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Historia

Capítulo 2 Estúpida Laptop

Palabras:2803    |    Actualizado en: 01/12/2022

ítu

ida l

la puerta del departamento. Frunció el ceño y se descolgó la mochila para dejarla sobre el sofá. Repitió la acción al colocar el casco sobre

ora agradecía que hubiese insistido tanto, ella nunca habría decidido un aspecto tan bonito y práctico. Aun así, había conseguido que una de las paredes tuviera un texturizado negro que combinaba con los cojines y los sof

ar hasta el origen del ruido. El burbujeante gas de la bebida le hizo cosquillas en el labio cuando dio un pequeño sorbo, paseó la v

ía sus senos y una braga de algodón blanca con rosas turquesas. Sin poder evitarlo, Su recorrió el

o Carlo

o y la recibió con una enorme son

― ¿De qué te ríes? Tú carcajad

os y volvió a su cama. ― ¿Me pasas una bols

estuvo a punto de decir. En otro momento le hubiese dado igual, pero d

rajo tú laptop, no tiene contraseña así que revisé que todo estuviera en orden… ― Un pequeño rubor tiñó las mejillas de Ana

bierto cosas que s

d? — Cuestionó con un semblante calmado. Debía esconder que e

iénes son esas chicas y por qu

anas de explicarle a So absolutamente nada sobre el material que tenía en su computadora. No sabía la reacción que te

de clicks ya estaba dentro de una carpeta que decía «sesiones», donde se abrió u

ambas muñecas. Esa misma soga recorría el camino entre los omóplatos y giraban con brusquedad sobre el cuello. No podía ver su rostro, pero estaba segura que yacía levantado por que el amarre le obligaba a adoptar esa posición. — Puedo entender esto. Digo, sí, hay cier

ña sensación de adrenalina combinada con una ansiedad incipiente se instaló en la boca de su estómago cuando vio a su hermana embutida en un pantalón de cuero negro tan ajustado que parecía ser una segunda piel. Lo brillante del material le daba un aspecto más voluminoso a las pierna

tura medieval; dos barras de metal horizontales, una a la altura de sus tobillos y otra justo tras su nuca, eran sostenidas por otras dos barras forr

al con sujeciones de cuero en el extremo. Cuello, brazos y piernas

ozar las zonas erógenas de la mujer; acarició entre los senos, bajando por el abdomen hasta realizar círculos con la punta de la vara alrededor del ombligo. Volvió hasta el pecho y jugueteó con la tensada piel del pezón. Las cadenas resonaron de nuevo

ano libre, comenzó a estimular su sexo. Su dedo corazón bailaba libre sobre la dolorosa y sensible piel del clítoris, antes de recorrer los hinchados y húmedos pliegues

r fa

contracción en el coño en Ana Sofía, mientras s

locidad de un rayo. Un chasquido similar a una pequeña explosión resonó en sus oídos y un alarido coronó la… ¿Extraña? Imagen que veían sus ojos una vez más. La vara centelló una, dos, tres veces y, en cada golpe, los gritos y sollozos

peso de la babeante cavidad de la mujer. El abundante flujo solo era comparable a las

hacia el monitor. Su cara parecía un semáfo

del cuarto hasta la habitación del frente. Arrojó la lata de Monster al cesto

s… además en otro video sale pidiendo más y más. Y había otras cosas, como chicas desnudándose en la calle, algunas masturbándose… oh dios. In

n una voz monótona y calma. —

licas, obvio n

lo que le dijera le haría cambiar de opinión. Esa muchacha podía ser mucho más cabezota que muchos. La menor

también tengo que expli

ción, Sadismo y M

ciones se establece un D y S. Domi

el dominante ordena

el exhibicionismo, la humillación, que los aten, que los cuelguen, que los castiguen. En fin, son muchas cosas. Incluso puede que le guste una combinación de todo. Al final, el dominante e

ustos del

r es dominar y hacer que su sumisa alcance el clímax con sus práctic

ro no podía evitarlo y algo la empujaba a dejarse llevar. Dio un paso más sobre la fría madera del cuarto de Lu – seguía sin entender como prefería ese material a la cálida moqueta de su habitación – y sintió

ro pro

¿Q

el sostén deportivo negro. Casi se golpeó la cabeza con la puerta del clóset cuando escuchó a la hermana, pero no dudó en girar sob

iempre me ha dado cierto morbo… y a ver, por lo general me dejo guiar en la cama, pero una cosa es que un imbécil solo te

ra, con veinte y tres y cinco años de experiencia, estaba consciente que el camino que aún le faltaba por recorrer era enorme, pero se sentía lo suficientemente confiada para iniciar a cualquiera en ese

esmontarla y rearmarla a voluntad, al punto que sintió sus piernas flaquear. Nunca antes le habían dedicado una mirada como esa ¿Eso era lo que sentían sus sumisas? ¿Eso era lo que provocaba la Lu dominante? Dio un par de pasos cautelos

o probarás? — Cu

alguien

a, siempre hay idiotas que creen que el BDSM es lo que aparece en Cincuenta Sombras de Gregorio. O sea, no

la, para ella. Pero eso era algo que todos sabían, así como So estaría siempre para su hermana mayor. Era algo que nadie ponía en duda. Su conexión era tal, que sus padres contab

uña del pulgar derecho, sin dejar de mirar la ventana y dijo:

nton

me vas a hac

e diosa de alguna mitología antigua. Lu la observó de pies a cabeza, deteniéndose un par de segundos en el pequeño brillo acuoso que resbalaba por el interior de s

Di

r? ¿Qué la única persona en la que confí

que, a partir de hoy, e

o y el estómago. Incluso pensó que no sería capaz de decirlas, pero ignoró el hormigueo que

tu sumisa. Y quie

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