img CLARIDAD EN EL PUERTO  /  Capítulo 4 Parte Cuatro | 40.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 4 Parte Cuatro

Palabras:1808    |    Actualizado en: 23/03/2022

ítu

Gertrudis paseaban por el muelle, vieron

gustaría ir a Portug

lo en esta época del

stado all

eces el año pasado... pe

día me sorpre

rdad eso

ente y ade

garganta desaprobando el comportamiento de su hija

ara mí — dijo Romero —. Soy copropietario ju

reguntó doña Leoc

, sólo es cuestión de elegir una temporada del año y una fecha en que viajaríamos y l

ro — respondió la

a república. En el documento, le solicitaban su apoyo para recibir en alguna de sus propiedades a un grupo de criminales de alta peligrosidad para la estabilidad del gobierno. Por lo cual, era imperativo que esta información se mantuvi

ciar la misa y se disponía a descansar en su despach

o hoy no es día de

mujer con cierto a

hablar

carta hace dos meses y medio — dijo sa

mía! ¿E

..! ¡Eres toda una dama!

l tanto. La joven estaba muy mortificada por su h

endo que Federico podía estar

querían que tú estuvieras enterada d

mejor... Pero dij

stasio y los demá

o que

taron una reunión de madrugada ahí mismo con sus antiguas amistades. A la h

iren así p

y a la vez se sentían apenados an

a misma de

a tu apellido? —

Ramos no

io —. Todos nos apellidamos igu

edes, aunque haya hecho u

ra lo importante es concentra

asio —. Al parecer el ejército trasladó algo muy valioso

asladado en esos carrua

ún que el ejército disfrazado

alquier detalle es importante. Cualquier c

a averiguar más?

l dueño de esos carrua

ez... Tiene una hacienda muy gr

podemos ir a un lugar

e la mirada de asombro de todos —. Us

invitó por supuesto a Benítez y Benítez. Todo para presentarle a Clarida

jovencita de 20 años a la sociedad, ella estab

d veracruzana. Allí se encontraba el señor gobernador, su esposa y su hija Gertrudis, acompañada de Romero. Estaban ahí también pod

er que todos los ojos estarían encima de ella; sino debido a la de

e había esmerado por dar la mejor de las impresiones, y lo logró; tanto que su perfume inundó el lugar. To

la mujer. El mismo efecto lo sufrió por supuesto Romero, quien al verla de cerca al ser presentada por el sacerdote, besó su mano y no tardó en ponerse a sus órdenes. Por su parte, Claridad al conocer al hombre se s

ro había mostrado hacia la joven recién llegada, nunca se lo había mostrado a ella. La jove

erdote propuso un brind

preguntaban a la joven sobre la clase

strar a esta señorita la calidez mexicana, y alguno de

no y Romero se p

yo podría... —

osa de Atilano. Este último fue obligado por su esposa a tomar asiento. Mientras Gertrudis comprendiendo que aún ni

quien le muestre el p

emás forzada ante la mirad

Romero Benítez será tu guía de

tinamente las notas de un par de violines y un piano com

mite est

jo ella un t

se del lugar cual niña berrinchuda. Su ausencia no fue notada por nad

se podía ver. Ambos en silencio tan sólo se limitaron a bailar y mirarse. Él acercándola más contra su pecho, parecía querer grabarse en la memoria c

o retirándose un poco de ella al

no ha he

é por mirarla en la m

sido muy

quiso dec

la sonrisa

millones de veces pero.

ó a bajar

nsará que soy un vulgar y atrev

a mostrarme el pueblo... Ha sido muy cortés y caballero. Sólo espero

al hombre casi de

e que si todas fue

evo sonrió

nos honrará con su pr

. Tengo comprom

vez el

na pregunta

no debí

si me disculpa voy al tocador — dijo el

o sólo quería conocer si alg

conductores de los carruajes de Romero, personas habían sido transportadas en ellos. El c

algo que ver con la des

acer ahora? —

espejarnos las dudas e

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY