img La mujer de los tres dominnantes  /  Capítulo 2 Pelirroja. | 33.33%
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Historia

Capítulo 2 Pelirroja.

Palabras:2036    |    Actualizado en: 20/04/2022

or Omni

e la calle. Ya no había casi nada de personas, y era debido a l

la conclusión de que sería imposible y peligroso, llevar a la débil mujer en ese pequeño espa

la avenida, le indicó a

es, lo hizo. Alzó la mano,

sa chica en el asiento trasero, mientras

la mujer que, claramente, estaban socorriendo. Pero su reacción fue inm

e cualquiera, se veía prá

dijo Jackson a Jeremy, asománd

ás con

el camino hac

o la llevaremos

que no

no podía decir, ni una palabra. Nada le aseguraba de que los jóvenes eran inofensiv

ares, se cruzaría con alguna escena parecida. Tenía claro, q

gación, si deseaba llevar dinero de regre

asintió. Entonces el rubio corrió hacia su moto, y con toda pr

a abandonada, que por fuera se veía como un edifici

bien llegaron, saliendo del

has visto nu

ntestó n

asa, Jeremy. De verdad, estás

lame

con mal gesto. Y con arrepentimiento, se ace

e veía más pál

estábamos buscando ―le dijo impaciente mientras se acercaba, sin embargo, cuand

uestionó: ―¿Q

or la calle, y fui obligado a t

na señal para que lo siguiera―. ¡Ven rápido!

icamentos, que, siempre venía a ayudarlos c

gado bien, pero hicieron la

era, y luego corrió detrás de ellos, c

*

a iniciado a limpiar con un paño mojado, sobre el rostro de la misteriosa chica. Su propósito era ayudarla a b

se llevó una sorpresa muy grande. Resultó que la

pensó dentro de él con mucha pena, acomodándole

ue ella también tenía el mismo color de cabel

que su madre era la única mujer que manejaba un color tan único, sin embargo, acababa de descubrir que aq

su imagen se le había incrustado en el corazón. Por ese m

bebiendo una cerveza con el resto de sus amigos de la pandilla. Conversaban de cosas irrelev

no entrometerse más de lo que ya había hecho. No quería molestarse innecesar

tarde, Johana

la mujer que había ing

―le cuestionó

leggin metálico y chaleco de cuero negro, en donde ex

asi

poco en su capacidad, pero no tenía en

e su labio, y rodando los ojos, se acercó a la c

o abiertamente el cicle dentro de su boc

cimiento, así que no era demasiado alto. Aparte de eso, su rostro de niño definit

o ves raro que yo esté aquí?. He visto v

a de vestir, es claro que eres un niño rico. Deberías tener cuidado por dón

pelirrojo un poco incómodo―. No hay tiempo de

as, y ahora sí prestó

uego la destapó de la s

―gritó impactada al detallar el

o sab

ó a examinarla, notando a su paso que tenía un

e la cabeza se detuvo. N

irrojo ―blanco de la tela, y rojo por l

vergonzado, se vo

resa, una sorpresa agria―. Si no me equivoco, esta mujer hac

nstante con cara de desconcierto―.

asiado, no creo que dure mu

ero y

guntas a mí?

ercó a Johana y la tomó de los hombr

algo así, solamente he ayudado a los chicos con sus cortes y heridas de balas. En cambio, esta chica ha

con los que ve

e dijo, ella con resignación―.

es, replicó: ―Un doctor. ¡E

que llegue a tiempo al hospita

pondió, él aparentemente decidido, a

madre cuando el cruzaba los seis años. Ella en una terrible escena traumática, murió delante de sus oj

él que debía ayudar a la joven, como no p

car a Jackson. Ni bien le encontró, l

? Nadie pued

ón de sangre. ¡Esto es urgen

Jeremy. Si ese es su d

ota! ―le grit

o e inescrupuloso. Por lo tanto, sin querer di

se decidió dirigirse al cuart

ía de hacer, hasta que de pronto su mente se iluminó, cuando r

k, el secretario de su padre. Él era co

dudó, pero decid

*

ntro, se estacionaron fuera de la fábrica. Todos los vagos d

a a Jeremy, se acercó y le cuestio

se momento salió Clarck del auto, con su traje de lino neg

al hombre con una reverencia. Jackson al descubrir lo qu

ándose los lentes y los guardó en su bolsillo―. Me sorpre

Clarck. ―Jeremy, se disc

ú Jac

qu

o saben en lo

ciocho y puedo realiz

dad, pero aún sigues bajo

los dientes, y rodó

le como siempre

tiempo. ¿Hizo lo que le pedí? ―

actitud del joven rebelde. Luego retiró el celular de su bolsill

Haensen, que s

e canoso, acompañado de una enfermera. Ellos

os, agradeció al secretario Clarck, y de

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