/0/4722/coverbig.jpg?v=69611de3ed7f1f92a6e3f3fe34000645)
Después de vivir una infancia difícil y un pasado lleno de sinsabores, la joven Claridad Domeq convertida en un dama fina y elegante, deberá regresar a su pueblo natal para intentar salvar a su hermano. Será durante su estancia en México, situada en plena revolución, que el mundo de la joven se cimbrará por completo; pues se verá en la incómoda situación de enamorar a un joven millonario como parte del plan de rescate de su hermano. De esta manera ella aprenderá de la manera más dura que con el amor no se juega, ya que quien se vea involucrado en tal argucia terminará perdiendo más de la cuenta y de qué manera. Así que colocada entre la culposa pasión y la obligación y el deber, la mujer jugará con una filosa espada que la mantendrá contra la pared en todo momento; y serán sólo sus principios y su lealtad a su palabra, las únicas armas para salir triunfante y lograr su cometido.
CLARIDAD EN EL PUERTO
Que manera de perder
Alberto Waldemar
DISEÑO DE PORTADA: Matisse Studio https://pixabay.com/es/
D.R. Claridad en el puerto
Todos los derechos reservados. © 2019 Alberto Waldemar
Contacto:
@all_waldemar/twitter albertowaldemar/facebook.com albertowaldemar.blogspot.com @alberto_waldemar/instagram
El copyright es propiedad exclusiva del autor y por lo tanto no se permite su reproducción, copiado ni distribución ya sea con fines comerciales o sin ánimos de lucro.
Capítulo 1
Eran tiempos convulsos, violentos y totalmente impredecibles. Durante el inicio de 1898 había habido intentos de levantamientos armados por todo el país, mismos que fueron cruelmente sofocados. Dichas revueltas fueron provocadas por las injusticias y la explotación de las que muchos campesinos habían sido víctimas. Hasta que un grupo de rebeldes proclamando igualdad alentaron este ambiente, no sólo en el puerto de Veracruz sino en el resto del país.
Muchos de esos movimientos rebeldes habían terminado con la vida de algunos hombres y mujeres, dejando en el desamparo y la orfandad a muchos niños.
De un grupo de jovencitos entre los seis y once años de edad apodados "la Pelusa", absolutamente todos habían corrido con la mala suerte de perder a sus padres y familiares. Estos niños habían crecido juntos, y les había tocado también padecer las injusticias del gobierno, y de una alta sociedad para la cual no existían. "La pelusa" estaba conformada por Refugio, Gilberto, Anastasio, Cecilio, Federico y Clara; estos dos últimos hermanos de sangre. Pero todos eran muy unidos y se protegían entre ellos formando una pequeña familia.
Al crecer víctimas del desamparo, de la necesidad y del hambre, el cometer pequeños robos a comerciantes y transeúntes se les dio casi por derecho natural. Uno de los negocios que esta banda azotaba, era la tienda de don Mercedes Pérez; un hombre rico, avaro y muy cruel que como se puede adivinar, odiaba a esos niños.
Cierta tarde mientras los seis jóvenes comían algunas manzanas de su último atraco, sentados en un muelle, platicaban sobre el mundo.
De pronto Refugio muy serio comentó sobre sus raíces españolas, mientras el resto hizo mofa del niño riendo a carcajadas.
Repentinamente al puerto costero llegó un buque llamado Victoria, procedente del viejo continente. Un fuerte silbido de la nave anunció su arribo. El grupo de jóvenes guardó silencio observando con asombro al enorme trasatlántico.
- Dice Atilano que los barcos así vienen de Francia - comentó Anastasio el más chico.
Gilberto molesto jaló de los cabellos al distraído niño.
- ¿Así que le hablas al maldito de Atilano?
- No... Bueno. Si hablé con él porque me quería regalar estos zapatos - respondió Anastasio asustado.
El resto de los niños separaron a Gilberto de Anastasio.
- ¡Déjalo Gil! - gritó Clara.
-¡Nos está traicionando este enano mugroso! - gritó Gil muy molesto.
- ¡Ya párale Gil! - gritó Federico el mayor de todos protegiendo a Anastasio.
En eso el chico muy asustado se quitó los zapatos arrojándolos al mar.
- Yo sólo quería saber que se sentía tener unos zapatos a los que no se les metiera el agua... ¡Pero ya no los quiero!
