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enta que el empleado de su hijo era demasiado discreto, miró hacia Ryan que desde su lugar solo vio la punta de un zapato negro.

Emiliano, y R

—dijo este b

ría Guadalupe Ansa de Rodríguez. —R

ñora de Rodríguez. —d

de desbaratarse, llevaba un uniforme tipo jumper azul marino de manga corta y le llegaba un centímetro arriba de sus rodillas, en la cintura tenía un mandil blanco con bolsas, par

usa— ¿Necesita algo? —preguntó e

do este?” se preguntó, entonces recordó lo que don Emilio le dijo una vez “Tengo tres hijos, dos están aquí y otro en el otro lado, algún día vendrá y lo conocerás

con el empleado de su también

atas servicio tan jov

muy amable, sabes que tu padre se quedó con ganas de tener una niña… —dijo doña María nostálgica. —La madre murió en un accidente por culpa de tu hermano Leonardo, no la vio cruzar, cuando ella corría de alguien, —Emiliano

con Leo? —preg

vo que arreglar mucho papeleo, obtener el perd

o? Atropelló y

ienda como si nada. Le había arrebatado su madre a la joven. Eso con nada se regresa, pero esperando de su familia, los negocios turbios y el querer mantener el apellid

tamento es en una semana, el próximo lunes a las nueve de la mañana. —Emiliano se

rencia—le informó Emiliano a

us dos hermanos. —contestó do

así. —repl

eba de ADN antes de siquiera tomarlo. —Emiliano miró a su madre,

broma. —él gruñó entre dientes

o para confirmar que por tus venas corre la

a hacen ustedes dos, como dicen:

liano se levantó de un movimiento amenazador, que ha

as manos en el aire en señal de rendirse. Emiliano apenas podía contro

berían también preocuparse ustedes dos. Si salen con que no llevan la sangre de los Rodríguez, serán dester

iato Leonardo. —Ya sabes cómo le

po de “bromitas” —replicó

a de mal gusto. —

ó Emiliano viendo a su mad

n hay un par de habitaciones libres para que

s, pero no dijo nada, solo esquivó a los dos, lo que menos qu

o giró para avanzar por el pasillo, chocó con una mujer, la bandeja de plata

egro -por el luto-, los seguía confundiendo a los patrones con el equipo de seguridad. —Lo s

ámica. —Emiliano sonó irritado sentán

aroma que desprendió era abrumante, el calor de su cuerpo lo pudo sentir de manera breve cuand

congelada en su lugar, sus ojos se abrieron de par en par sorprendida por cómo se había e

e cerámica era