida se hubiera invertido. Lamentablemente, nunca volvió a s

aba en algún lug

lquier otro y… a veces sus manos quemaban papeles al tacto. También tenía una temperatura anormal… Su cuerpo siempre estaba febril, aunque se sintiera bien. Lo obligaron a cursar Fundamentos del Misticismo y le encantó. Las historias de héroes que se enfrentaban a monstruos lo fasc

el espejo de bronce pulido, no reconoció al espectro demacrado y huesudo que se burlaba de él con los ojos color rubí, inundados de melancolía. Camina

tiró de

s tristes, sus manos temblaban, algo brilla

afrontar. Se detuvo, giró sobre su eje y ella lo miró, con los ojos enroj

La voz de la m

uié

urno—Escuchó la voz

Lucca le dio una palmada en el hombro a Cedric. Hasta que Pietro Brunelles

decir… La mujer se echó a llorar, cayó de r

Parecían excarvadas por gusanos gigantescos. Las criaturas que poblaban allí eran los moldes, donde el Homunculista vertió piezas de distintos animales para crear abominaciones. En aquel laboratorio abundaba un silencio sepulcral. Las ratas habían sido diezmadas por ellos. Estab

alquimistas locos. El laboratorio tenía ramificaciones unidas a las cav

olo se escuchaba la fuga de una vieja tubería de agua… Los grilletes rotos y al duende ma

con la varita temblor

ndiz, al bueno de Saturno…. Era simplemente impensable. Saturno era un tipo tan alegre que cualquier diría que era eterno. S

no podía dejar de ver aquellos colmillos largos y finos. La carne se abría, sangraba, se desgar

odía centrarse. La esencia chisporroteó en su pecho, vibrando con un calor húmedo en su

ación entera se incendió con un resplandor de calor que le recto por la piel, atravesando sus ropas con un estallido. Aqu

torio ardía con desasosiego cuando encontraron al Homúnculista, un alquimista joven vestido de negro con el cabello rubio sucio y los

meaba siendo corroído por la sinuosa sustancia de la criatura. La piel enrojecida colgaba hec

l… Destruyéndolo por dentro. Las bestias se lanzaron a ellos, babeando por carroña… Mia temblaba, se había orinado del susto. George mantenía un reflejo mientras Jean, Pierre, Pietro, Lucca y Juliana no se dejaban acobardar. Sus varita

nto. Con Mia temblando a su lado y sus ma

por el miedo que sentía… Deseoso de que su inestabilidad fuera mayor que nunca. Su esenci

múnculos monstruosos. El ardor le traspasaba la piel, calcinando sus huesos. Las lágrimas le saltaron de los ojos con un grito de batalla. Los magicians se echaron a sus pies, contemplando con los ojos acuitados como los terrores eran

cir su existencia. Pero seguía vivo… Había salvado a algunos pocos de los suyos. El Homúnculista estaba muerto y sus criaturas no tardarían en seguir su ejemplo. Tardaron poco tiempo en regresar… Sir Cedric estaba planeando en retirars

ebrarlo en Puente Blanco, en su gran casa junto al Templo de las Gracias, junto a su esposa y sus hijas. La mayor estaba cursando el último año de Fundamentos y se uniría a un departamento o un Château. Quería persuadirla de dedicarse al estudio de una rama… antes de unirse a la guarnición de un castillo. Las quería abrazar… quería volve

s…» recordó aquellas palabras. Aque

es pensamientos… No podía dejar las cosas así, ningún

us magicians al verlo sonreír, levantaron la moral. Lucca y Mia se abrazaron y los muchachos intercambiaron sonrisas sinceras. Todos amaban al caballero sir Cedric y Cedric amaba al reino que lo admiraba

se alzó al cielo. El búho voló en torno a ella, enseñando las garras y batallaron… Trazando círculos e hiriendo mutuamente sus cuerpos efervescentes. El ave de fuego se llevó volando a la serpiente en una

orial… el regente de Pozo Obscuro y representante de los alquimistas. Lord Friedrich Verrochio lo saludó, su impecable capa negra parecía tejida con hilos de oscuridad. Llevaba las ri

yolado. Tenía un rostro duro, ceñudo, pómulos altos y mandíbula firme. Su cabello era

ochio —Saludó Cedric

, ausente. Tenía una hija, pero al parecer la culpaba por el hecho de arrebatarle a su esposa. Era un perro del castillo. A Cedric nunca le pareci

guntó. Aquellos ojos brillantes parecía

on tono interrogativo. Quería escucha

cortó de forma áspera. Por el tono en

n el sur. Hubo una plaga que destruyó muchas granjas. Los campesinos pasan mucha hambre. Se pelean por saber quién arruinó su cosecha. El verano llegó a su fin… Si la situación continúa de esta forma, una revue

emas. Siempre han existido, si me pongo a escuchar todos los problemas que ocurren. Ya me hubiera arrancado las orej

léndido animal andaba inmaculado con la silla cubierta de satén. Pero no se tranquilizó con la palabreja del hombre

e Pozo Obscuro hasta nuestras tierras. Eso es mayor que cualquier plaga en cien años. Todo comenzó desde aquel terr

recía divertido. Sus ojos so

s los vieron saliendo de la tierra con el temblor. Recuerdo que hizo mucho calor este verano. Demasiado. Los veranos son calurosos, pero este

este año ocurrirá un fenómeno hermoso. La interrupción de esta antigua tradición significaría el disgusto del pueblo, y de

es su ilusión. La última semana fue tortuosa, estaba cansado. Debía hablar con el

elantó al trote deja

chevarría podían observar como una guerra arrastraba cientos de vidas hasta el foso… pero tenían prohibido apoyar cualquier causa. En cambio, el rey podía solicitar apoyo de los Château que juraron resguardar la isla. Cedric fue profesor de Evocación en el Jardin de

de murallas grises. Cuando pasaran bajo el rastrillo de hierro, vieron el patio desolado

nariz, captando aromas que para los demás eran desapercibidos. Era capaz de estirar sus sentidos hasta escuchar el ruido

do, pero debía mantener la compostura… así

a frente al trono desocupado, parecía la estatua de un dios indigno. A su lado, permanecía un alquimista pelirrojo de capa negra y ojos bri

ir Erich, el jefe de la

s hambrientos, obedecían cualquier piltrafa por un poco de dinero… Llevando

papada prominente. Su aliento siempre hedía a borrach

ante para verlo. Sir Cedric tomó uno de los taburetes, sacudió el polvo y se sentó ante el trono, mientras sus magicians esperaban en los banc

Milne? —Lanzó la

mirada dubitativa con la m

lapsó y los guérisseurs lo tienen aislado—Lord Milne era un importante noble, repres

ula de arriba abajo, intentando decirle algo… Tenía lo

dió Lord Verrochio en tono cortante, frío como el acero—. El elixir de Cinabrio tiene sus limitaciones. Chett parece llegar a

pensado que,, al menos, le quedaban unos cien años más. El elixir del rector Comodoro no det

tía una prenda muy fina de blanco y morado. La pesada corona de oro y piedras preciosas parecía hendirle en la arrug

pa deshilachada, sentía que alg

, parecía divertido—. El magistral regreso del magician de mayor renombre es todo un hito en la ciudade

cantará sus hazañas, y mucho menos Lord Verrochio—. Éramos toda la guarnición. Partimos hace una semana

sque Espinoso parecía maldito. No veíamos ni a los lémures en los árboles. Las aberraciones que vivimos

asibles, aún no habían regresado, pero estaban al

drich—. Cuando las personas empezaron a desap

ca gris lo miraba de manera pétrea—. Nos demoramos más de dos años en hacer valer la autoridad de la Sociedad de Magos. Los magos negr

ó aquel hombre gris de sonrisa cruel y ojo

ad del rey— proclamó Joel como

edric no sopesab

esde sus profundos ojos azules—. Lord Beret. Un menospreciado alquimista, salvó a nu

le sonrió

hermano también fue un gran magician—dijo. Su voz

i le arrebató la vida, todo el mundo dejó de hablar de él… como si llevase años muerto. Se

iento que caía en manos de aquella persona vieja y triste. Resultaba aterrador que todo ese poder est

s manos con nerviosismo, le resultaba grotesca aquella sonrisa blanca y congelada—. Est

anciano sufrió un acceso de tos. Su rostro se puso morado mientras se aho

é oc

o demasiado. Es un hombre muy viejo. El elixir que lo mantie

ric se mordió

subsistir es un levantamiento. Los Daumier ansían el poder. Al igual

cosas a su curso. Esto solo es prolongar la tormenta que en cualquier momento azotará la isla.

que había ocurrido en el laboratorio

cura, y caminaron como muertos vivientes. El sol

eorge Bramante, cabizbajo, a

stecido por su propia respuesta—. Yo quería casarme

su casa. Miackola le regaló una sonrisa lastimera y un abrazo. Finalmente quedó Lucca, que aspiraba a caballero y Cedric. Recordaba el día que ella le rogó

la brisa calurosa lo agitaba—. No sé cuándo volveré. Pero usted también debe ir ante el Instituto. Por favor, aléjese d

escapar un

y astuta

—La mujer

ba a dejar el pues

Y

puso una mano en la cabeza, era mucho más alto q

r como la más indicada. Pero… tú eres la más valiente de todas las

mpliré mi de

o que recordó de ella fue un gastado perfume de ozono… al alejarse. Cedric la había acogido, pesé

gustaba despedirse. Lo que estaba a punto de hacer era por el bien d

gotas, de una fuga. Algo roto

tiempos, ser un Scrammer era pecaminoso. Llegar la sangre de los dragones era símbolo de impureza. Muchos de sus familias fueron asesinados antes de que los Echevarría constituyeran un renacimiento para el Misticismo. Uno de

ma de dragón y en ella, un cochinillo con una pera en la boca. Lord Inferno Scrammer levantó los ojos rojizos cuando lo vio, tenía los labios manchados de gras

erno tenía profundas arrugas en el rostro duro, los ojos rojizos, pequeño

bol con todo y raíces—. Todos hablan de ti— bajó la mirada a las v

isimulando una mueca —. Hacía mucho frío y

jada que bien hubiera espantado a to

madas en la espalda—. Desde que te fuiste detr

es, místicos, y el rostro atractivo. Ambos eran primos. Casados por sus padres desde jóvenes por los tiempos peligrosos que corrían. En su sangre, latía el poder de los antiguos dragones, que antes de

su madre—, siént

s, con un aromático olor y guarniciones suaves regadas con vino costoso. No tení

ric. Su madre apretó los lab

ejorado desde lo ocurrido. Pero aún le cuesta sanar. Verte le

a v

dura. Desde el balcón se veía toda la calle Mercure y el mercado, adornada de colores vivos. Las personas se paseaban entusiasmadas por el festival. Habían limpiado la estatua del Hé

l barril de roble reposaba junto a un banco—. Cerveza de piña, como cuando é

Vaya par de hermanos somos: un tullido y un m

ías ajenos en donde su hermano caminaba. Pero el anterior castellano se había roto la espalda de una gran caída. Los guér

o modo, te aman—Señaló su brazo herido con la jarra—. Deberías de tener más cuidado. La familia Scrammer ha pasado por mucho… Somos miembros del Instituto y debemos ser imparciales, pero también somos ciudadanos de la i

le llenó de un sabor frutal, dulc

n, me lo mandaré a cortar y me haré una mano d

años que Cedric no lo v

r casi ciego—. El supuesto rey al que juramos defender se ha rodeado de influencias peligrosas. Se ha liberado un mal en l

Las historias que me cuentan los mercaderes no me dejan dormir. El Bosque Espinoso esta plagado de terrores. La maldad engendra en los corazones terribles circunstancias. Plagas, pestes, hambrunas, sequías… guerras.

iores que los antiguos fundadores de la isla crearon para mantenernos encerrados. En estos tiempos venideros de redención… Se

u capa deshilachada—. El legado que les pertenece a los magicians. Velar por los habitantes de esta isla... protegerlos… dej

taba atardeciendo. Pronto llegará el anochecer y los bardos saldrán a cantar sus canciones hasta la medianoche.

