/0/1234/coverbig.jpg?v=0b7fec0d5e01b19bf49855102bf0edf9)
El mundo fue destruido por los humanos con sus guerras y su odio entre ellos mismos. Las personas morían cada vez más, los valores se perdían con facilidad y los que realmente querían permanecer en el lado bueno comenzaron a perder la esperanza. Una noche de invierno todo cambió en un abrir y cerrar de ojos, no eramos los únicos en todo el mundo. Eran iguales a nosotros físicamente, podían ver, podían sentir, podían hablar idiomas completamente desconocidos por el hombre y su arma más grande eran sus sentidos, aquellas criaturas eran más fuertes que cualquiera, habían estado ocultándose por un buen tiempo, sólo aparecían en las noches. Agotados de vivir bajo nuestro mundo, decidieron salir para apoderarse de todo y eso fue lo que hicieron exactamente. Intentaba sobrevivir con mi madre, perdimos miembros de nuestra familia pero no podíamos seguir sufriendo por ello. No teníamos a donde ir, estábamos rodeadas de las criaturas malvadas, para mí hubiera sido un juego hace trece años pero en las situaciones reales del mundo real...nunca se sabe si eres lo verdaderamente valiente o lo verdaderamente cobarde. No tenía idea siquiera de lo que realmente debía hacer, me aferraba a la idea de sobrevivir costara lo que costara teniendo en mente las reglas de siempre: 1. Nunca salgas sola de noche y si es posible, nunca salgas de noche. 2. Tener cerca algo que provocara o ayudara a crear fuego. 3. La oscuridad nunca es buena, sus ojos pueden verte a través de ella. 4. Comida y agua nunca debe faltar. Y 5. Nunca debes correr o ellos te atraparán con facilidad, la solución a eso es...matarlos con fuego.
El sol hacía notar su presencia brillando cada vez con más fuerza mientras se alzaba en el cielo despejado, salí de casa sintiendo los rayos del sol sobre mí. Sonreí ante la calidez de ellos, cerré mis ojos inclinando mi cabeza a un lado, un día soleado en invierno era lo mejor. La nieve se encontraba intacta en el suelo, los árboles estaban bañados con capas blancas, dejé salir el aire de mi boca notando el vapor que salía de ella.
El invierno era mi estación favorita, pero a la misma vez la odiaba, traía muchos recuerdos, el frío parecía entrar en mi cabeza para encargarse de traer de regreso los buenos momentos de mi infancia. Suspiré sacudiendo la cabeza.
-¡Finalmente algo de sol! -exclamó mi prima Becca mientras extendía los brazos disfrutando de los rayos del sol. La reproché con la mirada y rodeó los ojos-No hay nadie cerca, Mía. Es de día, ¿Recuerdas?
Regresé adentro, la sala era nuestro lugar para dormir, cada noche solía quedarse despierto uno de nosotros para vigilar. Las criaturas nocturnas no lograban entrar a los hogares si estaba habitada por alguien y si llegaba a poner un pie adentro era con el permiso de una persona. Muy típico en las películas de vampiros que solía ver a los seis años, era muy curiosa.
Incluso sabiendo eso preferíamos tener alguien que pudiera avisar cualquier movimiento extraño, odiaba patrullar, pasaba todo el día con ojeras y durmiendo en cualquier lado.
Caminé hacia la esquina de la sala, justo al lado del televisor y del sofá, mi madre seguía durmiendo al igual que los demás. Éramos un grupo de ocho personas, demasiado grande en mi opinión, odiaba estar entre tantas personas, pero si quería seguir respirando tenía que hacerlo. Mi madre, Carmen y Lorenzo eran los adultos, luego seguían la hija de Carmen, Zara quien tenía 25, Mía Hall, ósea yo con 18 y mi prima Becca de 15 años. Éramos las tres chicas del medio, los dos más pequeños eran los gemelos Denis y Dany, tenían 12 años y eran huérfanos desde hace un año que los encontramos.
Carmen insistió en que no podíamos dejarlos solos. Revisando mi bolso noté las pocas galletas dulces que quedaban, algo de comida en lata, tres botellas de agua, fósforos, un cuchillo pequeño muy filoso que Lorenzo me había dado hace meses y la manta para la noche. Hice una mueca de desagrado, revisé los demás bolsos confirmando el hecho que debíamos ir por alimentos y quizás algo de ropa para el invierno.
-¿Qué sucede? -preguntó Becca al verme arrodillada en el suelo terminando de revisar el bolso de Denis.
-Debemos ir por más comida y agua-me levanté recogiendo mi cabello en un moño.
-¿Es necesario? -miró a los chicos durmiendo.
-Si fuéramos menos en el grupo entonces no lo sería.
La ciudad permanecía en silencio, los autos abandonados estaban en cada esquina o rincón de las calles, algunos edificios se mantenían en buen estado, pero otros comenzaban a perder su buena presentación. Recuerdo los gritos de los vecinos esa noche de hace trece años, recién había cumplido los seis años, mis padres estaban en la sala viendo televisión mientras que mi hermano y yo no podíamos dormir.
Escuchaba gritos desgarradores, sin soportarlo más, bajé con mi hermano encontrando a mi madre cerrando con seguro las ventanas y las puertas. Sus palabras fueron claras "Debemos irnos, rápido". Recuerdo haber subido rápidamente los escalones, miraba a mi hermano guardar todo en un bolso, intentaba imitarlo con la misma velocidad, mi corazón latía rápidamente con cada grito que parecía acercarse más.
-¿Qué está pasando afuera, papá? -pregunté mirándolo. Tenía un bolso más abultado que el mío. El televisor estaba encendido, podía escuchar a la mujer de las noticias decir que permaneciéramos en casa.
-No te preocupes, cariño-se acercó cargándome en sus brazos. Esa noche salimos de casa, el auto encendió sin ningún esfuerzo, cuando las ruedas se colocaron en marcha noté que la mayoría de los vecinos hacía lo mismo que nosotros...dejaba todo atrás.
No pudimos escapar ni alejarnos lo suficiente, el auto había perdido gasolina a los pocos minutos, el tanque estaba vacío por completo, siempre recuerdo el silencio incómodo que se hizo cuando bajé del auto. Todo pasó en cámara lenta y entonces entendí la razón de los gritos, sombras oscuras se abalanzaban sobre las personas devorando sus cuellos, nunca olvidé la sangre que corría y por eso ahora la aborrezco, el sólo verla me marea por completo.
Mi padre y mi hermano no sobrevivieron la primera noche del ataque, mi madre se encargó de mí aferrándose a lo único que le quedaba.
Normalmente no nos encontrábamos con otros grupos, cuando eso pasaba nadie parecía colocarle atención porque todos buscábamos algo: Comida, refugio, ropa y encontrar la forma de seguir viviendo.
-¿Estás bien, cariño? -susurró mi madre junto a mí.
-Sí, sólo pensaba-intenté alejarme antes de que preguntara. Al llegar a una de las tiendas cada uno tomó un pasillo, me apresuré en recoger más botellas de agua y algo de latas de refresco. Mientras guardaba todo en mi bolso, sentí odio hacia aquellas criaturas.
A mis dieciocho años nunca he tenido que asesinar una de esas cosas, mi madre se encargaba de protegerme y cuando quería correr no lo hacía. Era el error más grande que podía cometer. Lorenzo llegó al grupo cuando tenía diez años, él mismo me había dado cinco reglas que nunca he desobedecido:
La primera: Nunca salgas sola de noche y si es posible, nunca salgas de noche.
Aquellas criaturas eran ágiles en la oscuridad, a diferencia de los humanos, ellas adoraban todo lo oscuro y lo tenebroso.
La segunda: Tener cerca algo que provocara o ayudara a crear fuego.
El fuego era la mejor arma que hasta ahora es efectiva. Los puede acabar en un segundo.
La tercera: La oscuridad nunca es buena, sus ojos pueden verte a través de ella.
La misma Carmen lo había comprobado, cuando su esposo falleció por culpa de uno de ellos, se quedó quieta en un rincón controlando forzadamente la respiración, aquella criatura de la noche la veía con sus ojos brillantes, pero no la asesinó. Nunca supe si tuvo suerte de estar viva o mala suerte de ver a su esposo morir.
Cuatro: Comida y agua nunca debe faltar.
Y la última: Nunca debes correr o ellos te atraparán con facilidad, la solución a eso es...matarlos con fuego.
En ocasiones sentía curiosidad por ver uno de esos, incluso cuando mi padre y mi hermano murieron nunca pude verlo. Mi madre se encargaba de protegerme como siempre. Supongo que ahora era un poco más fría y escondía los sentimientos. Becca había llegado a nosotros por gran casualidad, me sorprendió que no la asesinaran, pero entonces recordaba algo: Ser fuerte y valiente no quiere decir que eres un experto en supervivencia.
Según Zara, ella no los llamaba criaturas, los llamaba como realmente eran: Demonios. A pesar de mantenerse en silencio la mayor parte del tiempo, su mente era interesante. Sé que tenía curiosidad por esos "demonios" como le dice, ella misma había dicho tener ganas de estar en el centro de ellos y saber cómo sobreviven si los humanos estamos en gran escasez. No sólo en este lugar, en todo el mundo. Algunos países están sin vida alguna.
Denis decía que esos demonios al vivir de la sangre no podían eliminar a toda la raza humana, debían tener un control con la alimentación si querían seguir viviendo, ahí era donde su hermano Dany intervenía añadiendo que sin sangre humana podían enloquecer y asesinarse unos con otros, tal como los humanos hacían cuando existía el "verdadero mundo".
Muchas veces pensaba que los humanos y esos demonios no eran diferentes a nosotros, ambos asesinaban por placer, asesinaban por necesidad, eran malvados, crueles, despiadados, destructores y amantes del poder. ¿Acaso los humanos no somos así? ¿Cuántas cosas no hemos destruido? ¿Ahora después de tantos años debemos seguir culpando a los demonios cuando en miles de años hemos hecho lo mismo?
Era una pequeña conexión que mi mente había hecho y que no me había atrevido a decir en voz alta.
"¡Ahh!". Ella solo podía gemir, a pesar de que no amaba a ese hombre; de hecho, lo odiaba. Las manos del hombre recorrían todo su cuerpo. Ella jadeó cuando él comenzó a bajarle el cierre del vestido. Este terminaba en su cadera, así que terminó con la espalda y la cintura descubiertas. "No me toq... ¡mmm!". El hombre movió sus dedos por su espalda descubierta y presionó su cabeza contra una almohada. Los toques le provocaron escalofríos a la chica. "Haré que te olvides de sus toques, besos y todo lo demás. Cada vez que toques a otro hombre, solo podrás pensar en mí". ---- Ava Adler era una omega nerd. Los demás la molestaban porque pensaban que era fea y poco atractiva. Pero Ava amaba en secreto a un chico malo, Ian Dawson. Él era el futuro Alfa de la manada Mystic Shadow. Sin embargo, a él no le importaban las reglas ni las leyes, solo le gustaba coquetear con las chicas. Ava no era consciente de la arrogancia de Ian hasta que su destino se entrelazó con el del joven. Él la descuidó y la hirió profundamente. ¿Qué pasaría cuando Ava se convirtiera en una bella capaz de conquistar a cualquier chico y, al verla, Ian se arrepintiera de sus decisiones? ¿Y si ella tenía una identidad secreta que aún no había descubierto? ¿Y si cambiaban las tornas e Ian le suplicaba que no lo dejara?
Linsey fue abandonada por su novio, quien huyó con otra mujer el día de su boda. Furiosa, ella agarró a un desconocido al azar y declaró: "¡Casémonos!". Había actuado por impulso, pero luego se dio cuenta de que su nuevo esposo era el famoso inútil Collin. El público se rio de ella, e incluso su fugitivo ex se ofreció a reconciliarse. Pero Linsey se burló de él. "¡Mi esposo y yo estamos muy enamorados!". Aunque todos pensaron que deliraba. Entonces se reveló que Collin era el hombre más rico del mundo. Delante de todos, se arrodilló y levantó un impresionante anillo de diamantes mientras declaraba: "Estoy deseando que sea para siempre, cariño".
Amar y ser amada es lo que toda mujer sueña. Sin embargo, lo único que Debbie quería era el divorcio. Llevaba tres años casada con Carlos, un joven multimillonario a quien ni siquiera había visto la cara. Cuando por fin decidió poner fin a su irónico matrimonio e ir en busca de la felicidad verdadera, apareció su supuesto marido y le pidió que lo intentaran de nuevo. A partir de entonces, Carlos se sentía increíblemente atraído por el espíritu libre y salvaje de Debbie y se enamoró de ella. Él comenzaba a mimarla. Poco a poco, lo que había entre ellos se iba a convirtiéndose en una atracción irrefrenable. Esto es una extraordinaria historia de amor donde descubrirá que, a veces, el amor no está muy lejos de cada uno de nosotros.
"Tú no perteneces aquí. Lárgate". Hanna, la hija legítima de Wheeler, regresó sólo para ser expulsada por su familia. Su prometido la engañaba con la hija impostora, sus hermanos la despreciaban y su padre la ignoraba. Entonces, se cruzó con Chris, el formidable líder de la familia Willis y tío de su prometido. "Hagamos como si nunca hubiera pasado", dijo ella. Sin embargo, a pesar de la esperanza de Hanna de separarse, Chris insistió en que fuera responsable. Él amenazó con revelar los verdaderos talentos de Hanna como doctora sobresaliente, guionista brillante y cerebro de un famoso estudio de diseño, obligándola a casarse. Una vez le pidieron a Chris que protegiera a alguien. El destino los reunió en circunstancias delicadas. Él había planeado mantener su promesa y proporcionar un refugio seguro, sólo para descubrir que Hanna estaba lejos de ser la delicada mujer que parecía. Era ingeniosa y astuta...
Casarse con su mejor amigo fue un sueño hecho realidad para Kelly, pero todo tiene realmente una limitación. Pierce es el primer amor de Kelly, pero como su mejor amiga, sabía bien que siempre había otra mujer en lo profundo de su corazón. Lexi Gilbert. La mujer que Pierce nunca podría olvidar incluso si ya hubiera acordado casarse con Kelly. *** Kelly finalmente se dio cuenta de que su feliz matrimonio de los últimos tres años era solo un hermoso sueño cuando Pierce pidió el divorcio solo porque Lexi regresó. Ella sólo podría ser su mejor amiga incluso si estuviera encinta de su bebé. *** Dado que su amistad se había convertido en una jaula, Kelly decidió dejarlo en libertad, así como a la miserable misma. Pero ¿por qué entonces fue Pierce quien se negó a seguir adelante? Para empeorar las cosas, su diabólico hermanastro también intervino de manera dominante al mismo tiempo, pidiéndole que fuera suya. *** ¿Su príncipe azul contra su hermanastro diabólico? ¿Cómo podría Kelly salvar su corazón en esta batalla de amor y odio?
Ella se casó en secreto con una superestrella; sin embargo, su estado civil se mantuvo en conocimiento público. Ella lo amaba como a un perro, tan leal, tan sin vergüenza, pero él la alejaba constantemente solo por su egoísta razón de tomar venganza contra su madre. Después de su divorcio, ella accidentalmente se acostó con un atractivo desconocido cuyos ojos azules exudaban un atractivo sexual extremo, atrayéndola a una inevitable atracción fatal. Él era tan tranquilo y gentil, prometiéndole la felicidad eterna. "¿Ms. Cathryn Riley, se casará conmigo?" Su expresión era seria y sincera. Los dedos delgados del hombre sostenían una caja redonda de terciopelo rojo muy delicada y hermosa; dentro había un anillo de diamante exquisito. Asustada emocionalmente, ella le respondió, "He sido divorciada una vez. Espero que no me haga divorciar por segunda vez de nuevo." Keith sonrió y respondió suavemente, "Mi mundo nunca se ha centrado en nadie. Pero en los días venideros, mi mundo se centra en ti". Ella estaba tan conmovida que no pudo evitar llorar lágrimas de felicidad. Estar con él le trajo una alegría eterna y su promesa eterna reemplazó su sufrimiento por el matrimonio fracasado.