img La mujer de los tres dominnantes  /  Capítulo 3 Debiste morir. | 50.00%
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Historia

Capítulo 3 Debiste morir.

Palabras:1764    |    Actualizado en: 20/04/2022

zos cruzados, el secretario a Jeremy, mientras observaban

s un favor. Por eso, quiero que esto quede entre los dos. No quiero que mi padre se e

la ceja―. Me sorprendes, es claro que cad

, sin ninguna gracia. Él odiaba que lo compararan con su

segundos, como si estuviera pensando cuidadosamente lo que

s que no seguirás viniendo a esta parte de la ciudad

er

rió Jackson, con mirada punzante―. De ver

hombre―. Justamente hoy veré a tus padres e

dre? ―repli

te seguro, si podré quedarme call

! ―gritó el rubio s

él estaba haciendo las cosas a su antojo, lo mandarían de inmediato a

, ni siquiera no se intimidó un

inas, el doctor, retirándose l

entregándole una lista al secretario que, previamente, su enfermera había anotado―. Déjenme decirles que ella realm

son sin tener conciencia d

, esta chica, al parecer

io, pero se silenció de inmediato par

tos de placenta y el umbilical aún intacto. No le hicieron ningún tipo d

Jeremy, afligido por e

ó el doctor―, aparte de haber tenido un mal cuidado sanitario, par

l doctor, en silencio, se sobres

o el cuerpo y una abertura en la cab

có Jeremy, demasiado chocado

sentido tan afectado con algún caso, en su vida. Él era un hombre que había visto todo tipo de co

está fuera de peligro. Recomiendo que deben atenderla cuidadosamente por unos días. Fí

comentó Jeremy, mirando

el Secretario, al ver su reacción. Este, arrugando

olo permaneció fijando atentamente el p

ingún tacto de empatía, se

ste m

an reportarla ―ac

on arrogancia en su voz―, usted en este

―El hombre agachó

cemos. Lo único que debemos hacer, es esperar que despierte y cue

deó el anciano con miedo

una conversación demasiado seria, Jerem

de la familia Giralf, y debido a la circunstancia, temía que esta muj

mor alguno―. Pero déjame aclararte de que me

un poco alterado―. Además, tienes que irte de viaje p

enían ambos, lo pensó, y rápidam

rck y sobre todo Jeremy, se quedaron viéndolo, sorprendidos―. Pero co

ndeciso. Pero creyó, al final, que era una m

―. Si eso es

son? ―Jeremy lo mir

modos, ya me

n la cabeza―, pretenden ser grandes, aunque,

trolar más, tu vida desenfrenada con estos vagos. Y tú. ―Se

gana Jackson. Era claro que, no era la primera vez q

Clarck los había visto crecer, por eso se

que, lo que se viene no será fácil. Ya debes saber,

o, solo había permanecido en silencio escuch

ontestó Jackson con

e brindo a su disposición, puede llamarme a cualquier hora para

ando el doctor pone la pequeña tarjeta en sus manos. E

o. Es hora de irnos, Jeremy ―indicó Clarc

un momento

nó hacia la chica. La examinó por completo con la m

. Supuso que la joven se mejoraría mi

to, se sentía ansioso por cruzar

con dulzura, contemplando su tranq

r de su cuello para acomodárselo s

que te dará las fuerzas suficientes, pa

r detrás de su oreja, y muy preocupado de la falta de irresponsabilid

ntó. Jackson solo la fijó una vez en la noche desde la ent

*

uelo, con dos mujeres a cada lado, se levantó con una intensa migraña. El rubio

n ellos―, se encontraba el resto de sus amigos dispers

rando su delgado cuerpo lleno de abdominales, caminó en di

chica enferma como si nada, pero se detuvo en seco al

luego giró su rostro hacia la sombra, y detalló con precisió

l cruzar miradas. Esa hermosa mujer de cabellera roja, con

chica. Hasta ese instante él no se había tomado la molest

voz suave―. Me siento muy confundi

e inició a acerc

que despiertes para que

l del rubio, arrugó el gesto, e imprevist

berlo, si ni siquiera

camino, y no demoró en sen

dejado complet

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