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Obsesión: Mi Primera Vez

Obsesión: Mi Primera Vez

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Chelsea es una joven millonaria psicóloga que lleva una doble vida. Diagnosticada como ninfómana, su obsesión por el sexo descontrolado se desató desde su primer encuentro íntimo con un desconocido. Desde entonces, busca constantemente saciar su sed de intimidad, desafiando los límites sociales y morales. Mientras tanto, Chelsea se sumerge en sesiones de terapia para intentar encontrar respuestas a su vida turbulenta y compulsiva. ¿Podrá finalmente encontrar la felicidad y el equilibrio en medio de sus deseos desenfrenados?

Capítulo 1 Confesión

—¡Hola señorita! ¿Cómo está? ¿En qué puedo ayudarla? Puede contarme lo que usted desee, teniendo la plena convicción que aquí es un espacio seguro donde podemos salir delante de aquello que nos atormenta. ¿Cómo te llamas?

Sin duda eran palabras muy convincentes de parte de la Psicóloga, así que me presente. —¡Mucho gusto! Mi nombre es Chelsea, ¡Así como usted también soy Psicóloga! Solo que no he podido superar mi adicción y me es muy difícil afrontar mis problemas.

—¡No te preocupes Chelsea! ¡Todos hemos pasado eso por algún momento en la vida, por lo que todos necesitamos ayuda en algún momento! ¿Acaso has visto un peluquero quitarse sus propios cabellos? Siempre necesitamos de alguna mano amiga que nos ayude.

Sinceramente no sabía cómo responder a su pregunta, por lo que me limite a responder. —¡Comprendo tu punto de vista! Solo espero que no me corras de aquí, así como lo hizo la anterior Psicóloga sexual que visite.

—¡Adelante! Puedes contarme lo que quieras, ¡Créeme no eres la única que tiene un problema relacionado con la vida sexual!

En ese punto de mi vida me encontraba dispuesta a dar el paso y comenzar a intentar cambiar esa adicción que no había podido superar en el transcurso de la universidad.

Desde un tiempo me comenzaba a dar cuenta que no era natural ese tipo de adicciones, ¡Por lo que en primera instancia busque ayuda de colegas profesionales con más experiencia!

Durante el transcurso de la universidad, constantemente se me hacía referencia a temas sexuales con las compañeras de habitación. En ese entonces ¡Aun era virgen a mis dieciocho años! Lo que me hacía sentirme diferente con las demás tras escucharlas hablar de las aventuras que mantenían por las noches en los espacios oscuros y otras directamente en las casas de los campus de los varones.

Durante una reunión de compañeras, una de ellas me preguntó. —Chelsea. ¿Cuando fue tu ultima vez?

Me sentí atemorizada en ese instante, por lo que respondí con timidez. —¡Perdón! Es que la verdad no soy muy participe de interactuar contando esos temas íntimos, que para mí son especiales.

Las risas no se dejaron de escuchar entre ellas, aduciendo que no deseaba hablar al respecto debido a que, de seguro no tenía experiencia en el tema, siendo esa la verdad. No tenía experiencia alguna con un hombre en específico, pero desde pequeña tras descubrir a mis padres teniendo sexo por las noches, constantemente pasaba por la puerta de la habitación de mis padres para escucharlos gemir y gritar.

Eso comenzó a despertar el interés interior sexual, por lo que a mis doce años estando en edad de desarrollo, en secreto con un primo le solicité que me dejara observar su viril.

El rostro de sorpresa no dejó de provocarme risa en ese momento, entonces me respondió. —¡No prima! ¿Cómo crees que voy hacer eso? Mi padre me ha enseñado que es una parte privada y debo evitar enseñarla en público.

Era más que obvio que en especial sentía curiosidad por ver directamente uno que fuese el de mi padre, por lo que le pregunté. —Pero ¿no me digas que no te da curiosidad saber que puedes hacer con él? O ¿Acaso si lo sabes? ¡Porque yo sí sé que se puede hacer!

—¡Si prima! La educación sexual me la han enseñado en casa, pero no debemos de hablar estas cosas.

Fui muy insistente y volví a pedírselo. —¡Solo enséñamelo una vez! Si no, diré que quisiste abusar de mí.

Era demasiada mi curiosidad por lo que estaba intentando intimidarlo, porque era dos años mayor. En ese momento llegó a pensar que me creerían más por ser mujer y menor que él. Fue la primera vez que aprecie lo que era un viril de varón, desde entonces fue en aumento el deseo por querer ver y tocar uno al que pudiera tener entre mis manos.

Antes de sufrir directamente de la adicción al sexo. ¡Por qué era evidente que aún no había probado sexo con nadie! No exactamente sexo entre genitales.

Desde ese momento comencé a ahondar más en el tema y buscar toda clase de material que me orientara y diera la mayor información posible para satisfacer y encontrar satisfacción propia.

Tras varios intentos con mi primo, solo llegamos a que me deslizara por todo el cuerpo su hermoso viril. Era excitante cuando pasaba rozando mi vulva y parte de mi trasero con su viril. ¡Cuántas veces no desee que lo introdujera! Pero me daba temor llegar a algo que me arrepintiera después, por lo que solo lo complací con orales y mi primo se derramaba en mis pechos o en mi garganta.

Luego de esas experiencias con mi primo, en la universidad tras escuchar constantemente esas conversaciones por las noches experimentaba sueños húmedos que lograba esconder muy bien ante las demás universitarias. No sería hasta que el único chico me llamo realmente la atención que pertenecía al equipo de lucha olímpica de la universidad.

Constantemente asistía a los entrenamientos para ver los cuerpos y como se les marcaba la entrepierna a los luchadores olímpicos. Alguno lograba en sobremanera llamar mi atención mientras que otros simplemente no llenaban el traje que utilizaban, lo que los hacia quedar fuera de mis expectativas en concreto.

El joven que había llamado mi atención en específico, se acercaba de vez en cuando, no me era indiferente y le sonreía constantemente, pero mirándole fijamente la entrepierna a lo que el comprendió que eso era lo que andaba buscando.

Mientras nos observamos, se atrevió ir más allá del asunto y me preguntó. —¡Preciosa! ¿Si gustas podemos vernos después de clase? No tengo más nada que hacer. ¿Tendrás tiempo para verte conmigo?

Entonces mi respuesta fue inmediata. —¿Cómo no voy a tener tiempo? Te espero en la fuente central

Sin dudarlo me respondió con premura. —¡No vayas a faltar! ¿Cuál es tu nombre? Hermosa.

El muy desgraciado no sabía ni mi nombre y ya me iba a entregar a su deseo, pero entonces le respondí con una sonrisa pícara. —¡Chelsea! Sin duda ahí estaré ¡No vayas a faltar!

De esa manera comencé a desatarme con la Psicóloga, esperando que en esta ocasión mencionara algo realmente relevante que me ayudara con lo que consideraba que era un verdadero problema en mi vida.

—¡Así es Doctora! Cuando observé a ese chico, me llené de deseo por estar de inmediato con él. Su cuerpo era súper atlético y sus músculos sobresalían de su traje. Su entrepierna se veía muy grande o al menos se notaba que tenía un viril que era capaz de satisfacer a una mujer con facilidad.

—Pero, si eres consiente que grande no siempre significa placer. ¿verdad? —Me preguntó la Psicóloga

—¡Si claro Por supuesto! Pero eso exactamente no lo sabía ese día que había quedado con el chico del traje azul.

Se notaba ansiosa en saber mis detalles, por lo que mencionó en ese instante. —¡Continua! Es muy importante que no omitas los detalles, porque de ellos radica el ¿Por qué de tu adicción?