o levantamiento en nombre de los dragones. Quizás tú… podrías ser el rey que no queremos, pero que necesita

s. Tienes influencia en la Sociedad de Magos. Pisarro no dudaría en seguirte con una carta, al ig

go que le esperaba al tomar aquella decisión. No… Como caballero le correspondía la responsabilidad. Era un siervo

cia de la sombra gris. Solo necesito un poco de tiempo, Seth. He luchado antes con mortific

bía enfrentado muchos magos negros y brujos. Era un cazador de alimañas. Su fama creció al derrotar a un mago n

o inundó detrás de los ojos. El brazo… sentía un profundo dolor en el brazo. Un calor imaginario que l

las muelas. Lo hab

prof

fecía que siempre olvidaba. Lo detuviera—.

as de carne sobresalientes. El hueso se veía en algunas secciones del tejido encarnecido. Había perdido todos los dedos… Era un milagro que no perdiera el brazo hasta el codo, porque de la mano sobraba un muñón carbonizado. Sentía escozor y un calor que no estaba allí, rectó por su piel

ados entró para preguntarle si necesitaba más agua caliente y él le pidió que llamara a un guérisseur con las fuerzas que

la tina: unos paños blancos, algunas vasijas selladas de barro, botellas, unas agujas e hilo

de hierbas del cual solo reconoció un poco de manzanilla de aroma delirante y lo vendo con movimientos armoniosos. El hombre gordo tenía un anillo de oro que s

al criado, lo ayudaron a secarse y cubrirse con unas mantas. Poco a poco, el

libros de aprendizaje. Lo recostaron en la misma cama ancha que se inclinó bajo

sacaba una cabeza de alto y no parecía asustado. M

os. Habían ido más allá del umbral de las festividades y los puestos de tendederos, para ver a los brujos y sus actos maléficos. Cedric recordaba a la serpiente de boca negra retorcerse en la bote

as, corriendo por su dedo. La bruja apareció de entre las sombras, surgida de una pantalla de incienso. Ataviada en una túnica de lana negra y ornamentada con un largo collar de hueseci

h—. Buenas noches,

una voz suave y monótona—. La señora

e… sus labios carnosos eran azules. A pesar de... portar un aire de mucha edad, se veía muy

sa. Su cabello rojo parecía inquieto, se palpó el bolsillo lleno

siquiera pudo retroceder, una corriente desconocida pasaba por s

s valioso es el fuego en la sangre—s

s soltaban chillidos. Las salamandras de fuego brillaban, anaranjadas… en frascos de vinagre. Los pensamientos de la bruja se extendían más a

ió, con ne

tados. El rostro del niño se deformó en una mueca de dolor. Las gotas rojas resbalaron p

con olor a especias, con una v

ritual incoherente. Cedric se sintió muy pesado mientras escuchaba los sonidos de profería la garganta de la bruja. Un profundo susurro. Un lamento. Una canción de medianoche que rompía el alma.

inciertos y nublados. Su visión no deja de ser pe

el dedo metido en la boca y

unta?—Parecía d

divagando en el agua, mostrando imágenes del futuro indeleble. L

su destino están con

n gran h

temblaba en sus manos, sus gestos lo desconce

lo un niño, ¿cómo iba a terminar

anando renombre. Seth luchó, creció, batalló, sufrió y cayó de la torre… Era la mitad de sus fuerzas. Medio hombre. Un lisia

dric dio un paso. La curios

ma. Como la nieve o el fuego. Pero… la nieve se hacía

n Maslow; el Mago Morado del Crepúsculo… y al rector Cassini Echevarría. Les detalló lo que pasaría, las dejó sobre la mesa… Frustrado. No podía dormir… No ahora, cuando las emociones pesaban en el aire. Dio vueltas en la habitación… Giró los soldados de madera en sus dedos. Eran pequeños y detallados. La pintura de San Wesen, el Héroe Rojo se estaba desmenuzando. También tenía un muñeco de Seth y un monstruo c

o. Un chaleco de cuero, sobre una túnica oscura. Se puso sobre los hombros una nueva capa de un rojo vivo y el ángel Lucifer bordado en hilo dorado, amenazante… Cedric no tenía varit

«Por supuesto… Les ordené que se marcharan». Ellos eran los únicos tontos que se quedarían a pelear. Los únicos fieles que le seguirían hasta la muerte. Escoltaron a Cedric a lo largo de la calles, el mercado desolado, la plaza Obscura y las casas silenciosas. Los jaques huían, sin cuidado, al verlos doblar la esquina. Pietro Brunell

ó Cedric, con el ceño fruncido. El brazo ocult

lpeó el pecho con el puño, tenía l

a golpear—. ¿Por qué tendría que

ntarse solo a un mago negro?—Pietro levantó

hach

. Su varita vomitó chispas—. Vinimos h

r nada contra los… monstruos de aquel laboratorio. Nuestros compañeros… No, nuestros hermanos. Fueron arrastr

a seguirlo has

esaron. Son los más valientes de todos. La isla necesita héroes como ustedes. Personas que sacrifican lo

as butacas de madera exhibían el polvo y la alfombra mullida tenía manchas de tierra. Las ventanas colgaban, abiertas, impidiendo que la luz del amanecer se filtrara por los vidrios templados. Los magos iban

sombra austera, envuelta en humo… La oscuridad lamía sus pies descalzos y sus manos eran como hojas arrugadas. Los estaba esperando… Levantó sus ojos grises

frontó Cedric

. Las tiró a la basura, junto con su vida. Siguiendo una sociedad escuálida, construida sobre la exclusividad y la existencia de los privilegiados. Siempre… he odiado a los que viven e

ión podía cortarse en el aire. Cedric levantó su mano ilesa, abrió y cerró el puño y las flamas azules se encendieron. Recorriendo sus dedos

He matado a peores… ¿Cree que puede manipular a u

t bajó los escalones hasta ponerse

u informante. Tenía cartas, documentos, seguimientos… Todo lo que Seth había recopilado con su red de espías. Tenía ojos y oídos en cada r

acias. Sus prácticas se volvieron inhumanas, disgustaron al Grand Maître Guérisseur Theus. Le arrebataron las insignias. ¿Qué hace un hombre manipulando cadáv

retas del lugar. Lo vieron tratando con Giordano Bruno, conocido como el Homúnculista al volverse loco y ser expulsado de la casa de estudio. No lo conozco, nadie lo hace… Pero tengo

ntes temen lo que conocen. Como usted… persiguen a individuos que investigan la verdad del mundo. Me odia, pero yo no le guardo rencor. No siento nada por una perso

Miró a sus magicians y le dio la espalda a Beret—. Solo quiero que sepa… Que

al. Miró a su espalda. Pietro desenvainó la espada y empuñó la varita… Recorrió el filo de la espada con la varita.

a lleno de brillant

el estrecho espacio del salón. Beret levantó las manos arrugadas y la centella estalló ante ellas con un sonido metálico, regando el suelo con chispas pálidas. La varita

os de la batalla fueron desapareciendo con cada paso. La habitación estaba oscura. Una

estaba bien. El anciano reposaba en la cama con los labios amoratados

oe

idad, opacos. Debía liberar su mente de aquel maleficio que la aprisionaba. Los mortificadores podían encerrar o robar los pensamientos en la mente de una persona, pero no podían borrarlos. Us

Sed… Si vas a matarme. Déjame probarlo, por favor. Para este v

miento, iba a abandonar su lugar como castellano en la Sociedad de Magos. Se volvería un consejero del rey al mudarse a la casa de sus padres. El reino no caería, sus hijas no morirían. La edad oscura que su hermano pronosticaba podía impedirse. Las plagas, las pestes, la hambruna, las guerras y… lo

o. Tenía la certeza de que el cambio venía en camino. De que le vida seguiría. De que Balaam y Agne

. Sus magicians tuvieron dificultades, pero vencieron… Como

recorrió el pecho con un ardor de satisfacción. Los tentáculos calientes le bajaron por el estómago, af

habitación con la túnica manchada y las manos manchadas de sangre. L

y la vomitó sobre sus manos… No podía respirar. Todo lo que tenía en los pulmones era sangre y líquidos. Se ahogaba, a

sanguinolento… Intentó respirar por última vez, pero su garganta quemaba. No podía morir… No ahora. Cuando tenía esperanza. Las manchas oscura

biertos de lágrimas sulfurosas. Su mirada era moribunda… Los matices

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