img Completamente mío  /  Capítulo 1 1 | 3.70%
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Historia
Completamente mío

Completamente mío

Autor: guangyue
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Capítulo 1 1

Palabras:4660    |    Actualizado en: 06/02/2023

doctor Staller. Es imposible que esto sucediera. Estoy sorprendi

ras el doctor me dice lo que tiene, me deja en un estado de shock supr

rlo cuando tengo al hombre que me salvó del orfanato en esta situación, el que fue un verdadero padre pa

todo mi interior se desmorona y le da paso a un sollozo que sale de mí sin darme cuenta. Atónita, furiosa y sin palabras, me pregunto quién podría ser el hijo de puta o los hijos de

en est

rte se escucha en la

ión y en los pensamientos sobre esto. No quieren que alguien los sostenga y vea cuán débiles son. En mi caso, no finjo que

e un traumati

a interna la voz del doctor cuando nos dice

de repetírmelo, logro conseguir informa

l parecer y por lo que entendí de todo lo que dijo e

no hace nada para que mi mente se desp

e Staller me diga que el coma que William tiene es a corto plazo, no hace nada para mejorar mi estado cuando luego me explica que podría tener amnesia al despertar. No es dur

ento de mi vida, el que me besaba cada noche y me susurraba cosas diver

hace se

lmente vacía. Bueno, mejor dicho, otra parte de mí. Ya tengo tres huecos que nadie puede

va a llenar y que mi padre se recupere para que pase lo mismo

os y no quiero saberlo, pero pensar que los perdí y ahora podría perder a un miembro más de la que siempre consideré mi verdadera fami

nte el tiempo que necesite, que intente calmarme y me diga que todo

ga cuando yo caiga en los repentinos ataques de llanto. Pero sé que tendré que aguanta

y ninguno quiere irse a casa. Ninguno quiere dejar a papá. Prefiero dormir aquí, en el hospital, que hacerlo en mi casa. Es mucho mejor estar con mi padre cerca, a unos centímetros de mi silla. Su cuerpo está tendido inerte en la camilla, con máquinas y t

stoy encorvada hacia la cama de mi padre, los brazos apoyados a uno de sus cost

desanimada para darle a saber, por mi estad

vinimos no comiste nada y tienes que hacerl

u pierna de arriba abajo hasta que se levantó y decidió ir a comprar algo para comer. No creo poder ingerir algo ahora. No tengo ánimos ni ganas de hacerlo. Mi estómag

cioso, pero no siento nada cuando doy pequeños mordiscos. Mis hermanos lo engullen como si la vida se les fuera en ello; en cambio, yo hago de todo por no vomitarlo. Nada ent

acen bien. Las preocupaciones dobles —por mi padre y por Damon— hacen que mis ánimos se vayan por el drenaje.

n todos los recuerdos y pensamientos que llenan mi

sobre lo que le pasó a mi padre. Quiero ap

iona a toda hora como un rayo. La luz anaranjada del amanecer se cuela por las finas cortinas e iluminan la habitación que antes estaba sumida en una penumbra. Pestañ

oyadas la una contra la otra. Sus pequeños ronquidos y suspiros son los únicos sonidos que se escuchan en la habitación. Los pasos de los doctores y de la

nos pocos músculos en los brazos y unos lentes finos, que hacen que sus ojos negros parezcan aún más grandes. Sus sonrisas siempre aparecen cuando entra en la habitación, mucho más cua

se a la camilla de mi padre y comienza a hacer una rev

No sé de forma exacta cómo me ve

isa, a excepción de cuando mis hermanos hablan o hacen acto de presencia. No entiendo por qué—. De igual manera tienes que descansar un poco.

pero. —

ía, mientras reviso si todo está bien? Creo que necesitas una

ida y la idea de salir de esta habitación no se me hace para nada buena.

e vas por mí. Pide lo que quieras y lo cargarán a mi cuenta. Es un regalo. —Me guiña un ojo, mientras sonríe ampl

pero no

s una súplica que una sugerencia. Tomar aire me haría bien. Puede que me ayud

alda. Sus miraditas me incomodan, siempre que está en la habitación se dirige mucho más a mí que a mis hermanos. Es bueno

y varias respiraciones para centrar la mente en algo que no sean problemas. Pienso en lo lindo que está el día de hoy. No

s negocios. Mis pasos son lentos, las suelas de mis zapatillas resuenan en el pavimento cuando piso una que otra hoja que está tirada por cualquier lugar. Veo cómo el sol resplandec

exponen en la vitrina se ven completamente deliciosas y elaboradas. Cuando entro, veo de qué manera perfecta están las paredes pintadas. Son de un color azul oscuro, hay e

