que vivía sola. Podía decir que no se conocían lo s
a y tomar algo juntos, repasar para
lo único que quiero comer"- Seguramente te jugaron una mala pasada el hambre y el cansancio. C
confortable. Él estaba hablando sobre algo, pero no podía enfocar su atención... por suerte era cierto y vivía mu
estaban nervios
idea, jamás había hecho algo así. Conocer a alguien, d
l último piso, conteniendo el impulso de acercarse a ella y besarla allí mismo, detener el elevador y arr
algo impersonal. Parecía salido de una revista, excepto po
e hizo lo mismo, tenía esa costumbre
frío y se sin
llón, enseguida traigo algo para
o, gr
mo especial por los libros, quizás porque era lo poquito que podía recordar de su infancia y de sus padres. Luego d
es de conseguir. Podría pasar ahí días enteros leyendo, era increíble.
ex -Algunos de esos libros me costó muchí
ma colección, e
ápido había sido más que frugal y la noche anterior había llegado tan agotada que no había cenado. Notó con vergüenza el
ersaban de la universidad, se fuero
dente de sus padres, cuando tenía cuatro años, había crecido con su a
tosuficiente, y se rieron juntos al imagi
ando en el sillón, como atraídos por magnetismo y
esarla y ella respondió entreabriendo sus labios. Entonces la tomó de la nuca y hundió su lengua profundamente en esa boca de labios rosados que hacía
le. Él se separó de golpe, y se quitó la camisa. Ella miró embelesada ese cuerpo marcado que tan bien había adivinado, aún más perfecto que en su f
eos. El calor les iba creciendo en la entrepierna y ella comenzó a moverse rítmicamente, bajó sus manos y sintió la enorme erección debajo del pantalón. Así que, con más habilidad de la que se creía capaz, liberó el miembro y lo observó brillar con incredulidad y adoración. Alex abandonó momentáneamente el esmero con que mordisqueaba un pezón y apartó las bragas para sentir su sexo. Estaba tan húmeda y cálida, que metió un dedo y ella se retorció, así que metió dos y la penetró varias veces hasta que ambos estaban desesperados por acopl
su interior con un fuego que no había experimentado
juntos, con intensidad. Él se sintió enceguecer y e
y ella reposaba su cabeza en el hombro de él, llenándose de