ba reconociendo. Él fue el hombre al que ella dejó tenerla esa noche hace dos años. No podía olvidar ese diseño único del tatuaje tribal que cubría su pecho y parte de su hombro izquierd

amente lo que le hizo. Ella estaba en el mostrador en ese momento mientras esperaba a su madre. Recordó claramente cómo al tip

uiero probar esos labios otra vez. Me he vuelto loco pensando en ti los últimos dos años. Y he tenido bastante control para no acercarme a ti, y verte desde lejos me era suficiente... hasta hace unos días.- dijo él con total sinceridad. - ¿Por qué tienes que hacer esto? Yo solo soy una extraña con con tibiaste una aventura una noche.- le contestó apartando la mirada. - Lo sé pero fue memorable. Recuerdo como te frotabas toda mojada contra mi...- !HELIOS!- dijo ella cortándole de repente, advirtiéndole e

salir una suave sonrisa y se apresuró a acercarse hacia ella. Para sorpresa de ella, cayo en la cama, y Helios se inclinó mientras ponía las manos en ambos lados y se encontró son sus ojos. Zoe podía sentir los latidos fuertes de su corazón cuando se encontró con su mirada. -H..Helios- murmuró. Ella solo quería alejarlo pero su cuerpo no cooperaba. - Zoe...- susurró con su profunda v

reciendo y sentir el calor que emanaba. Su toque cálido la hizo temblar. Sus besos bajaron hasta la mandíbula, bajando hasta su cuello mientras él le abrió totalmente la blusa dejándola completamente expuesta para él. Ella se maldijo para sus adentros pero ni siquiera se quejó. Helios se detuvo cuando se encontró son sus ojos, todo lo que ella quería en ese momento era desaparecer. Su mano entró en contacto consumo hombro iz

ntro de su boca y comenzó a luchar con su lengua. Un gemido salió de su boca cuando Helios le chupo la lengua suavemente y la arremolinaba por dentro. Pronto sus manos pellizcaron su pezón entre sus dedos, y su toque bajo hasta su ombligo hasta que encontró la parte de su hendidura. Llevaba pijama pedo se podía sentir el calor. Helios froto suavemente sus dedos en su montículo por encima de su pijama

ó a emanar por todo su cuerpo. Su mano volvió a su montículo y se lo frotó. Al mismo tiempo, giro su lengua hacia su ombligo hasta que llegó a la parte superior del vientre. Lentamente mordió la ropa interior y le sopló, dejando que su mano hiciera el resto hasta tenerla completamente desnuda postrada en la cama. Helios la llevó y la empujó hacia ar

se besos cálidos, como si la fina pared que existía entere ambos desvaneciera. Sus caricias empezaron a subir de nivel. Zoe lo imitó cuando comenzó a vagar con las manos por todo su cuerpo. Su mano viajó hacia sus nalgas, pasando por la espalda hasta que encontró su pecho mientras sus besos se profundizaban. Y cuando los besos de Helios volvieron a pasar por su cuello no pudo más que volver a gemir de placer. Sus besos bajaro

bir la intensidad y le introdujo un dedo suavemente. En ese momento una tinte de dolor apareció en el cara de Zoe, pero con movimientos delicados empezó a empujar sus dedos hacia dentro y fuera, entonces el placer comenzó a apoderarse de su cuerpo aliviando el dolor de hace unos instant