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Historia
Sentimiento de una Cuarentena

Sentimiento de una Cuarentena

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Capítulo 1 UNO

Palabras:2800    |    Actualizado en: 12/05/2022

sa

por mi piel y su boca iba subiendo hasta mi cuello a una velocidad impresionante. Le mire a los ojos, había fu

iene! —ex

i cuerpo le hizo culminar en algo indescriptible que solo pudo experimentar por algunos segundos. Su c

na chica! —susu

tó contra mi pecho y yo sentía que su respiración

favor! —le gr

¡Aguanta un poco más! —re

de su piel, se levanto de la cama, fue a vestirse y la

mañana! —pr

abitación y se fue. Desapareció de aquí y me d

de ocurrir esto

devore la vida a alguno de us

estaba yo. ¡Sin pena! Con los senos agotados, los ojos llorosos y las caderas rojas. Mi alma estaba rota, pero sabía que dependía de mí el volver a sanar. Y es

a salir de e

*

ese

si yo no le hubiera hecho caso a lo que me pidió? Tantas cosas que me estaba perdiendo y que hasta ahora estaba descubriendo. Esta ma

tengo memoria o al menos siempre pensé en ella desde que logre conseguir mi libertad. El pincel que sostenía mi mano comenzó a pintar de color azul la basta masa del océano. El profesor había puesto

la música d

—nos pregunt

fesor. Pero nadie se atrevió a respo

les una noticia

aba un poco nervios

n las clases?

giraron

cias matutinas y yo estaba ayudando al pro

y es nuestro último día d

undo está en una situación inquietante. De la noche a la mañana muchos países ya estaban comen

avirus? —pregun

nes se nos adelantaron un

a pasar porqué los noticieros ya comenzaban a hablar sobre lo que deberíamos hacer ante esta situació

preparado p

lda y el celular en la mano. Conecté los audífonos y puse a sonar mi Playlist de Indie. Baje las escaleras, pasé por la dirección, atr

te. Un hombre de camisa y corbata me estaba mirando. Parecía que estaba en una llamada telefónica y cuando vio que me ap

—dijo ese

ted? —pregunté

on sorpresa y algo de t

onunció una

lla. La mujer que después de tantas cosas re

igo Marisela! —ordenó

lo que quiera!

ue ambos s

mí y sus brazos intentaron rode

ropa era muestra de lo candente que se había

res? —pregu

preocupada por

Marisela!

e acercó a m

sito hablar

Regino! —ex

ces no p

so no importa. No te quiero ver mamá y a usted señor yo ni lo conozco y no quiero saber qu

á hasta confundidos. Avance hasta la parada del autobús y viaje hasta la cafetería, ahí es

ludó don Pedro—.

n Pedro tiene el cabello gris, es de estatur

él. Besé su mejilla— Todo estuvo bien. Aun

del coro

elantaron la

allada unos

eno, t

so al

escuela y un hombre también estaba es

Pedro se sorprend

mpezaron a discutir, as í que los deje

mi compañero de trabajo, así que solo éramos don Pedro y yo atendiendo la cafetería. ¿Yo

ajaban, pude ver a través de la ventanilla que había un zócalo amplio, lleno de vida y la curiosidad me abrazo justo ahí. Baje del autobús, caminé hasta el quiosco y aunque la cabeza me daba muchas vueltas y no tenía a dónde ir, la

tardes! —s

vimos? —pregu

do unos vasos en el

orita Ivin —dijo el clien

e sorp

busca? —pregu

te de detective privado o en su

carle algo importa

e quedó mirando unos segundos. Parecía s

? —pregunté—. ¿Usted viene

anca, una corbata roja y un pantalón de

¿Puedo hablar en p

rando unos segundos y con

hablar! —

n portafolio y parecía de esos tipos ejecutivos que salen y laboran en empres

hablar o solo quiere h

hacerte perd

ables de t

edia cara y luego volvió a acomodar el portafolio como al principio—. El señor Regino me pidió que la localizará,

cleó algunos dígitos. Extendió el móvil hacia mí. Yo lo tomé ca

té la l

a? —pr

ola

nocí

ndo a buscarme? Y sobre to

estas por algu

sito co

onoc

pasado tant

se refiera, solo lo escuchare si

ndió. Vi sus cejas arquearse. ¡M

yo soy t

que él me dijo me hizo reír por completo. ¿Mi padre

je entre risas—. ¡Mi padre está muer

puras tonterías! Mis risas eran inevitables, o sea, más que nada porque él aseguraba

termin

me parecí

es bastante buena. ¡Mi padre! —y

y tu

sueños v

za de mi dedo índice y colgué. El hombre frent

devolviéndole el celular—. ¡Un

aminé hacia la barra con es

ted —me dijo el hombre tras h

, no necesito un

El señor Regino m

o yo me negué. ¿Por que m

o hablar con usted —volví al

idamente mal planeado. Don Pedro estaba

el hombre? —

dentro de mí. Agradecí que la tarde en la cafetería

eñor que fue a mi escuela, hablé con él y dice q

tan pronto me ofreció ayuda. ¡Así que tenía demasiada confia

amá saben si él es tu pad

erá cierto lo que dijo ese sujeto? ¿Será que la vida me va a presentar a mi padre después de tantos momentos en qué n

to de camb

n! ¿Qué dicen

na estaremos

malo para

os aquí, pero muchas personas ya están dejando de salir de sus casas. Varias personas está

las cosas me

el hombre deje de pensa

ent

Tome el paquete, una caja blanca con la marca del celular y el logo de la

ó y eso me obligó a volver a

*

ó. Llevaba el mismo vestido de la tarde, había bebido y se veía

pronunció

llas sobre las mesas, solo m

tás hacie

o si

ra? Bueno, creo que no tenía razón para dudar de

—sentí un poco

o tan idénticos al pasado, solo por el

ento ser una cobarde —hizo una pausa, el rímel se le hab

né—. ¡No es necesa

tí que en verdad estaba mal. ¿Cómo podría ayudarla si

dad Ivin

iniste a buscarme en todo este tiempo y ahora ¿vienes con tu vestido de gala nocturna, justamente el día en que un hombre me habla por

re fue esclava de sus propios deseos egoístas y la tristeza era

é. Solo antes, dime

o quien es él

ojos parecían disgustados y su c

tú p

rus venía con papá inte

hablando

int

as a ex

xplicarte, pero

sería ese

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