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Historia

Capítulo 3 El Hombre Milagroso

Palabras:2992    |    Actualizado en: 18/10/2022

intentaran negarlo. Las primeras semanas Thaly lloraba a cántaros, salía de la cama y pasaba horas sentada en el pasillo sollozando, comía poco y sólo bajo la insistencia de Eli

lante de todos y las tareas cotidianas como asea

pasaba ante la mirada atenta de su familia, quienes se sentían impot

infundirle ánimo, más allá de que aportara dinero en casa, deseaba que su mente se mantuviera activa y alejada de los pensamientos do

monosílabos, comía a regañadientes y se acostaba, todo a duras penas y bajo mucha insisten

entada en la mesa del comedor haciendo sus deberes y Elia preparaba la c

sible—dijo Samantha cer

mo si se tratase de un magneto y la pared fuese de hierro. Thaly salió de su estado zombie y abrió lo

lbucear mientras seguía forcejeando, tra

n embargo cuando abrió los ojos y no vio el cuader

ada fuerte, el ceño frun

jo viendo a Thaly, sin embargo e

ique alzó las cejas tan alto que casi rozaron el nacimiento de su cabello y todo el color aba

Samantha a comprar unos helados p

con cara confun

una torta, así que nada de helados,

e insistió con l

gas a comer unos helados con Samantha —af

Enrique? —Pregunt

sitas —repitió Enrique s

ecir una palabra más de la necesaria y luego de unos segundos d

—cuestion

—dijo Enri

el énfasis que había hecho en la palabra «visita». Esta

a —respondió Enrique con una sonrisa gentil—asi que mejor aprove

ndo una sonrisa nerviosa sin levantar sospechas, después de tanto ti

a vestirme.

do sus pasos, mientras que Elia y Enrique halaban con mucha f

cio, cambió el signo por erro

Enrique tirando con

hacer varias cosas a la v

notaba las manos temblorosas

guntó—. No tenemos po

meditar sus palabras— Tengo tanto tiempo sin

No tienes que seguir encerrada en la

mbas hablaban dos conversaciones distintas, a

mantha llegó tan agotada que fue directamente a cambiar su ropa, a lavar sus dientes y sin preámbulos cayó en un sueño profundo en donde se vio regresando al parque con su mamá, soñó que ambas corrían hacia los columpios y que se mecían alto, entonces Samantha salió volando por los a

u campo de visión cada vez con más intensidad haciendo difícil que pudiera ver algo; solo escuchaba la voz de su mamá diciendo que todo iba a estar bien, que ya le d

a cama. Era extraño, ella no solía tener pesadillas y las pocas que había tenido parecían tan irreales que una vez que se despertaba no sentía miedo; pero esta pesadilla la sen

taba tan mareada que caminó apoyándose en las paredes hasta llegar al comedor, el olor de sus panquecas favoritas con queso le produjo nauseas, Elia había

e Samantha y cómo su frente estaba bañada con pequeña

ir enferma —sentenció Thaly con f

llamará e iremos a buscarla —explicó Elia mi

ene fiebre muy alta

mamá lejanas, sin embargo se preguntó cómo podía saber su madre del dolor del cuello pe

reo que necesito acos

apareció molesto con el ceño fruncido y sin preguntar nada cargó a Samantha hasta su cuarto donde la acostó con mucho c

chó entre cada titirito cuando un amigo -del abuelo quizás- preguntó por ella, luego escuchó cuando su abuelo le decía a su mamá que era normal y le pedía que se tranquilizara po

ilia toda la noche, casi se lo podía imaginar sentado en la butaca del cuarto con algún libro en las manos pendiente de ella toda la madrugada. Se levantó para ir al baño y cuando salió se con

Elia asintió y Thaly se tensó sobre su asiento pero nadie dijo nada, ni un solo comentario. Era sábado y Samantha se

e en el asiento. Elia apresuró la preparación de la cena, Thaly alisó su ropa y la falda de Samantha y comenzó a cerrar los libros que tenían so

*

r verde botella con una camisa pulcra blanca, tenía algunas canas que le daban una sensación de brillo a su

intercambiaban algunas palabras de cortesía: «¡qué bien huele Elia!», «tanto tiempo sin verte Thal

hándose para quedar a la altura de los ojos de

ms. —le respondió estrechá

escuchar que no había dic

irada sostenida y sin soltarle la mano—, soy un antiguo compañero de trabajo de

interrumpió Enrique ac

rle una nueva mirada. Se desabrochó el botón de la c

s textos que se encontraban sobre la mes

en él no le gustaba. En otras circunstancias solo hubiese asentido, pero viendo

la mesa con ayuda de Thaly—, estuv

ijo mirando a Enrique y a Thaly con cierta curiosid

ida de hombros. Por alguna razón Samantha

cta cuando Thaly se relajó y Elia continú

en un principio parecían de cortesía, después se tornaron curiosas y al final la hizo sentir interrogada e incómoda. Samantha intentó mantenerse amabl

n momento de la conversación, André ofreció un trabajo a Thaly pero ésta declinó la oferta con cortesía. Enrique alabó la comida de Elia para quitarle atención al

un completo desordenado, no es el más estudioso tampoco, pero confío en que mejore cuando madure. El caso es que siempre m

arizada, en el colegio casi todos los niños tenían uno pero ella no sentía atracción por los juegos de video. Thaly la animó a cogerlo con una tímida sonri

se rodarse desde la posición Off hasta la posición On. Sin embargo, lo intentó bajo la mirada de ánimo de Enrique. Al hacerlo el aparato no encendió, Samantha insistió

ió el aparato de

baterías —le dijo—,

baterías, pero no te preocupes prometo regresar en una nueva oportunidad para que esta ve

Fue algo solo perceptible por Samantha quien vio un pequeño intercambio de miradas dudosas entre Enriqu

retía en la silla para una posición mucho más cómoda y relajada. Todo el ambiente en general cambió, pero fue Thaly la que sorprendió a Samantha cuando se levantó, tomó el periódico y comenzó a leer los clasificados de trabajo. Su hija solo la contempló de reojo por miedo de espantarle la idea si la sorpre

icina de correos. Nunca más se comportó como zombi, no volvió a llorar en las noches ni sollozar en las madruga

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