us labios gruesos, mientras coloca unos grandes muffins decorados en un plato, justo para

na razón. Uno de esos muffins tiene una pequeña estrellita caída y ella, con detenimiento y delicadeza, la acomoda en el lugar correcto. Parece ser muy detall

necesito más un café para mi estado de ánimo, pero tengo tantas ganas de probar alguna de las malt

ador con movimientos circulares. Su voz es suave, pero a la vez insegura. Parece ser de esas

a bien a mi estado de ánimo —respondo intentan

. Me quedo viendo el menú de los pasteles de chocolate que hay y hago todo el esfuerzo posible por no mirar los precios. Me deprimiría a

pregunta mientras va de un lado a otro buscando cosas. Se debe haber dado cuenta de cuánto

ue le prohibí acompañarme —respondo como si esto no me afectara casi en nada, alg

magino que quieres estar con la compañía de tu novio en este momento. —Si pretendía olvidarme de todo, parece que no

nar y cuidar a sus hermanas a la vez. No puedo ser una egoísta

n fuerte cuando se trata de algo muy importante como un familiar, pero al parecer tú sí eres fuerte y logras pensar, aunque sea un poco en los demás. —Me sonríe con calidez y termina de hacer mi pedido. Me lo entrega, dejándolo en la mesada con una muy buena decoración antes de segui

uy lindo para decir la

suerte

o

—Apunta hacia el menú que yo repasab

ección otra vez. Parece que

todo a la cuenta del doctor Staller —termino agregando. Asiente, mientras e

no completo? —pregunta divertida cuando me siento en el taburete fr

iera a desayunar aquí y qu

de dinero, no gasta en nadie

a o darle respuestas cortantes para que no busq

s tienes

normales y despreocupantes. Me da pena admitir que en todo este tiempo no pudimos vernos tanto, porque ambas estuvimos ensimismadas en la relación con nuest

lguna sustancia cargada de chocolate, ven a verme cuando quieras. Te recorda

e Lawler. M

a la cafetería. Admito que el doctor Staller tenía razón. Los desayunos aquí son los mejores. Hacen que en parte me olvid

iero contarle todo lo que le pasa a mi padre, mantenerlo al tanto de lo que sucede aquí. Una gran parte de mí sabe que lo llamo más que nada para saber que todavía

que esté entrenando, pero sé que no es así. A esta hora de la mañana no entrena. Ignoro la punzada de dolor que s

como su hermano. Su voz medio a

—contesto me

—Su voz, por más adormilada que e

desayunando, mientras

dice con toda la sinceridad del mundo. Es así de sincera. No creo que haya persona más franca que Emma. Me gusta que sea así, ya que siempre estuv

que nunca pudiese dar un respiro antes de que algo mal

u padre? Sam me contó muy

de veces con trescientos cuchillos a la vez. —Por primera vez me sincero con ella sobre todo lo que siento. Ninguna está apurada por dejar a la otra, por lo que me encuentro bien al confesarle esto. Antes, cuando hablábamos, siempre

ien tal y como dicen los doctores.

que quería hacerle ni bien me atendió, pero preferí ser una buena ami

segundos y lo dice tan convencida que no puedo dudar de nada—. Está enojado… mucho, Natalie. Ayer Rick me llamó para pedirme que saque a Damon del gimnasio, porque iba a destruirlo más d

ir que soy fuerte y que no me pondré a llorar, pero dentro de mí ya es

ás de lo que yo esperaba en un principio. Mi hermano no es tan estúpido como p

aci

ono. Desde mi habitación se escucharon son

n, muchas

cuando no prestábamos atención. Por un momento disfruto de no preocuparme de nada, pero luego la imagen de Damon invade mi cabeza de repente y todo en mí cae de nuevo. Se instala en mi mente y no sale cuando termi

mada o una mísera carta. Pero no dejaré de intentar seguir con él. Lo amo mucho como para dejar que lo nuestro se eche a perder como si nuestra relación no significase nada. Pasamos demasiado durante todo este tiempo, pero siempre seguimos juntos a p

Las risas, los abrazos, los bes

es en las que dormimos juntos, los juegos de seducción que le hacíamos al otro —por ejemplo, el día en el que decidí comer de manera sensual las fresas con chocolate—, pero lo mejor de todo fue nuestra primera vez. Por dios, no puedo creer que después de eso me sintiera adicta al sexo con él. Sigo pregun

ropa. No pensaba en nada más que no fueran sus caricias. Mi pasado se mantuvo alejado de mí, como si nunca hubiera existido. Agradezco que haya podido no apurarme a hacerlo con él, ya que h

disminuía. Ahora me doy cuenta de

y lo único que pued

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