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Historia

Capítulo 2 Un amante salvaje

Palabras:1211    |    Actualizado en: 19/03/2023

espués de aqu

a no me quiere d

uito de tu yogurt

tonto siempre m

peta a tu

s muy e

de colores ¿Si? Luego iremos por un hel

enían tres años. Aquellos que habían pasado tan

atrimonio que había tenido dos hermosos hijos,

a pero se quedó callada para mantener el equilibrio en su vid

daste de

egaron personas reclamando en contra d

trabajo, entró en la cocina

stán mis

ochos corrieron hast

tas, y después a comer

son órdene

aría siguió en la computador

para hacer el papeleo y casarse por el civil. Se va a casar con

avitud sin amor, y sin paga. Sabía que Héctor estaba lanzando indirectas sobre la edad de

Van a presentarse a las tres y media y tienes que esta

qué h

de la sucursal y no puedo darle más vueltas. Nos pueden contra denandar y perderem

chiquillos y se levantó caminand

No era posible que el est

e ambos íbamos a estar allá, es pre

te quedes co

ede cuidarlo

sto? ¿Quieres que me enf

e esto, de que quieras c

as de cocodrilo, no sé que te ha pasado desde hace años

da su ropa en ella mientras María José se li

gros

na inse

cesitan. ¿Que te ocurre? Te convertiste en alguien que no conozco y aún así te tomas la molestia de ofenderm

anipularme con mentiras y te has enfocado en el trabajo, tu madre es quien cuida a l

e veces, porque la situación me obliga. Amo mi trabajo, ¡¿Que e

José

fué hasta ella tomándola

pueda arrepentir despues. Y Vístete decente, las

vestir com

d quieres

viaje y ahora me lo estás

y el de los niños. Todo lo que hago es p

te convertirías

ció la barbilla y pasó uno de sus dedos po

damos div

or se achicaron y su labio inferior tembló. A María le asustaba cuando

casan no se divorcian

salió del cuarto. Se desp

ación y luego les dió de comer a los morochos. Se qued

iró hondo buscando la fuerza que le f

un vino que la hizo recordar aquella noche en que un t

s que aún podía cometer error

le ver de nuevo y proponerle una noche de pasión. Esperaba verlo a

la mesita de noche, intentó capturar algo de sueño

do un calor entre su intimidad. Los músculos de las piernas se entumecieron y no se

éctor no era más que un simple hombre intentando dominar a su esposa. No servía

como suya. Necesitaba sentir ese calor corporal y unos labios comiendol

én pudiese saciar sus necesidades carnales y le

n amante, y u

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