- ¿Y los tuyos Anastasio? - preguntó Clara.
- Los dejé en el callejón.
- Escucha - dijo Clara -. Promete que ya no vas a volver a aceptar nada que te regale Atilano. Nada bueno puede venir de él ni de su padre. Sabes bien que don Mercedes nos odia.
-¡Por esta! - dijo el niño con sus dedos en forma de cruz -. ¡Se los juro muchachos! ¡No vuelvo a aceptar nada de él!
- Ahora ve por tus zapatos - dijo Clara.
Todos sabían que Atilano algún provecho quería sacar del pobre e inocente de Anastasio.
La rivalidad entre la Pelusa y Atilano era acérrima, tanto que cada vez que Federico y Atilano se encontraban en el pueblo, todo terminaba en pelea. Y es que él siempre culpaba a la Pelusa de robarle mercancía a su padre, aunque todos sabían que la mayoría de las veces era el mismo Atilano quien robaba a su padre, culpando a los otros niños.
- Voy a hablar con Atilano - dijo Federico -. No quiero que vuelva a acercarse a ninguno de ustedes.
-Tal vez es una trampa - dijo Clara angustiada -. Quizás eso es lo que quiere, que vayas para culparte de algo.
- Si - dijo Refugio -, no debemos confiarnos.
- Puede ser - dijo Federico -. Por lo mismo nadie se acerque a la tienda del viejo Mercedes ni a Atilano.
Clara que conocía bien a su hermano, sabía que él iría a hablar con Atilano, por lo que ella se apresuró a hacerlo primero. Así que al medio día fue a la tienda de Mercedes en busca de su hijo.
- ¡Fuera de aquí mugrosa! - gritó el viejo tendero mirando a la niña entrar, para luego mirar de reojo a un cliente -. En mi negocio no acepto perros ni mugrosos callejeros como tú.
- ¿Dónde puedo ver a Atilano?
- Y tú ¿para qué quieres hablar con mi hijo? - preguntó Mercedes acercándose a Clara al notar que el único cliente había salido del lugar.
- Debo hablar con él.
- ¿Y sobre qué asunto? - dijo el viejo dibujando una malévola sonrisa en su cara al estar tan cerca de la niña.
- Yo y los muchachos no queremos que le regale nada a Anastasio... Y no queremos que se nos acerque... Si él no nos molesta, nosotros tampoco lo haremos con él.
-¿Sabes? Creo que Atilano regresa hoy temprano del colegio... Por qué no vas a esperarlo a la trastienda.
- Pero...
- Ve bonita ve... Mientras yo iré a asomarme a la calle a ver si Atilano se mira venir.
La niña un tanto desconfiada accedió y fue a la parte trasera del negocio. Mientras, el viejo Mercedes se apresuró a ir a la puerta para cerrar la tienda poniendo todos los cerrojos.
Repentinamente Clara tuvo un mal presentimiento y quiso salir del lugar, pero el hombre se lo impidió.
- ¿A dónde vas hermosura? - dijo sujetándola del brazo.
- ¡Suélteme! - dijo asustada - ¡Los otros están a fuera...! ¡Si no salgo van a venir y...!
- Acabo de asomarme y no vi a nadie... O te dejaron sola o me estás mintiendo bonita.
- ¡Déjeme! - dijo la niña dando un grito para luego pedir auxilio.
- ¡Tú no te vas...! Eres muy hermosa. ¿No te lo habían dicho?
La niña se veía más asustada cada vez.
- Escucha... Si no te portas conmigo como la mujercita que eres, voy a meter a la cárcel a todos los mugrosos con los que te juntas.
Entonces la niña asustada empujó al viejo arañándole la cara.
-¡Así me gustan salvajes como tú! -dijo el viejo riendo -. Ahora veo por qué no te le caes de la boca al sonso de mi hijo... Eres hermosa y toda una fierecilla, pero yo te voy a domar.
- ¡Déjeme salir!
- ¡Eso nunca...! ¡Si no aceptas lo que te propongo voy a matar al pendejo de tu hermano!
Entonces la niña temblando y con lágrimas en los ojos, dejó de gritar. Sabía que el hombre podía emprenderla contra su hermano.
En eso llegó Atilano de la escuela entrando por la puerta trasera, sorprendiendo a su padre.
- ¿Padre? ¿Qué es lo que hace?
- ¡Lárgate de aquí Atilano! ¡Esto es cosa de hombres!
- ¡No padre! ¡No se le acerque a Clara!
-¡Atilano te di una orden! ¡Lárgate de aquí y cierra la puerta!
El niño pudo ver el rostro de Clara lleno de miedo, pero salió de la tienda apretando los puños y con lágrimas de frustración en sus ojos.
Mientras tanto la niña al ver salir a Atilano, perdió la fe y las esperanzas. Entonces el viejo Mercedes acarició el rostro de la niña con mucha delicadeza, para luego abofetearla arrojándola al suelo.
Repentinamente se escucharon los vidrios de la tienda hacerse añicos a pedradas.
- ¡Pero qué demonios! - dijo el viejo asomándose por una rendija. Pudo ver a todos los de la Pelusa apedreando su negocio. - ¡Pos si esos cabrones de tus amigos quieren acabar con mi tienda, yo voy a acabar contigo mocosa! ¡No sabes cuánto he soñado con este momento!
Cuando el hombre se acercó a Clara, entró Federico y golpeó al viejo con un madero, dejándolo por un instante inconsciente; para luego huir con su hermana.
Don Mercedes sangrando de la cabeza juró vengarse de la Pelusa. No iba a abandonar la idea de mancillar a Clara.
Y lejos en el puerto...
- ¡Fuiste una tonta Clara! - dijo Federico molesto.
- ¡Yo sólo los quería proteger! - dijo Clara llorando.
- ¡Ese viejo es un animal! ¡No quiero pensar en lo que hubiera pasado si no llegamos a tiempo!
- ¡Perdóname Federico!
- Les di una orden ¿por qué no obedecen?
- ¡Él nos va a meter a la cárcel o a lo mejor hace que nos fusilen!
- Si, es probable - dijo Federico acariciando a Clara -. A mí que me mate el viejo gordo ese, pero a ti no te vuelve a tocar, lo juro por dios.
A la semana siguiente, Clara caminaba cerca del templo de San Juan en el centro del pueblo. Después de aquel incidente, se volvió devota y oraba porque el viejo Mercedes no intentara algo contra su hermano y sus amigos.
Justo al salir de la iglesia se topó con un sonriente Atilano.
- ¡Hola Clarita!
La niña sorprendida y asustada miró en todas direcciones, pensando que cerca podía estar don Mercedes.
- Estoy solo... Hoy no fui al colegio... Me fui de pinta.
- ¿Qué es lo que quieres?
- Hablar contigo...
- Yo no tengo nada que hablar contigo - dijo y echó a andar.
- Yo no soy tan malo como...
- ¿Cómo tu padre?... Eres pior... Viste lo que él iba a hacerme y no hiciste nada.
- Yo...
- Ya no quiero que me hables y ni que me busques... Yo creí que tú eras diferente, pero me equivoqué.
Entonces el niño tomó de la mano a Clara y la hizo girar justo en el momento en que un fotógrafo disparó su cámara, apresando el momento en una fotografía.
La niña se marchó dejando a Atilano cabizbajo y completamente desanimado. Él no pudo decirle que fue él mismo quien avisó a Federico lo que pretendía su padre. Incluso ayudó a apedrear la tienda.
La niña había sido el motivo por el cual le regaló los zapatos a Anastasio, para que el niño le platicara sobre ella. Todo esto Clara siempre lo ignoró.
Nadie puede advertir o preparar a su corazón sobre la llegada del amor, ni sobre los placeres ni los riesgos que esto puede implicar. Esto lo aprenderá la joven Amanecer Villarreal de una complicada y enredada manera, en medio de la inminente llegada de la revolución mexicana. Tratando de ocultarse, y utilizando varias identidades, la joven conocerá a un intrépido bandido que a pesar de su mala reputación, posee buenos sentimientos; y que al igual que ella ha sido víctima de su destino. Entonces la mujer conocerá lo dulce del amor así como lo amargo de la desilusión y la traición. Ella deberá confiar a ojos cerrados en el bandolero, ignorando que no solo su integridad pueda estar en riesgo, sino sus más profundos sentimientos. Ambos se verán enfrentados en una extraña encrucijada: a veces al pelear por un corazón, se puede terminar matando al amor. Así que sólo quien pueda ser honesto con el otro podrá entender que no es lo mismo amar que se amado.
