Cristopher Morillo, billonario y CEO de la Constructora e Inmobiliaria Internacional MORILLO & WOOD, descubrió que su novia, la joven analista, Amber Tovar, lo traicionó e incluso, vendió información confidencial, a su rival comercial, haciéndole perder unas licitaciones con el gobierno de Santiago de León. Por esta razón, él la denunció ante las autoridades respectivas. El mismo día que la detuvieron, ella recibió una golpiza, que le provocó un aborto. Aunado a esto, fue sentenciada a dos años de prisión, pero gracias a su extraordinaria labor en el penal salió en libertad seis meses antes, con sed de venganza. Una vez libre, Dylan Lugo, CEO de la competencia, atraído por su belleza y su forma de ser, le propuso matrimonio, lo cual ella aceptó ¿Cuál será la reacción de Cristopher ante esta relación? ¿Dejará que ella contraiga nupcias con otro hombre, aun sabiendo que todo fue una mentira, para separarlo de ella? ¿Qué hará él?
-¡Te amo! Amber -declaró Christopher con una voz varonil, tierna y cariñosa, soltando sus labios inflamados.
-¡Y yo a ti! -exclamó Amber con una sonrisa cálida.
-¿Nos vamos? Si no me va a matar, tu madre al llevarte tan tarde al apartamento -agregó él sonriendo, pasando la punta de su lengua por los labios de ella, con lo cual la hizo estremecer- No quiero tener problemas con mi suegra.
-¡Sí, mi amor! ¡Vamos! Sin embargo, no tengo fuerzas para levantarme e ir al baño, ¿me llevas? -preguntó ella, haciendo un puchero, que a él le fascinó.
-¡Ja, ja, ja! ¡Te estoy consintiendo mucho! -aclaró él, sonriendo y levantándola en sus brazos.
-¡Me siento amada y feliz! A veces creo, que estoy soñando -confesó ella, con una sonrisa.
El apartamento de Christopher estaba ubicado en el edificio más alto de Santiago de León, en una zona exclusiva de la ciudad metrópolis y capital del país con el mismo nombre. Ellos bajaron al estacionamiento, tomados de las manos, caminaron hacia el Maserati de él y salieron hacia donde vive su madre.
(***)
Al día siguiente, siendo las once de la mañana, Amber salió de sus clases y se dirigió al Hotel Rosal. Allí se encontró a Dylan Lugo, otro joven billonario, CEO de la compañía de la competencia de su novio, quien además se sentía atraído por ella, desde el primer momento que la vio.
-¿Y eso que no andas acompañada de tu gorila? -cuestionó él, con una sonrisa admirando lo hermosa que ella se veía.
-¿Le dices así, a mí Christopher? -preguntó está de forma posesiva, sonriendo y haciendo un puchero que enterneció totalmente a Dylan.
Este, al verla hacer ese gesto, además de escuchar la forma tan posesiva como se expresó para mencionar a su novio, sintió una envidia y celos terribles. Por lo tanto, demostró una alegría extrema que evidenciaba un sentimiento forzado y una sonrisa muy poco natural.
-Es raro, no verlo a tu lado -contestó él, con una fingida sonrisa.
-¡Je, je, je! -Sonrió ella con una risa sincera- Hoy tiene muchos compromisos, sobre todo relacionados con sus últimos proyectos.
-¡Ah, qué bien! -Alabó este dando por finiquitado el tema de su novio- ¿Vienes al evento que estoy patrocinando con la Facultad?
-¡Sí! -Respondió ella- Pero, no sabía que eras tú, quien estaba patrocinando estas jornadas.
-¡Sí! -manifestó él, caminando hacia el salón del evento al lado de ella, agregando- Me interesan estos actos, porque así consigo mano de obra nueva, sin vicios a quienes entrenaré a mi gusto. Así que te invito a seguirme -solicitó este.
Sin que ellos se dieran cuenta, había un joven que los siguió desde el estacionamiento hasta dentro del hotel. Él, les tomó varias fotos, las cuales reenvió al celular de Christopher, advirtiéndole de un posible engaño.
Al llegar al salón, Dylan siguió con ella hasta llegar a uno de los cubículos de comidas. Alguien tropezó con Amber y derramó en su blusa, los alimentos que llevaba en una bandeja. Él de inmediato, le ofreció subir a su suite, para que lavara su blusa o en todo caso, él podía prestarle su chaqueta. Ella aceptó y subió con este.
(***)
Durante el trayecto hacia la habitación, volvieron a tomarles fotos y las reenviaron al celular de su novio Christopher Morillo. Él, estaba concentrado revisando unos contratos, razón por la cual no las vio. En vista, que no obtuvieron respuesta le hicieron entonces una llamada anónima.
¡Riiin, riiin!
Christopher, al ver que era un número restringido, respondió identificándose, colocando el celular entre su oído y su hombro, sin soltar el documento que corregía.
-Te envié unas fotos a este celular, que evidencian el engaño de parte de tu novia -le expresó una voz distorsionada por celular.
-¿Quién habla? -preguntó él con curiosidad, soltando el documento y colocándolo sobre el escritorio.
-No creo que te interese mucho saber quién soy, sino la información que te estoy enviando -declaró este.
-¡Yo no considero los anónimos! -aseguró Christopher.
-¿Por qué no verificas donde está ella en este momento? ¿Y con quién? -Él colgó la llamada, puesto que, confiaba en Amber.
Sin embargo, revisó su celular y al ver las fotos le llamó, pero al parecer, no tenía señal. Eso hizo que insistiera e igual no hubo respuesta. Nuevamente, le llegaron más fotos en donde se veía a Amber caminando hacia el ascensor, luego al pasillo y de ahí a las habitaciones.
En la última foto, se observaba a Dylan abriendo la puerta de la suite y a Amber entrar a la misma. En virtud de esto, Christopher dejó todo tirado sobre su escritorio, bajó corriendo por las escaleras, no esperó el ascensor. Al salir de este, fue hasta el estacionamiento y se montó en su Ferrari, con el cual atravesó la Ciudad violando los límites permitidos.
Una vez en el hotel, caminó hacia la recepción, solicitó información sobre la habitación de alojamiento de Dylan Lugo, pero la empleada le negó esta. Él hizo una llamada, luego colgó y casi de inmediato, recibió en su celular lo que necesitaba saber.
Él subió. Al llegar a la habitación quiso forzar la puerta y no pudo, buscó una camarera a quien sobornó y convenció para que le abriera. Una vez que entró, encontró a Dylan desnudo del torso hacia arriba, de espaldas, observando por el ventanal el panorama que le brindaba la ciudad.
-¿Qué pasa Christopher? -preguntó este, con una voz jadeante, como si se hubiera ejercitado de alguna forma.
En cambio, este no dio ninguna respuesta, sino que se abalanzó sobre aquel, golpeándole en la cara, partiéndole la boca y la nariz, por lo que comenzó a correr la sangre en su rostro. Dylan, aún abrumado por el ataque sorpresivo, giró una de sus piernas
pegándole una patada en el pecho a Christopher, quien al irse hacia atrás, se lo llevó consigo.
Luego, los dos rodaron por el piso hasta que este último, golpeándolo, sin detenerse, terminó de bañarle el rostro de sangre. Amber en el baño, escuchó el escándalo, pero no entendía que pasaba, por lo que se cambió rápido, poniéndose la chaqueta de Dylan.
Al salir, quedó petrificada, observando a Christopher con una mirada y actitud siniestra, golpeando al otro en el piso, quien estaba todo ensangrentado y casi desmayado, pues no se defendía.
-¡CHRISTOPHER! ¡CHRISTOPHER! -gritó ella, angustiada, acercándose para quitárselo de encima. Él parecía un mismo demonio, totalmente descontrolado.
