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Historia

Capítulo 6 El Retorno del Gamer

Palabras:2255    |    Actualizado en: 21/12/2022

en orden aprovechando la ausencia de Rose y Ayaka en todo el día, pues habían decidido convertir el loft en u

maldecir entre dientes porque no encontraba sus lápices de colores o su carpeta de diseños debajo de la montaña de papeles, retaz

etc); me llevó toda la mañana pero logré mi cometido, ahora sólo tenía que esperar a que vengan mis amigos y escuchar sus quejas. Luego de un ligero almuerzo y una pequeña siesta terminé de limpiar en pr

ero. Nos acompañábamos mutuamente en nuestro día a día, charlábamos, veíamos televisión, escuchábamos música y hasta dormíamos ju

do su mirada hacia la pantalla. Tomé el control remoto y abrí Netflix, mi suegro había sido muy amable al permitir que Kentin nos comparta su cuenta así podíamos ver algo interesante cuando en la televisión no había más que basura. Lejos

cuenta que el Sol ya se había perdido tras las edificios

bía dormido a los veinte minutos de empezar nuestra “Greyrathon”, estaba por e

? —pre

, An-

elefonillo todavía en la

a y las orejas al escuchar el nombre de mi amigo, ¡no podía

edificio y esperé a que llegue al penthouse, ¿qué hacía Aren aquí y estas horas? Después de unos minutos

o sino que tenía el pelo muy corto, casi rapado; traía dos bolsos enormes y una mochila colgada de un hombro. En cuanto lo vi me le lancé a los brazos mientras exclamaba su nombre, al

n fundidos en el abrazo, me separé de él y me ob

ese visto por la calle de seguro que no lo reco

es me corrieron de casa —respondió m

por la naturalidad con la que Aren me

ne impo

. Por favor, Aren..

ajeó el cuello, se lo not

sabía que ven

e sabe que estoy aquí —me miró

o que i

nfitriona —dije apresurada y sonrojada, ayudé a entrar

no de los sillones de la sala y los bolsos en el piso, ahora que lo podía

es toma

piro mientras se estiraba en todo su altura y luego se dejó

sto vinist

encio, pude esc

ded

cuello cuando es

este trayecto a

.. —pero que poco tacto tienes hoy, Annie. Mejor

as de Kentin, luego de todo lo que Aren me había dicho yo tam

bida hacia mí—. Por los amigos, a ve

to es serio

n un interrogatorio así que dejé que beba su cerveza en paz hasta que él decida contarme q

ervó—. Debe de cos

y así es más sencillo, incluso Kentin paga

á Klenton? —p

ro los del ejército los pusieron a hacer cap

mier

Cosas que pasan cuando una es

i her

escuchando las quejas cuando vean que limpié el des

olvió a beber otro sorbo de cerveza, al parecer mi amigo no iba a deci

ene noticias tuyas —le pregunté con inocencia pues no quería at

jos, sus ojos celestes tenían un poco de dolor aún guardado en ellos— ¿Estás se

firmeza para dejarle clara q

guré con una sonrisa, él se sonrojó y sorbió otro poco de cerveza, se aclaró la garga

a o indirectamente —comenzó, había bajado la mirada y la tenía fija en la botella de cerveza a medio tomar que había entre sus dedos—. Mis padres escucharon el lío y cuando

y conduje completamente ebrio... ahí descubrí que Dios existe porque pude haberme matado en cualquier momento. Unos policías me detuvie

nuestros padres todo lo ocurrido, que iba a contarte a ti y a Kentin pero yo lo estampillé contra la pared y lo am

a en la puerta del dormitorio, dos veces al día y luego yo le dejaba los platos vacíos en el mismo lu

l corazón, las lágrimas le salían de sus hermosos ojos celestes y caían con pesa

er llamado hombre! —Lloró con toda su fuerza mientras un puño se cerraba en su corazón— ¡Mi madre había

ntras dejaba que Aren se descargue en mi hombro mient

ras se descargaba, lo abracé aún más fuerte pues necesitaba que se sienta seguro. Una vez que Aren estuvo más tranquilo, se secó las lágrimas y se separó con delicadeza, yo le acerqué una servilleta de papel y

nfortarlo—. Quédate aquí el tiempo que quieras, solo espero qu

a dedo todo este tiempo, hasta una sábana en el piso será g

s poner tus cosas en el dormitorio de Ayaka. Deberías d

roñosa... —masculló

ue la tuya esté limpia —respondí con un

siado buen

bañar, te dejaré la ropa de Kenti

tomar entre sus b

rró. Tuve que con

tengo que cocinar —re

parados demasiado tiempo. Nos sentamos a comer mi tarta de verduras, huevo y queso casi en silencio, ya habría tiempo de charlar durante el fin de semana. Por insistencia de Ayaka su

s y me dejé i

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