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El jefe se enamoro de mi

El jefe se enamoro de mi

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Adriana es engañada por su esposo, luego de que se divorcia empieza a sentir atracción por su jefe odioso. Lo que no sabía era que él estaba enamorado en silencio de ella.

Capítulo 1 Traicionada

Mi nombre es Adriana Peña, tengo veinticinco años y soy secretaria en una de las empresas más importantes de ciudad de México. Nací en Venezuela, pero vivo en México desde hace casi cuatro años, tengo una familia conformada por mi hija de seis años y mi esposo. Como todas las mañanas, me levanté para hacer el desayuno, para luego llevar a mi hija Sofía, al colegio y ya después irme a la oficina.

—Amor, ya me voy, en el mesón de la cocina te deje tu lonchera con tu almuerzo y con la merienda. —Dije mientras entraba al cuarto, mi esposo seguí acostado.

—Está bien, nos vemos por la noche. —Me respondió y me lanzó un beso.

Salí de la casa y dejé a Sofía en su colegio, mientras iba de camino a la empresa, recibí una llamada de una compañera de trabajo. Sabía que tendría que ver con que hoy llegaba el hijo del dueño de la empresa, el sería el encargado ahora.

—¿Hola? —Dije al responder.

—Adriana sabes bien que tendrías que haber estado aquí hace más de diez minutos, ya llego el nuevo encargado. —Me dijo Paola con voz de reproche.

—Ya estoy llegando, cálmate y distráelo por favor, te lo pido. —Le respondí y corté la llamada.

Me tardé seis minutos en llegar, corrí por todo el lobby para alcanzar a entrar en el ascensor. Tarde un minuto más en llegar al último piso, ahí se encontraba la oficina del jefe.

—Le aseguro que ella siempre llega muy temprano, es una persona puntual. No debe tardar, estoy segura de que algún inconveniente tuvo para no estar aquí. —Le estaba diciendo Paola a un hombre alto que estaba parado al frente de ella de espalda a mí.

—Miré, se lo dije, ahí está. —Dijo Paola al verme y el hombre volteo.

Volteo el nuevo jefe para verme y quede increíblemente impresionada. Era mucho más alto que yo, su cabello era negro y largo, estaba alborotado. Tenía un traje elegante pero su camisa blanca estaba desabotonada, haciéndolo ver informal y unos mocasines. Tenía los ojos azul claro, era de un tono de piel claro y tenía unos labios voluminosos. No podía ni tragar viendo a ese espectáculo parado ahí en frente de mí.

—Llegas veinticinco minutos tarde, me gusta la puntualidad. —Me dijo con su voz gruesa.

—Disculpe señor, siempre llego a tiempo, solo que hoy se me hizo un poco tarde, pero le prometo que no va a volver a pasar. —Le respondí y se dio la vuelta para entrar a su oficina.

Tome mi lugar en el escritorio afuera de su oficina y respire profundo, este tipo era mucho más exigente que su padre. Estoy segura de que si vuelvo a llegar tarde me dirá que busque otro trabajo. Después de tres horas de intenso trabajo y programar citas, salió de su oficina.

—Quiero que vayas a buscar a tu hija al colegio y la dejes en casa o con algún familiar, me tienes que acompañar a una junta y no vas a alcanzar a llegar a la hora de salida de tu hija. —Me dijo Aquiles.

—Si señor, ya mismo salgo y me encargo de eso. —Le respondí, tomé mis cosas y me fui directo al ascensor sintiendo su mirada en mí.

Recogí a mi hija y fuimos directo a casa, la iba a dejar con su papa mientras yo iba con Aquiles a la junta, no serían más de tres horas. Cuando llegue a casa, había otra camioneta que no era la de Cristóbal, estacionada en el frente de la casa.

—Amor nos vamos a bajar en silencio y vamos a entrar a la casa igual en silencio, le daremos una sorpresa a papa y no queremos arruinarla haciendo ruido. —Le dije a mi hija mientras la bajaba del carro en silencio.

—Está bien mami. —Me respondió mi hija y me dispuse a entrar a la casa en silencio junto con mi hija.

Mi esposo llevaba muchos meses actuando raro y hoy era el día en el que me enteraría de que era lo que lo tenía así. Dejé a mi hija sentada en la sala y comencé a subir las escaleras lentamente, se escuchaban unos sonidos que no lograba descifrar. Cuando termine de subir la escalera, la puerta de mi habitación estaba un poquito abierta, quede en shock cuando entendí que los sonidos eran gemidos, mi esposo estaba teniendo relaciones con otra mujer. Abrí la puerta y ambos se quedaron sorprendidos, inmediatamente baje las escaleras lo más rápido que pude, tome a mi hija y salí de la casa, la subí al carro y arranque, a pesar de que me estaba gritando que me parara.

Maneje a gran velocidad, estaba con los ojos aguados, pero no decepcionada, en el fondo me lo esperaba, así que no me dolió tanto. Maneje a la casa de mi madre para dejarle a Sofia, no podía volver a quedar mal con mi nuevo jefe.

—¿Qué pasa hija? —Me pregunto mi madre después de abrirme la puerta.

—Voy tarde al trabajo, quédate con mi hija, en la noche vengo y te explico todo.

Le dejé a mi pequeñita y volví a la empresa con la rabia corriéndome por las venas, solo quería olvidarme un rato de todo lo que acababa de ver. En el lobi, ofrecían bebidas de todo tipo, yo pedí un whisky y subí hasta mi lugar de trabajo.

—¿Qué haces tomando? —Me pegunto ese apuesto jefe que me habían puesto de jefe.

—Tuve ciertos problemas, realmente necesitaba un trago. —Le respondí.

—Deje sus problemas para cuando no esté en la oficina, además, es muy temprano para estar tomando tragos. Voy a ir a la recepción y daré la orden de que no te den más alcohol. —Me dijo Aquiles y me quito en vaso con whisky.

—¿A qué hora empieza la junta? —Le pregunte mientras lo seguía.

—Estamos esperando que lleguen algunas personas y comenzamos, tu anda a tomarte un café negro bien cargado, no quiero que la gente se dé cuenta de que andabas tomando. —Me respondió seco, hasta me hizo sentir una alcohólica.

—No es para tanto, solo fue un trago, señor odioso. —Le dije y me fui a tomar el café.

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