—¡Podría ser! Pero en verdad cuando me reuní con el chico que ya me estaba esperando, me llevó directo a su habitación en el ala sur del campus. Me sentí avergonzada porque sus amigos se encontraban ahí cuando ingresamos, pero tras observarnos salieron de inmediato, pero sentí que ellos más bien se estaban burlando, pero imaginé que era de mí y nunca de su compañero.

—Eso suele suceder en ese tipo de situaciones, pero desde ahí veo que te sentiste incomoda ¿verdad?

—¡Mas que incomoda! Me sentía avergonzada, porque era mi primera vez y de seguro él no lo sabía por lo que esperó que al menos tuviera experiencia en felaciones. Ya que estuvo esperando a que me acercara y jugara con su virilidad antes que el conmigo.

—¡Definitivamente estabas ante un joven que también cree que la mujer primero debe de acercarse a ellos para después ellos hacerlo hacia uno! ¡En verdad te comprendo! —Exclamó la Psicóloga con algo de resentimiento.

No le presté mayor importancia y entonces continúe con mi relato. —Nos encontrábamos en esa situación cuando me preguntó. “¿Con cuántos has estado anteriormente? ¿A cuántos se la has chupado antes? ¡Espero que no muerdas!” No podía creer lo que me había preguntado ¡En verdad él se sentía un macho alfa en hacerme ese tipo de comentarios, pero preferí decirle la verdad!

La Psicóloga con sus palabras más que predecibles me respondió. —¡Eso es cierto! muchos de ellos piensan que si una mujer accede de inmediato. ¡Es porque ya han estado con otros!

—¡Así es! Así que mi respuesta fue muy original y relajada. “¡En verdad esta es primera vez con alguien y estoy esperando a que tu hagas el trabajo!”

La Psicóloga se impresiono y sonrió y tras bajar su mirada respondió. —¿En verdad esa fue tu respuesta? ¡Wow! Lo has de ver dejado Helado

—¡Así es! Pero no me importó, así que me desnude y esperé que hiciera su trabajo como hombre que era. Tras observarme desnuda no pudo ocultar su erección y se avergonzó demasiado, que al levantarse lo primero que intento hacer fue embestirme de golpe y sin sentido alguno, ¡Por lo que le dije de nuevo! “¡Espera un momento! Tú querías que te practicara una felación ¿Cierto? ¿Pero tú no puedes siquiera lubricarme antes de acercarme tu herramienta? ¡Al menos mete tus dedos antes de solo dejarte ir como un semental!”

Parecía que mi experiencia no dejaba de impresionar a la “Psicóloga” respondiendo solamente ante mi relato. —¡No puedo creer lo que me cuentas Chelsea! ¿En verdad le mencionaste eso? ¡A pesar de no poseer experiencia eras muy decidida y directa en lo que querías!

—¡Por supuesto! Me había dado autosatisfacción en tantas ocasiones que en verdad no sentía que un Viril de verdad me hiciera sentir diferente. ¡Bueno eso era lo que pensaba!

La Psicóloga emocionada preguntó con premura. —¿Qué fue lo que hiso el pobre joven al fin? ¿Te dedeo o te practico un oral?

—¡Ni una, ni otra! Dejé que se fuera directo a mí vagina sin haberme hecho ni un solo juego previo. Por lo que después de haberme embestido por unos seis a ocho minutos, acabo sin dejar siquiera que entrara en calor. Solo sentía como su herramienta iba y venía de mí sin sentido y sin provocarme mayor satisfacción, solo sentía un dildo grueso y largo por dentro, pero no logró satisfacerme.

—¡Eso quiere decir que fingiste pasarla bien con él, cuando en verdad no había sido de esa forma en concreto!

—¡No me dejó opción alguna! por lo que, al ser la primera vez con uno real dentro de mí, no había sido la “La gran cosa” Lo que me llevó a querer encontrar el indicado, me llevó a la búsqueda de algo que en verdad me causara satisfacción y me dejara completamente llena de locura y lujuria sin remedio alguno.

—¡Así que tras ser tu primera experiencia fue la peor manera de comenzar! Por lo que supongo que desde ahí te convertiste en una sedienta ninfómana y querer apagar el fuego que ese chico había dejado ardiendo dentro de ti por no haber cumplido tus expectativas

—¡Es exactamente lo que había dicho al respecto! ¡Pero en fin así fue como sucedió esa situación! Desde ahí experimenté mi primer trio con dos atletas más, siempre de lucha olímpica, debido a que era de donde más podía observar antes de que me llevara una sorpresa en la intimidad al desnudarse

La Psicóloga intentó persuadir mis sentimientos exclamando. —¡Pero estabas escogiendo mal entonces! Porque no debías de fijarte en eso en específico, lo que debiste haber hecho es fijarte en lo que ellos podían ofrecerte en una relación y no en la intimidad.

Tras escuchar su respuesta y apelación a mi deseo, le respondí con certeza. —Pero, ¡es que no buscaba alguna relación normal o formal con alguien! Solo quería sentir lo que era sentirse plena como mujer ¡Nada más! Pero más, sin embargo, no estaba llegando eso a mi vida ¡Hasta que!

Me interrumpió y pronuncio. —¡Llego el indicado! ¿Siempre en la universidad o en algún otro lugar? ¿Fuera de la universidad?

—¡Exacto! Fuera de la universidad, pero aun no me había graduado, fue un hombre de treinta y cuatro años, el cual me lo cruce en uno de los bares cercanos al campus, me llenó de lujuria desde el momento que lo observé, su cuerpo tatuado, musculoso, aunque en verdad no lo había logrado ver del todo bien, pero su mirada me cautivó y me secuestró por tres días bajo mi voluntad, porque me fui con ese hombre durante esos tres días hasta que decidí regresar al campus.

—¿Cómo es posible que nadie se dio cuenta de ello? ¿Por qué nadie se desaparece de una universidad por más de un día de esa manera?

—¡No se crea! ¡Incluso existían chicas que se perdían hasta una semana! Otras que simplemente no regresaron a la universidad y ahora están trabajando en una barra libre o en una cafetería.

—¡Bueno en mis tiempos no sucedía eso! ¡Pero continua por favor, creo que estamos avanzando muy bien!

Aunque la doctora mencionaba que estábamos avanzando, la verdad es que solo me estaba escuchando y seguramente alimentando su imaginación, pero a su intervención le mencioné. —Créame que después de esos tres días en verdad no volví a ser la misma y regresé a la universidad en búsqueda de algo que se pareciera a esa persona que me había hecho cambiar de opinión, por lo de ser poseída por un hombre.

—¿Supongo que lo volviste a buscar y a salir con él durante varias ocasiones después a su encuentro? ¡Porque nadie se queda con el deseo después de una situación así!

—¡De hecho creo que aún lo sigo buscando! Porque no lo volví a ver a pesar que continúe llegando a ese bar en donde lo conocí y me había hecho adicta a su deseo, ¡Ahí creo que en verdad fue donde me volví ninfómana! Como se les dice a las mujeres con ese deseo insaciable.

La “Psicóloga” cortó la conversación tras pronunciar. —¡Bueno Chelsea! Me ha causado mucho placer conocer parte de tu principio, ¿pero? Es momento de terminar esta sesión y continuar en una semana.

—¡Oh está bien! De igual manera creo que siempre repito lo mismo, ¡Nunca llegando a lo profundo de esto! Espero que la pueda ver de vuelta la semana entrante.

Otra Psicóloga que no dejaba de decirme lo mismo en cada sesión, por lo que saliendo de su clínica estaba más que deseosa de una aventura, misma que se cruzó por mi camino en ese momento, un hombre guapo que me vio subirme al auto para preguntarme.

—¿Hacia dónde te diriges hermosa? ¿Si gustas puedo invitarte a unos tragos?

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