Instalar APP HOT
Inicio / Romance / INSPIRACIÓN
INSPIRACIÓN

INSPIRACIÓN

5.0
10 Capítulo
12 Vistas
Leer ahora

Acerca de

Contenido

La inocente, inmadura y arrebatada joven Inspiración Moró, descubrirá el verdadero amor en los brazos de un valeroso e íntegro peón; cuya compañía será indispensable para poder enfrentar los violentos tiempos que atraviesa su país. En medio del movimiento de la revolución mexicana, la joven mujer habrá de luchar por sus sentimientos, por el honor y la fortuna de su familia, y por un futuro que tal vez no sea tan prometedor como ella lo imaginó. La soñadora, romántica e ingenua muchacha tratará de ignorar a su corazón en todo momento, aunque sus sentimientos temperamentales le mostrarán poco a poco su dificilísima encrucijada. Ella aprenderá de una manera amarga que a veces el amor no basta para hacer feliz a alguien. A veces la respuesta se encuentra en renunciar; aunque esto implique tener que respirar por una profunda herida que tal vez no cierre nunca. ¿Será posible que en una relación quien ame más sea quien termine sufriendo más?

Capítulo 1 Parte Uno

INSPIRACIÓN

Vuelve conmigo

ALBERTO WALDEMAR

DISEÑO DE PORTADA: Matisse Studio https://pixabay.com/es/

D.R. INSPIRACIÓN

Todos los derechos reservados. © 2019 Alberto Waldemar

Contacto:

@all_waldemar/twitter albertowaldemar/facebook.com albertowaldemar.blogspot.com

El copyright es propiedad exclusiva del autor y por lo tanto no se permite su reproducción, copiado ni distribución ya sea con fines comerciales o sin ánimos de lucro.

CAPÍTULO 1

Era pleno octubre y ya hacía un frío que no daba tregua a nadie; y a la par de esto la presencia de militares por todo México, se había hecho muy recurrente desde aquel inicio de 1910. Rumores —que habían iniciado desde enero— de posibles movimientos alzados que pretendían desestabilizar al gobierno, habían puesto muy nervioso al presidente Díaz y a su gabinete. Incluso en el más recóndito poblado como Cuatro caminos en San Luis Potosí, el ambiente era muy tenso; y cualquier persona que levantara la mínima sospecha de ayuda, apoyo o que fuera detractor al gobierno, podía ser encarcelado sin ningún tipo de investigación.

En la capital del país el ambiente era el mismo. Y al interior de un colegio para señoritas llamado Instituto Franco alemán Mädchen, las mismas jovencitas internas también habían comenzado a escuchar sobre el posible estallido de alguna revuelta. En uno de los patios, dos señoritas algo nerviosas platicaban en voz baja sobre la situación.

—Todo está muy tenso allá afuera Macarena — dijo una robusta joven llamada Dorotea—... Dicen que don Luis Íñiguez va a sacar a Martina del instituto y la va a enviar a provincia. Y yo creo que la pobre no sabe nada.

—Ya lo creo —dijo Macarena—. Pues te vas a ir de espaldas con lo que Armida me acaba de decir. A Jesusa Reyes su padre la quiere enviar a España con unos tíos... Tiene miedo que le pase algo si se viene la guerra.

En eso llegó una bella señorita de una muy corta melena rubia, llamada Inspiración Moró. La joven que siempre era muy sonriente, impulsiva y temperamental siendo la alegría del instituto, esta vez no traía un buen semblante.

— ¿Pero qué te sucede Inspiración? — preguntó Macarena algo angustiada.

—¡Ay muchachas! Hoy me citaron en la dirección... Mi tío Jacobo lleva cuatro meses que no paga la mensualidad... Y no ha contestado a ninguna de mis cartas.

— ¡Bendito! ¿Crees que le haya pasado algo a tu tío? —preguntó Dorotea persignándose.

— ¡No sé qué pensar...!

—Justo estábamos hablando de eso —dijo Macarena—. La cosa se está poniendo muy peligrosa allá afuera.

—Yo tengo que ir a ver a mi tío... Llevo diez años aquí desde la muerte de mis padres, y él nunca se había atrasado en los pagos. Siempre habíamos mantenido contacto por correspondencia hasta ahora...

— ¿Y qué piensas hacer mujer? — preguntó Macarena.

— Le he estado dando vueltas al asunto y... me voy a ir a la hacienda.

— Pero ¿cómo? ¿te vas a fugar? — preguntó Dorotea.

— No hay otro remedio. Si no me voy me van a echar — dijo la joven algo contrariada —. Total sólo faltan menos de cinco meses para la graduación. Así que sólo me voy a adelantar.

— ¿Y con qué dinero te vas a ir? — preguntó Macarena—. Porque yo tengo unos ahorros y...

— No Macarena. No puedo aceptar... Tengo un anillo regalo de mi abuela. Voy a venderlo y... aunque con eso bien podría pagar lo que le debo al instituto hasta lo que resta del ciclo escolar, pero no...

