img Átame a ti  /  Capítulo 5 Ballet | 23.81%
Instalar App
Historia

Capítulo 5 Ballet

Palabras:2649    |    Actualizado en: 01/12/2022

ítu

ll

ecían luceros nacientes en el cielo enrojecido del ocaso. Cualquiera hubiese jurado que So estaba aterrada, apenada hasta los huesos y que en cualquier momento saldría corriendo, pero ella no era cualquiera. Era la única persona que podía percibir detalles sobre la menor de las Menotti, por eso no apartó ni un seg

con el deseo y la ansiedad. Inclu

contra el rostro de So, hasta que esta alzó la cabeza para verla directamente. La menor nunca se había sentido intimidada por l

rótida común y con el pulgar acarició con dulzura la barbilla, hasta que la paciencia se terminó y la empujó con fiereza hasta la puerta. So sintió como el pomo de metal se clavaba en su espalda, percibiendo el impacto hasta e

lavícula perfectamente delineada y notó el nacimiento de los senos que se asomaban sobre la suave tela negra, muy cerca de su rostro. Posó los dedos sobre el estómago de su hermana como un acto reflejo. Un simple movimiento provocado por su instinto de supervivencia que le hizo palpar el maciz

lce fragancia de su perfume combinada con el olor a coco de su crema corporal antes de hablar, en un tono tan bajito

n excesivamente random que dudó una vez más si había e

los hombros de So. El cálido aliento le erizó toda la piel y generó que un chispazo de placer se encen

las. Solo sintió una uña siguiendo la línea de su muslo hasta alcanzar la zona tras la rodilla. El cosquilleo del tacto sumado a la impresión generó un respingo impulsivo que provocó una traviesa risa en Lu. Los dedos firmes la tomaron de la pantorrilla y la levantaron, dejando la ro

a la puerta en busca de cualquier resquicio que le permitiera agarrarse

que su hermana recordaba aquella dolorosa experiencia en el pasado. Ella misma fue testigo de sus lloros cuando practicaba, hasta que p

inmediatamente cuando descubrió una sonrisa maliciosa contorneando los ape

Bi

ro ella ya había acusado un doloroso tirón. La mayor guio el cuerpo de su hermana hasta alejarla del pomo, la tortura que se avecinaba sería suficiente como para sumarle otra. La menor lo agradeció, aunque intuía que mañana

lencio al momento de sentir un nuevo tirón cuando Lu se elevó otro par de

ruido que emanó de la pequeña, estiró su mano derecha hasta alcanzar su bíceps. Sin mucho esfuerzo hizo que su brazo dejara de aferrarse a las monturas de

ejó su cuerpo caer hacia delante. La rodilla de So chocó cont

de seguridad

in entender muy bie

querer una palabra de

necesitar una pa

ar de sonreír y añadió con fingido dolor:

ón con la mano derecha en la cara posterior del muslo y con la izquierda, sostenía la pantorrilla, iniciando un calmo pero tortuoso ascenso. Su instinto de supervivencia vo

Dios» y

Ok…

s» y un «cara

o dije

, un «carajo» y

eidad le brindó su poder. Su rostro seguía congestionado, rojo y el sudor había comenzado a perlarlo. No había querido ver la posi

por,

ela a su propio cuerpo. Tan solo faltaban unos cuantos centímetros para que tomara una pose completamente recta. Cada fi

«carajo» y tres «me

ovocar una vergonzosa palabra más a su ya no palabra de seguridad. Lu sonrió satisfecha y deslizó los dedos hasta rodear el tobillo,

to es malo… ¡Lu

o. Los labios de su hermana se posaron con fiereza en su cuello, tomándola desprevenida. Los labios se movieron húmedos mientras la pierna

e gritar. Lu estaba loca si creía que iba a emitir ruidos sexuales… pero su resistencia mermó en tiempo récord

escapó de sus labios. Siendo la apertura de un

s. Su sentido común le gritaba a la cara que aquello podía considerarse algún tipo de

tiempo de pe

a del pie hasta su cadera comenzaron a correr libres por cada una de sus células. Empezó a temblar tan fuerte que parecía que iba a convulsionar y los gemidos se convirtieron en fuertes resoplidos. El pecho empezó a subir y a bajar t

da latido a su hermana y eso le provo

a. Jamás se imaginó que su hermana fuese tan flexible. Le echó un vistazo a su rostro congestionado, la boca ahora estaba abierta, boqueando y jadeando, el rostro excesivamente

. Pensó, antes de enval

os. Golpeó la puerta un par de veces con la parte posterior de la cabeza

oso… — apuntilló la m

imoteó. — Er

que no podía ser aceptado. Dejó caer todo su peso sobre el cuerpo de S

es que su cerebro había bloqueado y cada uno de sus sentidos estaba concentrado en lo que estaba si

ura de lo qu

, So, po

alabra de

s presión con la rodilla y la

— soltó y volvió ata

a la vez. Se deshizo, se dejó llevar y gritó entre gemidos y resopli

pierna torturada, estimulado la circulación para que los músculos dejaran de contraerse. Cuando intuyó que ya era suficiente, sacó de su mochila una caja de toallitas húmedas con la que comenzó a limpiar el sudor de la frente, pómulos. Tomó otra y retiró los rastros de saliva que habían marcad

necesita

jamás le contará a nadie que te encont

Lu, ¿p

con seguro —, creen que estabas con un chico. Si al entrenador le ll

un cálido beso en la frente. Lu se despidió con un gesto de manos y salió del

masiado cansada y exhausta para pensar en eso. Escribió a Jennifer que le pidiera un Uber pa

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY