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Historia

Capítulo 2 Prefacio

Palabras:2171    |    Actualizado en: 18/11/2022

sterio y develan a su vez historias que parecen ser increíbles en las que se destacan personajes con dones maravillosos y habilidades extraordinarias. Se dice que en

grandes poderes que se le adjudicaban a esta deidad. Se le consideraba el dios de las artes, de la profecía, portador de la luz de la verdad, regente de las plagas, las epidemias y la muerte súbita, pero también de la sanación y la protección contra fuerzas malignas. Así mismo, en el mito de Apolo se le adjudica a este dios la regencia sobre la belleza, la armonía, el equilibrio, la perfección. Era el iniciador de madurez en los jóvenes, protector de pastores, marineros y arqueros, así como señor máximo del arco y la flecha. También dios de la música y la poesía, jefe de las musas y patrón del Oráculo de Delfos. El origen de Apolo señala que este dios era hijo de Zeus , máxima autoridad del Olimpo, y de Leto, una titánide. En principio, Zeus se interesó por la hermana de Leto, llamada Asteria, e intentó tomarla por la fuerza. Ella, espantada, se convirtió en codorniz para escapar de su asedio. Como siguió acosándola, se arrojó al mar y se convirtió en la isla de Ortigia. Después, el máximo dios del Olimpo fijó sus ojos en Leto, quien le correspondió. Ella quedó encinta, pero Hera, esposa legítima de Zeus , se enteró de la aventura e

. Éste, al sentirse humillado por el arrogante dios, decidió darle una lección. Cuando Apolo se encontraba en el bosque cazando, vio a lo lejos una hermosa joven llamada Dafne, que en realidad era una ninfa. Eros decidió aprovechar el momento y disparó dos flechas. La que disparó a Apolo era de oro, lo que producía un apasionado amor. Sin embargo, a Dafne le disparó una flecha de plomo, cuyo efecto era exactamente el contrario, sentir odio y repulsión hacia el dios que se había enamorado de ella. Apolo entonces decidió perseguir a Dafne allá donde fuera hasta conseguir su amor, pero Dafne, bajo los efectos de la flecha de plomo, huía como podía de él. Al llegar al río Peneo, Dafne, cansada de tanta huida y justo cuando ya Apolo lograba alcanzarla

a una corneja y esta le advirtió que no era buena idea llevar malas noticias, pero el cuervo la ignoró. Apolo quedó completamente consternado. En medio de su ira, maldijo al ave y la condenó por siempre a llevar plumaje negro. Desde entonces se le consideró un “ave de mal agüero”. Apolo fue hasta donde estaba Coronis y, lleno de ira, disparó una de sus flechas contra ella, atravesando el pecho de la mujer. Cuando la vio morir, el dios se arrepintió y trató de revivirla, pero ya era tarde. Después la llevó a la pira funeraria. Así, cuando el cuerpo de Coronis se consumía por el fuego, Apolo decidió sacar al hijo de su vientre. Tal hijo er

a la memoria. Ella, a su vez, era hija de Gea, la madre tierra, y de Urano, personificación del cielo. Se cuenta que Mnemósine y Zeus yacieron juntos por nueve noches y que por cada noche nació una musa. También se comenta que en el inframundo había un río llamado Mnemósine, al lado de otro llamado Lete. La mayoría de los mortales eran inv

o o de la creación artística. Se suponía que, si la musa correcta visitaba al creador, este tendría s

ia y de la poesía épica. Llevaba una corona de laurel y un

la epopeya. Su papel era mantener viva la memoria de la generos

que llevaba una corona de rosas sobre su cabeza y portab

, en particular, de la interpretación de la flau

ás bien de la narrativa trágica o escritura literari

a de los cantos sagrados y de los him

ia y de la poesía bucólica. Era la anf

a danza y del canto lírico. Portaba guirnaldas y fue

mía, de la enseñanza y de las ciencias exac

pués. Los legatarios de ambos mitos reconociendo el amor en varias de sus presentaciones, amores fraternos y amores de índole romántica. Por un lado, en la primera parte de esta novela, tenemos a Apolonia, una heredera del dios Apolo, y una acérrima hermana, cuyo sufrimiento por la pérdida, será transformado en

versidades. Las deidades y los humanos unidos por ese sentimiento del que acertadamente nos hablan los poetas. El amor a diestra y siniestra, acompañado por las deliciosas sonatas y arpegios de Chopin, Vivaldi, Bach, co

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