— Oye. Yo puedo hablar con mis padres. Tal vez puedan hacer algo... — sugirió Dorotea.

—No muchachas. No puedo aceptar. No voy a quedarme así de brazos cruzados. Debo averiguar que sucede en la hacienda...

—¡Pero puede ser peligroso! — dijo Dorotea preocupada.

— ¡No me importa! ¡Voy a ir y voy a averiguar qué es lo que sucede!

— ¡Ay mujer! ¡A ti de que se te mete una idea en la cabeza no hay poder humano que te haga desistir! — dijo Macarena.

— Y también voy a hablar con... pues con Javier.

— ¿El maestro de español? — preguntó Dorotea.

—Ya que él si puede salir a la calle, le voy a pedir que me haga el favor de vender o empeñar el anillo.

—Oye y ¿qué has pensado de él? — preguntó Macarena pícara —. ¿No le piensas hacer caso al pobre? Porque se ve que lo traes de una ala eh.

—¡Cállate bruta! — dijo Dorotea—. Si el profesor Javier le lleva más de veinte años a Inspiración. ¡Cómo le va a hacer caso!

—Pues si yo fuera tú no la pensaría y si me fugaba con él... — dijo Macarena suspirando—. Está muy guapo el condenadote. Y le sientan tan bien esas canas en las sienes.

Llegado el momento, a solas y a escondidas en un salón de clases, Inspiración le confió el pesado anillo al profesor Javier y le pidió venderlo.

—Por ti yo hago lo que me pidas Inspiración — dijo el hombre guardando el anillo en su bolsillo—... ¿Y qué has pensado de...? Lo tuyo y lo mío, de lo nuestro...

— ¡No Javier no insistas...! — dijo la joven rehuyéndole juguetona.

— Ya te he dicho lo importante que eres para mí... Eres como la sílaba tónica de mi palabra amor — dijo hablándole lento al oído.

— ¿Tu silaba tónica dices? — dijo Inspiración cerrando los ojos melosa y con la respiración jadeante.

— ¡Eres la palabra perfecta, mi esdrújula!

— ¿Tu esdrújula dices?

—Eres la inspiración de este loco corazón que te ama.

— ¡No Javier...! ¡No...!

— Podemos huir lejos y... prometo hacerte feliz — dijo abrazándola por la espalda.

Luego la joven se apartó del profesor.

—¿Y tu esposa? ¿Y tus hijos? ¿Es que no has pensado en ellos? — le preguntó la joven dudosa recobrando la cordura.

— Lucila es mucho mayor que yo y, Esteban su hijo no es mío. Lo nuestro fue un matrimonio arreglado para ocultar apariencias... Anda ya dame un beso... O me vas a decir que ¿no te gusto?

— No si no es eso. Entonces Javier la abrazó de nuevo.

— Pero ¿qué haces? — dijo ella liberándose de él — ¡Alguien nos puede ver...!

— Ya deja de comportarte como una chiquilla. Eres toda una mujer y...

—¡Javier ya no insistas con eso...! ¡Qué me pones en una dificilísima situación!

— ¿Acaso tienes dudas de lo que siento por ti?

— No seas tonto... Es que nunca he tenido novio y... Tú sabes bien que sólo tengo diecisiete años. No tengo experiencia en estas cosas. No estoy lista para casarme y menos con un profesor.

— ¡Oh ya veo...! Te parezco poca cosa ¿eh?

— ¡Ustedes los hombres sí que son complicados! ¡No Javier! ¡No es eso...! Es sólo que no estoy segura de lo que siento. Entiéndeme por favor.

Entonces el hombre intentó besarla a la fuerza, pero Inspiración lo abofeteó.

— ¡No seas bruto Javier!

— ¡Me gustas como no tienes una idea!

— Mira. Primero vende el anillo y después hablamos ¿Quieres? — dijo nerviosa.

Luego de un arrebato el hombre se marchó del salón, fue en eso que la joven abanicándose aire con sus manos, por un instante pensó en aceptar la propuesta del profesor. Ella también se sentía atraída por el maduro hombre, pero algo la hacía dudar. Ya por la noche Inspiración no podía dormir. Daba vueltas en su cama angustiada, y en un instante planeó huir con Javier. Se irían a la hacienda que su tío tenía en el poblado de Cuatro caminos en San Luis Potosí. Se consolaba pensando que no iba a ser la primera ni la última jovencita de diecisiete años, que huyera con un hombre más grande. Así que preparó su equipaje. No contaba con que el profesor enamorado, ya no regresaría más al instituto. Por la mañana, las tres jóvenes reunidas en el patio de la escuela, no creían las últimas noticias.

— ¡Pues salió una fichita el profesor Javier, eh!— dijo Dorotea comiendo una paleta —. Mira que robarte el anillo de tu abuela.

— Dorotea ¿estás segura que oíste bien eso de que Javier había renunciado? — preguntó Inspiración contrariada.

— Lo oí muy bien y muy clarito de la boca de la directora. Dijo que tenían que buscar un nuevo profesor de español, porque el Javier Ballesteros había renunciado.