Él, al observarla, soltó a Dylan tirándolo contra el piso para caminar hacia ella, a quien tomó del brazo, sacudiéndola y soltándole una fuerte bofetada, que la hizo sangrar. Amber asustada quiso correr para llegar a la puerta, pero este la detuvo agarrándola fuertemente por el brazo nuevamente y gritándole...
-¡Perra!... ¡Zorra!... ¡Puta! ¡Y yo como un estúpido creyendo en ti! ¿Desde cuándo me traicionas, con esta basura?-preguntó él con una voz jadeante e irónica, sacudiéndola totalmente con sus manos.
Amber, estaba en estado de shock. Ella quería hablar, pero no podía emitir ningún sonido, por más que se esforzaba. Las lágrimas corrían por sus mejillas. Justo en ese momento llegó el personal de seguridad, quienes la sacaron de la habitación y la llevaron a servicios médicos. E igual hicieron después, con Dylan.
Christopher, hecho una fiera, endemoniado, anduvo en la habitación, dispuesto a brincar sobre la primera presa, que se le pusiera en su camino. No obstante, su amigo y gerente del hotel al llegar logró calmarlo y manejar la situación para que no trascendiera.
-Si me hubieses dicho que era para esto, no te habría facilitado la información -comentó enojado su amigo.
-¡No me pude controlar! Al ver las fotos de ellos entrando a la habitación, me predispuse, salí en dos ruedas de la oficina y verlo así... en cuero, me descontroló -expresó Christopher.
-¡Dios Santo! -Clamó el gerente, quien era su amigo- estabas irreconocible, cuando entré a la habitación.
-¡Tranquilo Joshua! Asumiré las consecuencias de lo que aquí ocurrió -respondió él, asumiendo la responsabilidad delante de su amigo.
-¡Muy bien! -Contestó el gerente- ¿Cómo te sientes?
-¡Dolido y defraudado! No obstante, mejor, porque al menos me desahogué -aseguró él.
Los dos salieron de la habitación. Al llegar a planta baja, Joshua preguntó por Amber y Dylan. Y su personal, le informó que la joven estaba en servicios médicos, mejor. Sin embargo, al socio del hotel, lo habían trasladado a una clínica, al parecer estaba muy malherido.
(***)
Para finalizar esto, Christopher salió al estacionamiento, buscó el escarabajo de Amber, estacionándose cerca del mismo. Ahí esperó la salida de ella. Cuando la vio llegar y salir comenzó la persecución. Esta, al darse cuenta de que la perseguía, quiso perderlo, pero el vehículo de él, era de mayor potencia, por lo que no pudo hacer grandes maniobras.
«¡Dios, mío!... Esto debe ser una pesadilla. No me puede estar pasando», pensó ella llorando y con un dolor profundo en el pecho.
Así que maniobrando para escapar de él, a gran velocidad, se le metió por detrás a una camioneta, quedando su vehículo inservible y ella desmayada y malherida ante el volante...
La novela se desarrolló en dos países vecinos: Venecia y Granada; en las décadas que van desde 1960 hasta 2017. Luis Carlos Jiménez un ser especial que goza de bendiciones, dejó de ser desafortunado y humilde; para convertirse en un hombre privilegiado, con un don natural. Su gemelo, Carlos Raúl, separado de este al nacer, creció en un mundo de lujos y riquezas, bendecido también. Ellos, se conocen antes de cumplir sus cuarenta y tres años, cuando entre estos, sin saber, surge una rivalidad por el amor de Victoria Vélez. Ella, es el primer y único amor verdadero de Luis Carlos, quien la traicionó siendo muy joven, al embarazar a una fan, menor de edad. Con la disyuntiva de elegir entre la cárcel y un matrimonio, él optó por esto último, sacrificando al amor de su vida.
Brad Smith, billonario, CEO de una empresa de Transporte Internacional, pero mafioso, resultó gravemente herido, al pasear solo, de noche por la playa, en pleno inicio de año nuevo. Una mujer joven inmigrante, que huía de la policía fronteriza, tropezó con su cuerpo herido, lo utilizó, lo llevó a su refugio y le salvó la vida. Jennifer Robert, enfermera, de veinte años, se convirtió para él, en su hada madrina. Ella, le hizo recordar a su mamá fallecida. Cuando Brad se recuperó totalmente de la herida, comprendió que se había enamorado de su hada y salvadora, a primera vista y no quería separarse de esta. Para mantener a Jenny a su lado, le propuso celebrar un contrato matrimonial por dos años. Durante este tiempo, ella obtendrá la nacionalidad de su país y él a cambio, recibirá su compañía a todos los eventos sociales, mientras, la conquista. Posteriormente, él descubrió que era la hija de su mayor enemigo, por lo que quiso vengarse de este y cambió radicalmente con ella. Un tiempo después, se enteró que Jennifer no era la hija biológica de aquel y quiso recuperar lo perdido. No obstante, este descubrimiento llegó demasiado tarde, porque ella había huido de su lado, al conocer el lado cruel de él, así como sus vínculos con las mafias. Aparte que llevaba en su vientre a los gemelos de Brad...
Sofía Morales, en la fiesta de celebración de su graduación, ebria y drogada por uno de sus compañeros quien intentó abusar de ella, se entregó a su héroe y salvador, Rafael Rincón, quien también se encontraba bajo los efectos del alcohol. Al mes exacto de esta celebración, ella comenzó a experimentar los primeros síntomas de su embarazo múltiple, lo cual fue un escándalo para toda la familia, especialmente porque nadie sabía quién era el padre de sus trillizos, ni siquiera ella misma. Antes de salir a relucir esta situación, su padre le estaba imponiendo aceptar un compromiso matrimonial con el hijo de su amigo, porque había dado su palabra desde que ella era una niña. Estando en su sexto mes de embarazo, su padre fallece, dejándola heredera y billonaria. Como era su única hija, debió asumir el cargo de CEO. Esto no fue bien visto por los otros accionistas de la Naviera, quienes consideraban que era una irresponsable, por el grave error cometido: ser madre soltera. Por su parte, Rafael Rincón, hombre enigmático, billonario, productor, ganadero, quien había perdido a su novia en un accidente, no dejó nunca de pensar en la bella y virginal jovencita a quien rescató y luego hizo suya en una noche de copas, en una discoteca de la Ciudad, propiedad de su amigo y de la cual solo sabía, que se llamaba Sofía.
Donald Evans, es un CEO billonario, que sustituye a su hermano en la trasnacional que dirige. No obstante, sus hermanas pretenden obligarlo, a contraer nupcias con una de sus amigas. Él, indomable y rebelde se niega a cumplir sus exigencias. En vista de esta situación y para castigar a sus hermanas, decide contraer matrimonio con una joven humilde, pobre, a quien protege, Yves Johnson, de padre desconocido y huérfana de madre, quien se enamoró perdidamente de él. Esta al poco de tiempo de casada se entera de los verdaderos motivos por los que él se casó con ella, en consecuencia, decide huir sin dejar rastros, llevando en su vientre a su heredero.
Dos años después de su boda, Ximena perdió el conocimiento en un charco de sangre durante un parto difícil, olvidando que su exmarido se iba a casar con otra persona ese día. "Nos vamos a divorciar, pero el bebé se queda conmigo". Estas palabras resonaron en su mente. Sabía que él no estaba allí para ayudarla, sino para quitarle a su hijo. Ximena preferiría morir antes que ver a su hijo llamar madre a otra mujer. Posteriormente perdió la vida en la mesa de operaciones con dos bebés en su vientre. Pero ese no fue el final para ella... Años más tarde volvió a encontrarse con Ramon, que ha cambiado mucho. Quería quedársela para él a pesar de que ya era madre de dos hijos. Y cuando supo que ella se iba a casar de nuevo, irrumpió como un loco. "Ramon, ya morí una vez antes, así que no me importa volver a morir. Pero esta vez, quiero que muramos juntos", gritó ella, mirándolo con angustia en sus ojos. Ximena pensó que él no la amaba y estaba feliz de estar fuera de su vida. Pero lo que ella no sabía era que la noticia de su inesperada muerte le había roto el corazón. Durante mucho tiempo lloró de dolor y agonía. Siempre deseó poder retroceder en el tiempo o ver su hermoso rostro una vez más. Todo esto fue demasiado para Ximena, cuya vida estuvo llena de idas y venidas. No sabía si debía volver al lado de su exmarido o seguir adelante con su vida. ¿Cuál elegiría ella?
Ailan Caroline Miller rica heredera se prometió que ningún hombre la querría por su dinero, se trasladó a trabajar como jefa de diseño a las empresas de su familia en Londres, vivía como una chica normal. Conoció a Walter Patel, y dos meses después, y se casó con él. Casi desde el primer momento se arrepintió de su matrimonio, vivían con su suegra, que la trataba fatal. Para colmo, su mellizo, Roy William trasladó la sede central del grupo Miller, a Londres, para estar cerca de ella. Todos estalló el día que, sorprendido a su marido en una fiesta con dos mujeres, le pidió el divorcio, y se fue, en un hotel, donde acabo con todas las botellas del bar de su habitación, y pidió un hombre para esa noche, en su borrachera, salió a buscar a su acompañante, y se equivocó de habitación, pasando a la noche con un desconocido, que resultó ser Finlay Alacintye, el multimillonario presidente de M.F.P. Global multinacional, que la confundió con un regalo de un amigo, a la mañana siguiente ella huyó dejando su tarjeta de identidad, la de su verdadera identidad. Así que tomo una decisión, sólo había una única compensación posible para él. Ella era suya, y para siempre.
Joelle pensó que podría cambiar el corazón de Adrian después de tres años de matrimonio, pero cuando se dio cuenta de que ya pertenecía a otra mujer, ya era demasiado tarde. "Dame un bebé y te liberaré". Sin embargo, el día en que Joelle se puso de parto, Adrian viajaba con su amante en su jet privado. "No me importa a quién ames. Ahora ya he pagado lo que te debo. A partir de ahora, no tenemos nada que ver el uno con el otro". No mucho después de que Joelle se fuera, Adrian se encontró suplicando de rodillas: "Por favor, vuelve conmigo".
El día de su aniversario de boda, la amante de Joshua drogó a Alicia, que acabó en la cama de un desconocido. En una noche, Alicia perdió su inocencia, mientras la amante de Joshua llevaba a su hijo en el vientre. Desconsolada y humillada, Alicia pidió el divorcio, pero Joshua lo consideró una rabieta más. Cuando finalmente se separaron, ella se convirtió en una artista de renombre, admirada por todos. Consumido por el remordimiento, Joshua se acercó a su puerta con la esperanza de reconciliarse, solo para encontrarla en brazos de un poderoso magnate. "Saluda a tu cuñada", dijo este.
Ámbar Hobbs, está experimentando un momento caótico en su vida, ha perdido a su novio, su mejor amiga se ha mudado a otro país, acaba de perder su empleo... ¡Todo parece ir de mal en peor! Desesperada busca aliviar sus penas entrando a aquella iglesia... sentada en un banco, allí en aquel ambiente religioso, se entrega a las lágrimas, suplicando que todo comience a mejorar... Pero al observar a aquel endiabladamente sexy sacerdote, un deseo nada religioso nace en su interior, su mente y su cuerpo se han puesto de acuerdo rogándole que se entregue a la lujuria, y que corrompa a aquel hombre de Dios... -¡Padre, he pecado, no dejo de soñar y pensar en sus manos sobre mi cuerpo! Samuel Thompson, nunca ha dudado de su fé... hasta ahora. -¡Perdoname Dios mío, he pecado!
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