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SECUESTRO Y ROMANCE EN BLANCO Y NEGRO

SECUESTRO Y ROMANCE EN BLANCO Y NEGRO

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SINOPSIS DE LA NOVELA Mi nombre es Marian, anteriormente, desconocía el tema del secuestro de mujeres para la explotación sexual, era tan ingenua y confiada, que nunca me imaginé que en este mundo existen peligros que pudiesen estar en los lugares menos esperados, haciendo honor a mi inocencia, asumí el riesgo de irme a vivir sola a un país desconocido sin saber lo que le esperaba en el camino. A pesar de mi aparente fragilidad, escapé de un secuestro de forma milagrosa, luego me culparon de un delito que no cometí, afortunadamente, un general de alto rango, me ayudó a demostrar mi inocencia, el trauma que sufrí, me motivó para luchar contra la trata de personas, conocí algunos hombres en el camino, pero uno de ellos, convirtió mis días en blanco y negro. ¿Te gustaría saber cómo termina mi historia? ¡Te invito a leerla!

Capítulo 1 EL ENGAÑO

El secuestro de mujeres para la explotación sexual, se había convertido en el negocio más lucrativo de los delincuentes, yo desconocía este tema, era tan ingenua y confiada, que nunca me imaginé que en este mundo existían peligros que pudiesen estar tan cerca de mí, por ese motivo, tomé el riesgo de irme a vivir sola a otro país desconocido sin saber lo que me esperaba en el camino.

Mi madre siempre me dijo que era peligroso salir sola de madrugada sobre todo a lugares desconocidos, porque algunas personas ebrias o drogadas que se encontraban en la calle podrían faltarme el respeto, yo crecí con esa idea en mi mente, y por esa razón, pocas veces salí de noche, mis amigas se burlaban de mi forma de pensar, me llamaban anticuada y miedosa, incluso, en mi trabajo, algunos compañeros hacían comentarios despectivos sobre mi temor, y lamentablemente, yo tenía que aguantar las burlas, pero, un día, todo cambió, y ese cambio se dio a partir de la llegada de una nueva compañera de trabajo llamada Dora.

—Marian, mucho gusto, me llamo Dora.

—¿Cómo es posible que sepa mi nombre si apenas está llegando? —le pregunté con una sonrisa.

—Es muy fácil, estaba entrando cuando escuché tu nombre.

—¡Claro!, escuchaste su nombre porque Marian es la chica más miedosa de esta oficina —dijo Marcos, soltando una carcajada.

—Quizás Marian tenga un trauma y por eso sea tan miedosa —exclamó Inés, sosteniendo entre sus dientes un lapicero.

—Yo creo que alguien le faltó el respeto en una fiesta, por eso nunca nos acepta una invitación, —afirmó Jorge, cruzando las piernas—. Sería buena idea reunir dinero para pagarle un psicólogo.

—Creo que ya es suficiente, deberían respetar las opiniones de Marian —reaccionó Dora alzando la voz y golpeando la mesa.

—¿Quién eres tú para hablarnos de esa forma? —preguntó Inés.

—Soy una persona muy influyente que puede lograr que hoy mismo ustedes sean despedidos.

Hubo un gran silencio, nadie dijo nada, todos salieron de la oficina, yo me quedé perpleja, y luego le pregunté a Dora, si era cierto lo que ella había dicho.

—¿Es cierto que eres una persona muy influyente dentro de la empresa?

—¿Por qué lo dudas? —Dora comenzó a reírse a carcajadas.

—¿Quién eres?

—¿Te lo creíste Marian? —preguntó Dora.

— ¿En serio? ¿Es mentira lo que dijiste? —ambas comenzamos a reírnos a carcajadas.

—Es mentira, pero no le digas a nadie, es mejor que ellos no se enteren de la verdad, así se quedarán tranquilos y dejarán de molestarte.

—Eres muy habilidosa, jamás hubiese inventado algo similar.

—Yo soy una actriz —una vez más comenzamos a reírnos.

—Te doy el contrato de actriz —le respondí a Dora, mientras me daba golpes en el pecho por haberme reído con exageración.

—Me agrada hacerte reír, nadie tiene derecho de humillar a nadie.

—Nunca imaginé que volvería a sonreír en esta empresa, y mucho menos de esta forma.

Después hicimos silencio y desde ese día, nadie se atrevió a burlarse de mí, pasaron varios meses y Dora me invitó a una fiesta, yo no tenía ganas de ir, pero sentí que ella era la única persona que me aceptaba y me comprendía, mi compañera fue muy hábil para convencerme, ella me prometió que me iba a cuidar y que encontraría un taxi seguro para las dos, yo creí en sus palabras, y el fin de semana me preparé para ir a la fiesta, todo estaba bien, pero yo sentía algo extraño en mi corazón, era como una especie de angustia inexplicable, ese día, estuve a punto de no asistir a la fiesta, pero Dora me llamó. Riiin… Riiin….

—¡Aló! —respondí.

—Hola Marian. ¿Cómo estás?

—Estoy muy bien, ya terminé de arreglarme, pero me siento muy cansada, me hubiese gustado dormir.

—Marian deja los nervios, todo estará bien, espero contar con tu compañía, no quiero estar sola en una fiesta con tanta gente.

—No te preocupes, yo estaré contigo, ya estoy comprometida.

—Marian, también quería decirte algo, hoy tuve una discusión muy fuerte con mi novio, él me llevará a la fiesta, pero no pude pedirle que te busquemos, hemos discutido muy fuerte.

—No conozco a nadie que me pueda llevar, tendré que quedarme en casa.

—De ninguna manera, ya envié a un amigo de confianza para que te recoja, y de regreso ya tengo contratado un taxi para las dos.

—Es una pena que hayas discutido con tu novio, en realidad, pensé en quedarme, pero te has portado muy bien conmigo y no te quiero defraudar.

—Me parece muy bien que aprecies a tu única amiga, te comentó que hace media hora mi amigo salió a buscarte, ya debe estar llegando a tu apartamento, por favor, no lo hagas esperar porque tiene mucho trabajo en la noche.

—Bueno, ya estoy lista, no hay problema.

—Ok. Entonces nos vemos más tarde.

—Está bien, nos vemos.

Apenas me despedí de Dora, llegó un carro rojo, bajé muy rápido y cuando me acerqué al carro, sentí temor porque el hombre no venía solo, estaba acompañado. El amigo de Dora, sintió mi temor y me dijo: estos son mis primos (Cleyver y Jackson), los hombres fueron muy amables conmigo y me saludaron con una sonrisa, pensé que quizás estaba exagerando con mi temor y subí al auto.

Mientras el chofer manejaba, había un gran silencio, pero al transcurrir como quince minutos Cleyver y Jackson, comenzaron a discutir por un dinero, en realidad, no entendía nada, el conductor les pidió que guardaran silencio.

—¿Te molestan mis primos? —me preguntó el chofer acomodándose el cuello de su camisa.

—No te preocupes, todo está bien —le respondí.

—¿Cuánto tiempo tienes viviendo acá? —volvió a preguntar el chofer.

—Ya tengo tres años viviendo aquí.

—Veo que no estás acostumbrada a salir de madrugada.

—En realidad, no.

—Estás muy joven, tienes que salir, uno necesita conocer la calle.

—No tengo tiempo para conocer este país porque trabajo demasiado.

—Deberías dedicarle más tiempo a la calle, alguien podría secuestrarte y tú ni cuentas te darías.

—¿Oye porque te estás desviando de la dirección? —pregunté con mucho temor.

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