Entonces Macarena al ver a Inspiración decepcionada, la abrazó y le hizo un par de señas a Dorotea; quien muy apurada fue a su recámara y volvió con un pequeño paliacate.

— No te desavalorines Inspiración —dijo Macarena a la vez que Dorotea le entregó el ahorro de ambas.

—Mira Inspiración, no es mucho pero con esto bien llegas a Cuatro caminos.

—¡No muchachas! ¡No puedo aceptar! Son sus ahorros y...

— Claro que puedes. Mira. Son casi 200 pesos — dijo Macarena —. No es una fortuna pero te va a alcanzar para el boleto de tren.

—¡Pero...!

—Pero nada mujer — dijo Dorotea metiendo el dinero en el bolsillo del abrigo de la joven.

—¡Si puedes nos escribes! —gritó Macarena abrazada de Dorotea al ver saltar la barda a Inspiración con su maleta hacia la calle.

Así que justo a la hora en que servían el desayuno en el instituto, Inspiración estaba en la estación de trenes. Estaba por abordar cuando reconoció al profesor entre la multitud. Javier estaba acompañado por una bella y exuberante mujer de la vida galante, a quien al parecer le hablaba también de amor.

—Vamos Cecilia acéptame. Prometo hacerte feliz —dijo el hombre a la joven ofreciéndole el dichoso anillo en matrimonio —... Mira. Es una baratija comparada contigo.

— Está mono. No será de vidrio ¿verdad?

— Pero como dices eso. Todo lo mejor es para ti. Mira. Joyas como estas te esperan a mi lado... Tú eres como la sílaba tónica de mi palabra amor. Mi esdrújula...

Y entonces Inspiración acercándose a ellos, sacó todo su temperamento.

— ¡No que yo era tu esdrújula! No si prometer no empobrece ¿verdad? — le gritó Inspiración—. A esta pobre ingenua que le vas a quitar ¡ladrón! Aunque la ropa no ha de ser, si anda por estas cruces. Mira nomás. ¿No tiene frío oiga?

— ¿Y a usted no le enseñaron a respetar oiga? — dijo Cecilia ofendida.

— ¿Y a usted no le enseñaron a taparse? ¡Impúdica!

Justo cuando el hombre aún sorprendido trataba en vano de separarlas y tranquilizarlas, Inspiración lo abofeteó y le arrebató el anillo de su abuela.

—¡Maldito! ¡Haciendo caravana con sombrero ajeno...! ¡Pero que poco hombre eres Javier! ¡Y yo como una imbécil estuve toda la noche a suspire y suspire fantaseando con huir contigo!

— ¡Pero mi vida si la señorita es mi... prima! — dijo Javier mientras Cecilia se marchaba.

— Mira Javier, háblame cuando necesites a una mujer de verdad, no mocosas — dijo Cecilia contoneándose mientras se alejaba.

Entonces Javier detuvo a Inspiración que furiosa quiso golpear a la mujer.

— ¡Ay pero suéltame! ¡Suéltame Javier! ¡Voy a quitarle lo arrabalera y lo fácil a esa!... Aunque sabes ¿qué? ¡Mejor córrele! ¡Ve a cuidar a tu primita, no se vaya a perder o le dé una angina de pecho! — dijo Inspiración molesta haciendo un berrinche y echando a andar hacia el vagón del tren.

— ¡Pero Inspiración mi amor, lo que te he dicho es verdad...! ¡Ella es tan sólo mi prima!

— Y yo me chupo el dedo ¿no? — dijo de nuevo haciendo una rabieta.

— ¡Tienes razón...! Soy un caballero después de todo y... lo que pasa es que... ya no sabía cómo quitármela de encima... se me estaba resbalando, pero tú...

— ¡Yo nada chiquito! ¡Yo no me subo a tu resbaladero! Pero ¿cuánto no te habrás reído de mí? ¡Pero que tonta fui!

— ¡Mi vida! ¡Mi cielo! ¡Pero escúchame...!

— ¡A otra p... tonta con ese cuento!

— ¡Ya no seas chiquilla!

— Es cierto Javier — dijo Inspiración serenándose tratando de sonar seria, y dándole una palmadita en la mejilla —. Ya no soy una chiquilla así que... Aquí murió.

— Pero ¿cómo?

— Así como lo oyes. Lo nuestro se murió, pasó a mejor vida, estiró la pata, se enfrió, cruzó el puente, se acabó... ponle como quieras.

—Ya no seas irónica y perdóname.

— Irónica ¿yo? ¡Si lo único irónico aquí fue haberte conocido a ti Javier!

El profesor avergonzado trataba de convencerla, rogándole yendo tras ella por el andén. Pero en eso el tren anunció su partida; entonces Inspiración se apresuró a abordar dejando con la palabra en la boca al profesor.

Seguir leyendo
img Ver más comentarios en la APP
Recién lanzado: Capítulo 10 Parte Diez   03-24 16:07
img
Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY