Everleigh era una dama noble que tenía una familia feliz. Se suponía que se casaría con Theodore, un director ejecutivo rico y atractivo. Sin embargo, un accidente la obligó a dejar al hombre que más amaba. Siete años más tarde, se convirtió en una hábil doctora con lindos gemelos. Y volvió a encontrarse con Theodore, quien ahora se convirtió en su paciente, también en el novio de su mejor amiga. Ella les felicitó a esta futura pareja. Pero su corazón estaba sangrando. Es hora de decir adiós al pasado. Pero sus gemelos tenían una opinión diferente. ¡Planearon convertir a Theodore, el hombre que se parecía exactamente a ellos, en su padre! Mientras tanto, Everleigh descubrió que el accidente que hizo que Theodore y ella se separaran, fue un complot vicioso...
En el hospital de Ocpeace City, la luz roja fuera del quirófano de emergencia permaneció encendida durante tres horas hasta que finalmente se apagó. De inmediato, Everleigh Trevino salió de la sala, se quitó los guantes y el barbijo y los tiró a la basura.
A su lado, su asistente le tendió el jabón y dijo con un tono de alivio y esperanza:
-Dra. Trevino, gracias a Dios usted está a cargo. Si se lo hubieran asignado a otra persona, el paciente habría muerto.
Everleigh agarró el jabón y se frotó las manos con parsimonia mientras le recordaba a su asistente los pasos a seguir:
-Tenemos que observar cómo evoluciona el estado del paciente luego de la cirugía. Debemos prestar especial atención a...
Mientras hablaba, la sonrisa de su rostro se desvaneció al ver a una enfermera corriendo por el pasillo. En el área de emergencias estaban todos muy bien capacitados, la única razón por la que esa enfermera podría estar corriendo era una urgencia muy grave.
No perdió un segundo de su tiempo, ni siquiera terminó de darle las indicaciones a su asistente, simplemente se enjuagó las manos a toda velocidad y caminó hacia la sala de emergencias sin secarse. Ni bien abrió la puerta, escuchó un par enfermeras charlando.
-¿Otra emergencia? -dijo una.
-Así es. Acabamos de recibir a un paciente que perdió el conocimiento. Hasta notificaron al decano del hospital, Benedict -explicó la otra.
-¿Quién es? ¿Quién podría atreverse a molestar al decano del hospital? -cuestionó la primera.
-¡Theodore Godfrey! -exclamó su interlocutora.
-¿Theodore Godfrey? -volvió a interrogar con algo de asombro.
Al escuchar ese nombre, Everleigh se sobresaltó. Contuvo la respiración, intentando que así disminuyera su sorpresa.
-Así es. ¿O hay otro Theodore más importante que él en Ocpeace City? -continuó la enfermera-. Escuché que estaba en una tienda de vestidos para novias con su prometida cuando se desmayó...
En ese punto, Everleigh ya no podía oír lo que conversaban. Su corazón se había acelerado y de pronto sintió un dolor sordo en el pecho.
-¿Dra. Trevino? ¡Es usted! ¡Qué fortuna que esté aquí! Rápido, revise a este paciente.
Quien hablaba era la enfermera que estaba monitoreando la frecuencia cardíaca del recién llegado. Cuando vio a Everleigh se llenó de alegría y le entregó el informe del análisis de sangre de inmediato. Ni siquiera notó el rostro pálido de Everleigh.
-Dra. Trevino, el recuento de glóbulos blancos del paciente está aumentando. Su nivel de azúcar en sangre es bajo y le hemos dado un goteo de glucosa. Creemos que podría ser gastritis aguda -notificó la enfermera.
Everleigh agarró el informe con cierta vacilación. Miró los números y respiró hondo antes de decir:
-Yo me encargo.
-Muy bien, lo dejo en sus manos. Gracias, Dra. Trevino -respondió la enfermera.
Ella se limitó a emitir un sonido con la boca en señal de afirmación. Cuando la enfermera se fue con el carrito médico, Everleigh tomó un estetoscopio de la mesa y caminó hacia la cama del paciente.
Ni bien llegó a la camilla, sus ojos se posaron en el hombre allí recostado y al instante sus emociones comenzaron a descontrolarse. Ya no contaba con su serenidad de siempre.
Theodore continuaba inconsciente. Tenía los ojos cerrados y eso lo hacía ver débil y cansado. Sin embargo, conservaba, incluso en esas circunstancias, su aura helada e indiferente que lo hacía un hombre inaccesible.
De pronto, el dolor que sintió en el pecho volvió. ¡Pasaron siete años! Pensó que nunca volvería a verlo. En ese instante, de forma instintiva, levantó la mano para acariciar el rostro del hombre delante suyo. Sin embargo, se detuvo justo cuando estaba a punto de tocarlo y se apresuró por retirar la mano.
-Everleigh, ¿qué haces? -se preguntó a sí misma en silencio.
En ese momento, ¡él no era más que su paciente! Finalmente, recuperó sus sentidos, ocultó la tristeza en su mirada y apartó la vista del rostro de Theodore. Con unos dedos temblorosos le desabrochó el traje y un aroma familiar llegó a su olfato.
Ni bien sintió el perfume, contuvo la respiración y rápidamente agarró el estetoscopio, se inclinó y lo colocó en el abdomen del hombre. Escuchó un sonido ahogado y al instante estuvo segura de que se trataba de una gastritis aguda.
De inmediato, Everleigh se puso de pie y observó preocupada al hombre, sin darse cuenta de que casi se le cae el estetoscopio. De repente, Theodore abrió los ojos. Sus fríos ojos color avellana se fijaron en ella.
Súbitamente, él levantó el brazo y le agarró la muñeca a Everleigh. La aguja pegada con una tira de cinta adhesiva en el dorso de su mano se desprendió y la sangre brotó al instante.
Los ojos de Theodore se hundieron cuando leyó la placa en su pecho: ¡Jefa de cirugías, Everleigh Trevino!
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Al principio, Karen Daly había creído que estaba casada con un hombre común y corriente. Nunca esperaba que, de repente, su esposo se convirtiera en su jefe. Siendo el hombre más rico en Asia, también era el heredero más misterioso de Rovio Corporación, S.A. En público, era un director decisivo y de sangre fría que dirigía el imperio empresarial. En privado, era un lobo vestido con piel de oveja y un verdadero diablo que nunca le dejaría escapar con facilidad."
"La misión de Valen era reemplazar a su hermana mayor, por eso se casó con su futuro cuñado. A partir de ese entonces, empezó a llamarlo "Querido esposo". En el mundo de los negocios, era conocido como el Señor Oscuro. Sin embargo, para sorpresa de muchos, consentía mucho a su esposa. Un día, un periodista le preguntó a Valen: "Sra. Lu, ¿qué es lo que más la asusta?". Inmediatamente, se mostró alterada. Había dos cosas que le asustaban. Durante el día, su querido y serio esposo; durante la noche, su querido y salvaje marido."
"Savannah quería vengarse de su exnovio, así que se fue al aeropuerto a buscar un hombre guapo para hacer un video besándolo y enviárselo a su ex; sin embargo, tuvo tan mala suerte que escogió a Callan Handerson, uno de los solteros más codiciados del mundo. Aunque Savannah fue quien lo besó sin previo aviso, nunca se hubiera imaginado que sería el propio Callan, el que le terminaría enseñando cómo era un beso francés de verdad; la chica entró en pánico y salió huyendo. Callan no se esperaba que, gracias a una sucesión de coincidencias, una historia romántica se terminaría formando entre ellos; este mismo día se volvería encontrar a esta chica traviesa, pero adorable, en el club de entretenimiento más lujoso y de más alto nivel de ciudad T. ¡La vio borracha mientras lo observaba en el baño de hombres!, él la arrinconó contra uno de los cubículos, cerró la puerta, y luego la besó sin vacilar. Después de esa noche, el destino los sumergió en un juego de trucos y engaños, en el que Savannah caería víctima de una de las trampas de este hombre, el mismo que al principio creyó que sería su víctima para la venganza. En esta montaña rusa de emociones, la chica, casi sin darse cuenta, terminaría mezclando el amor y el odio en su corazón."
Sintiendo pena por su ex infiel, Ashley se emborrachó en un club nocturno y perdió la aventura de noche. Inesperadamente, se quedó embarazada pero no sabía quién era el padre de su hijo. Sin embargo, después de que dio a luz a los mellizos, el padre del bebé se llevó a uno de ellos. Cinco años después, cuando Ashley estaba lista para solicitar un trabajo en el Grupo Hinton, se topó con Bruce Hinton, el hombre más rico de esta ciudad. Él era el padre de sus bebés, el hombre con el que Ashley se acostó hace cinco años. Bruce no sabía quién era esta hermosa mujer, pero su dulzura lo impresionó. "Jefe, ¿cómo castigar a esta mujer?" "Consigue su amor, luego conviértela en la madre de mi bebé".
Se suponía que mi matrimonio con Mathias me haría la mujer más feliz del mundo. Aunque sabía que él no me amaba, pensé que se enamoraría de mí una vez que lo colmara de amor. Ya pasaron cinco años y Mathias me trataba como a una cualquiera. Para colmo, conoció a su verdadero amor y cortó todos los lazos conmigo por culpa de ella. Él la presentó a todo el mundo; algo que nunca hizo por mí. Su infidelidad me llevó a la depresión. Me sentía totalmente destrozada. Tristemente, incluso en mi lecho de muerte, mi supuesto marido nunca apareció. Cuando volví a abrir los ojos, sabía que el destino me había dado una segunda oportunidad. Yo todavía era la esposa de Mathias y pasamos dos meses antes de que conociera a su verdadero amor. En esta vida, me negué a que él volviera a lastimarme. Consciente del gran error de mi antigua yo, le pedí el divorcio. Mathias rompió los papeles del divorcio una y otra vez y al mismo tiempo me encerró. "¡Rylie, deja de hacer estupideces! ¡Hacerte la difícil no me funciona!". Para demostrarle que hablaba muy en serio, seguí adelante y solicité a la justicia. Finalmente entró en pánico. Abandonó a la "mujer de sus sueños" y se arrastró a mi lado. "Por favor, dame una segunda oportunidad, Rylie. Te prometo amarte con todo mi corazón. Serás la única mujer en mi corazón de ahora en adelante. No me dejes, ¿de acuerdo?". Una guerra estalló en mi mente. Por un lado, no quería que me hicieran daño otra vez. Pero, por otro lado, no quería dejar ir al hombre que amaba tanto. ¡¿Qué debo hacer?!
Eden McBride pasó toda su vida siguiendo las pautas de la sociedad. Pero cuando su prometido la dejó un mes antes de su boda, Eden deja de seguir las reglas. Una furia insaciable es justo lo que recomienda el médico para su corazón roto. No, en realidad no era así. Sin embargo, era lo que necesitaba Eden. Liam Anderson, el heredero de la empresa de logística más grande de Rock Union, era el tipo perfecto. Apodado el Príncipe de los Tres Meses porque nunca estaba con la misma chica por más de tres meses, Liam había tenido una buena cantidad de aventuras de una noche y no espera que Eden sea nada más que eso. Cuando se despertó y la encontró con su camisa de mezclilla favorita, Liam comenzó a estar irritado, pero extrañamente intrigado. Ninguna mujer había abandonado su cama voluntariamente ni le había robado. Eden había hecho ambas cosas. Necesitaba encontrarla y arreglar las cuentas. Pero en una ciudad de más de cinco millones de habitantes, encontrar a una persona era como buscar una aguja en un paja. No se vieron hasta que el destino los volvió a reunir dos años después. Eden ya no era la chica ingenua que era cuando saltó a la cama de Liam; en ese momento tenía un secreto que proteger a toda costa. Liam estaba decidido a conseguir todo lo que Eden le robó, y no fue solo su camisa.
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