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* * * Leo * *
queño hijo de 7 años (el último de los tres que tenía
y, aquello, me hace dirigir mi mirada hacia él al tie
tubear—. Y quien diga lo contrario —hablo mientras sigo centrado en sus pupilas negras—, no sabe de lo qu
pà —expresa
se queda observándome unos segundos hasta que
n. Aunque, en los últimos dos años y con ayuda de su terapeuta, había progresado bastante, ya que antes ni siquiera hablaba durante las cenas (nuestro único momento que disfrutábamos en familia). La timidez de mi hijo llegó a preocuparme demasiado; sin embargo, ahora me sentía más tran
iendo», precis
asar más tiempo con ella. Esto ocasionó que mi esposa se molestara al no entender qué sucedía; y se molestó mucho más cuando la terapeuta le indicó que las sesiones con ella deberí
—me pregunta en medio de un susurro (algo
para poder mirarlo de nuevo—. Pero te prometo que la pasaremos muy bien —le digo sin desviar mi mira
l tiempo en que lleva una de sus pequeñas manos
mar su pequeña mano—. Te puedes lastim
sonrío (gesto al que, sorpresiv
o; y él frunce un poco su entrec
a la de mi papá y, curiosamente, a mí siempre me rec
ona al mantener su
y él se queda observándome muy a
ta de su parte, vuelv
formo al tiempo en que me pongo de pie—. Vamos bajando a la sala —
nuestra casa y tanto Luciano
me dice Luciano cu
e mi hijo mayor (quien estaba sentado en el
à —me salu
ondo al acercarme a él para sent
príncipe, papá —me aclara
príncipes —hablo para los tres–; así
. Incluso ya debería estar viviendo solo en mi
puedes arrugar, como dice tu madre —menciono algo divertido—. Por cierto… —añado a
ntesta
habitación —agrega Franco; y,
a planta de nuestra casa para buscar a mi esposa. Ya era un poco tarde; así que
. Cuando lo hago, puedo ver que ella sigue frente a s
suro en decirle al
o —me pide;
alrededor de su cuello para terminar de ponerle s
o en el espejo y termina de arreglarse bien la
rro al acercarme completamente
L
roma de la curvatura de su cuello al tiem
s arrugando mi vestido —reclama a la vez que tira
posito mi mentón sobre su hombro para poder obser
a la vez que toma uno de sus perfum
sí toda la noc
ige molesta al llevar sus manos hasta las mías (las cuales estaban posicionadas en su c
—le digo; y esta me mira en
me pide seri
rte —le preci
verme directamente— ¿Para que term
digo sincero, pero ella sigue
cartera de mano para después salir de la habitación y cerrar la pu
oy cuenta de que
, preciso