El movimiento alzado de 1910 en México, no sólo traerá la liberación de un pueblo, sino la transformación de una niña en mujer al conocer por primera vez el amor. En el camino de la vida como en el del amor, ningún corazón por muy inocente e inexperto que sea, podrá salir sin sufrir ninguna herida o tropiezo. Esto lo aprenderá la joven Alameda Gómez que tras un pequeño error con un vestido, terminará dándole un giró radical a su vida; aprendiendo del amor y sus jugarretas. Ella al lado de un altivo, acaudalado y joven abogado, reconocerá que el amor llega sin avisar, sin esperarlo; para aclarar el camino, quitar vendas de los ojos o para estrujar el corazón de las maneras más inimaginables posibles. Para ella el amor tendrá un sólo rostro, un sólo motivo; y será ese mismo sentimiento lo que la hará doblegarse y jurar lealtad a quien en un inició creyó un monstruo, para descubrir después lo que el corazón de ese hombre encierra. Esto hará a la joven cuestionarse si es su amor suficiente para salvar a ese hombre de su trágico destino.
La inocente, inmadura y arrebatada joven Inspiración Moró, descubrirá el verdadero amor en los brazos de un valeroso e íntegro peón; cuya compañía será indispensable para poder enfrentar los violentos tiempos que atraviesa su país. En medio del movimiento de la revolución mexicana, la joven mujer habrá de luchar por sus sentimientos, por el honor y la fortuna de su familia, y por un futuro que tal vez no sea tan prometedor como ella lo imaginó. La soñadora, romántica e ingenua muchacha tratará de ignorar a su corazón en todo momento, aunque sus sentimientos temperamentales le mostrarán poco a poco su dificilísima encrucijada. Ella aprenderá de una manera amarga que a veces el amor no basta para hacer feliz a alguien. A veces la respuesta se encuentra en renunciar; aunque esto implique tener que respirar por una profunda herida que tal vez no cierre nunca. ¿Será posible que en una relación quien ame más sea quien termine sufriendo más?
La joven Flores Oviedo aprenderá de la vida en medio de un tiempo difícil, convulso y revolucionario tanto para ella como para su propio país. Su inocencia así como su inexperiencia la llevarán a sufrir en el amor por esta misma razón. Sólo su valor y templanza serán sus compañeras en una época tan cruel e intempestiva. La joven descubrirá sus sentimientos siendo una niña, y deberá aferrarse a ese amor, a su recuerdo y a una endeble promesa de espera, para poder sobrevivir al caos imperante que la revolución mexicana ha provocado. Así mismo la vida la llevará a enfrentarse al amor, que insiste en presentársele con diferentes rostros, haciéndola vacilar sobre continuar manteniendo viva la esperanza de que su primer amor, su amor de infancia regrese por ella. Las pruebas para la joven serán duras, y la tentación tan implacable que terminará cuestionándose, si el amor no será tan sólo la fantasía de una adolescente necesitada de un poco de cariño; y si es el amor verdadero capaz de superar la prueba del tiempo y esperar por siempre.
Virginia quería una relación seria y alguien que la sacara de Spring Town, lejos de su madre manipuladora y egoísta. Francis solo quería seguir siendo el hombre más buscado de la ciudad, sin involucrarse con nadie hasta el punto de tener citas, siguiendo su pequeña vida tranquila con su familia perfecta. Pero en Primavera no había Francis sin Virginia, y mucho menos Virginia sin Francis, porque todo lo hacían juntos y se conocían los secretos. Hasta que descubrieron que el sexo podía potenciar su amistad sin ser un problema. Pero no contaban con los sentimientos de posesión y celos que podían acompañar a la decisión de mantener una amistad pintoresca. Ni que todo eso pudiera convertirse en un amor loco e incontrolable. Pero el destino quiso que la reina de la primavera, Virginia Hernández, se cruzara en su camino con un hombre rico y poderoso capaz de unirse a su codiciosa madre para destruir cualquier posibilidad de que ella y Francis fueran pareja. Virginia le guardó secretos a Francis que nunca podría revelar, por temor a que no la perdonaran. Francis necesitaba alejarse, para mantener su equilibrio emocional después de todo lo que había pasado. Pero el destino no aceptó a Virginia lejos de Francis, ni tampoco Francis lejos de Virginia. Así, aún lejos de su pequeño y apacible pueblo natal, se reencontraron, como vecinos nuevamente. El problema es que Francis y Virginia se fueron de Primavera... Pero Primavera no los dejó, porque allí estaban los mayores secretos de sus vidas... Esperando a ser revelados, a riesgo de separarlos definitivamente. PORTADA REALIZADA POR: Larissa Matos
Una chica que solo quería llegar a ser alguien en su vida. Nunca espero que su madrastra y su hermana tuvieran el plan más malvado, de quitarle la su más preciado. Una noche bajo una lluvia intensa. Shasha Yan, perdió su virginidad por un hombre desconocido. Tras ser humillada por su familia, huye. Ocho años más tarde regresa con tres tesoros, que la vida le regalo. Tras ser una mujer fuerte y exitosa ahora. Su vida es otra. Regresando como una diseñadora famosa, y sus tres hijos en busca de quien es su padre real. ¿Podrá shasha perdonar a su familia?, ¿podrá ella, volver a amar después de la traición? ¿Aceptará ella, a este hombre que se identificó como el padre de sus hijos?
Ethan siempre consideró a Nyla una mentirosa, mientras que ella lo veía a él distante e insensible. Nyla había acariciado la idea de que Ethan la quería, pero se sintió fríamente rechazada cuando se dio cuenta de que su lugar en el corazón de él era insignificante. Como ya no podía soportar su frialdad, dio un paso atrás, solo para que él cambiara inesperadamente de actitud. Ella le desafió: "Si confías tan poco en mí, ¿por qué me tienes cerca?". Ethan, que antes se había comportado con orgullo, ahora estaba ante ella y le suplicó desesperado: "Nyla, he cometido errores. Por favor, no te alejes de mí".
Hanna Müller es una atractiva estudiante de medicina, que tiene a su cargo a su hermana de ocho años Mia, tras la muerte de su madre hace ya dos años, ella es su única familia. Para poder mantenerla a ambas, Hanna, de día, estudia medicina, pero por la noche hace de acompañante en una agencia de hombres millonarios. Dentro de sus normas, está no tener sexo con sus clientes, además ella tiene novio. Por otro lado, Roy William Miller, es el CEO, tras su padre, Norman Miller, retirarse el año anterior, lleva la dirección del Grupo Miller, aunque comparte sus acciones con sus hermanos, entre ellas está su melliza Alian. La razón por la que trasladó a la sede central de Miller en Londres es porque quería estar cerca de su hermana, ya que no se fiaba del marido de ella. Una noche descubre a su cuñado con otra mujer, una atractiva y deseable mujer que despierta su interés, al igual que su irá al descubrir que esa preciosidad es una mujer que se vende por dinero. Cosas suceden al mismo tiempo que lo cambia todo. Lo principal Mia, la hermana de Hanna, sufre un accidente, que necesita de una operación y una rehabilitación muy larga. Sólo le queda aceptar la propuesta del maldito CEO de ser su amante por un año, sin ninguna restricción por su parte, excepto la de enamorarse.
La historia sigue a Maya Stone, una chica de 19 años, cuya vida tranquila en el hotel de sus padres da un giro inesperado cuando su amiga la involucra en un plan para confesarle sus sentimientos a Ares Bailey, un CEO importante, el cual se hospeda en ese hotel. Aunque Maya inicialmente se muestra escéptica, ya que Ares es un hombre mucho mayor a ellas, siendo una chica que jamás a experimentado los deseos carnales y mucho menos el amor, de pronto todo eso surge cuando ambos se conocen. Ares cae ante la belleza de Maya y aunque sabe que su diferencia de edades podría ser un gran problema, está dispuesto a esperar el tiempo que sea necesario para estar con ella y sumergirla al mundo de la Dominación. A medida que su relación se intensifica, ambos se dan cuenta de que están destinados a pesar de los obstáculos que enfrentan.
Eveline se casó con Shane, un obstetra, a la edad de 24 años. Dos años más tarde, cuando estaba embarazada de cinco meses, Shane abortó al bebé él mismo y procedió a divorciarse de ella. Fue durante estos tiempos oscuros que Eveline conoció a Derek. Él la trató con ternura y le dio el calor que nunca antes había sentido ella. También le causó el mayor dolor que jamás había tenido que soportar. Eveline solo se hizo más fuerte después de todo lo que experimentó, pero ¿podría soportar la verdad cuando finalmente se revelara? ¿Quién era Derek detrás de su carismática fachada? ¿Y qué haría Eveline una vez que descubriera la respuesta?