y
atr
iez minutos sentado en un bar o en la banqueta de un parque, lo mismo pasa con la música
brazo, mis manos se deslizaban hacia su pelo, lo envolvía entre mis dedos y muchas de las veces me quedaba dormido
ne era el motor de mi hogar, cuando ella salía; papá y yo nos quedábamos solos en casa, sentíamos que nos faltaba algo. Al pasar las horas y la pu
uno de mis lugares favoritos, allí podía andar a mis anchas con mis primos, haciendo travesuras, pasábamos el día andando en bicicleta, nadando en el lago, realizando una que otra chiquillada. En las noches mis tíos h
a era serio, no estaba risueña como siempre; mi padre no se encontraba, al parecer habí
escuché las voces. Mis padres hablaban o mejor dicho discutían, nunca los había oído contender, así que me acerqué hacia
r. —Decía mi papá, su
cionar, esto se termi
ado un poco, que me s
—yo soy la del problema… Lo intenté,
eas trabajar? Hazlo, ¿quieres
tiendes, ya no q
ecir eso? Si es
anera, me hace sentir como un
la verdad, uno no viene de un día
ado a otro y luego mir
titubeó —ya no
, quien se le quedó mirando por unos segund
? ¿Por eso quieres dejarme
ntestó, pero su m
a ira de papá se p
que ser
aldita sea? —Vol
hace
el sillón y se tapó
pero no para mí, si te soy sincer
nto mi corazón latía desesperado, mi mundo
tenía los ojos rojo
una vez y
acia mi madre cuando vi que ella agarr
as —le supliqué
ariño, tengo
ras y lloré. Ella me
empo, buscaré un lugar
s nuest
quedara, le decía que ya no me portaría mal, que sería un chico bueno, que haría todos mis deberes, que la amaba, pero ella abrió esa puerta y no escuchó ninguna de mis súplicas; se montó en el coche de un hombre
a vez que lloré y corr