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Mía Fermonsel es una mujer que no cree en el amor gracias a su ex prometido, quien la traicionó con su propia hermana. Gabriel Hoffman un hombre enfocado en un solo objetivo que es aumentar el patrimonio de su familia. Pero una noche mía descubre el secreto que Gabriel guardaba de todos para no manchar el apellido de su familia, acorralado por su rival Gabriel debe complacer cada petición suya mientras en el proceso descubren sus más sublimes placeres.
Los padres son las únicas personas que nunca dejarán de amarnos y protegernos sin condición alguna, ya que sus instintos los hace protegernos pese a que ellos y nosotros ya seamos mayores de edad. Mis padres no son la excepción. Aunque tengo 27 años, aún me sobreprotegen como si fuese una niñita de cinco años. Aquello me asfixia. Ellos creen que todavía necesito de su cuidado, pero por más que les repito que soy mayorcita para que me cuiden y eso ellos no lo comprenden.
Y eso no es todo, pues su sobreprotección no es lo único que me molesta, también desean que formalice un matrimonio con "un buen hombre", cosa que no creo que exista en este mundo. Prefiero vivir mi vida como hasta ahora lo he hecho. La verdad es que no quiero formar una familia y amararme a un hombre, nunca lo necesité y mucho menos lo necesitaré. ¿La razón? Simple, no creo en el amor y el matrimonio perfecto. Dejé de creer en ello desde hace años. Antes creía que era suficiente que dos personas se amaran para que el matrimonio funcionara, mas no es así. Por más que alguien te diga "te amo", no le creas, solo son simples palabras que dirá para hacernos creer que no tiene ojos para nadie más, algo que es falso.
Me encuentro en mi oficina y voy de salida, pero mi padre entra y, al ver que pretendo irme antes de la hora, comienza con sus reproches. Discuto con él, siempre es lo mismo. Quiere intervenir en mi vida personal, y eso es lo que más detesto. Jamás se lo permitiré, y eso es lo que le molesta.
- ¡No! -digo, exasperada-. ¡Basta! Tú no puedes obligarme a hacerlo, ya te lo he dicho mil veces, papá.
-Mía, entiende que nos preocupa tu situación. Tu madre a los 27 años ya te tenía a ti. Ella siempre fue una mujer recta. Por favor, comprende que...
-¡No soy mi madre, papá! -respondo, exaltada por su necedad, pero recuerdo su estado de salud, así que inhalo y luego suspiro. Trato de controlarme-. Ya soy una mujer, papá, y tengo derecho a hacer lo que yo quiera con mi vida.
-Hija, salir de fiesta no es apropiado para una mujer de tu clase. Tu comportamiento demuestra que tienes la mentalidad de una adolescente de 17 años. Dejas mucho de qué hablar. -Pasa su mano derecha por su rostro cansado.
Sus reproches me tienen cansada.
-¿Por qué eres así conmigo? -Me cruzo de brazos-. ¡De verdad no puedo creer lo injusto que eres conmigo, papá! Te ayudo en todo lo que esté a mi alcance con la compañía. Mis trabajos son impecables. Sabes que si te sigo ayudando hasta el día de hoy es porque tú no puedes solo, ¿o es que ya se te olvidó que desde hace nueve años estoy ayudándote porque estás enfermo?
-Lo sé perfectamente , hija.
-Y, aun así , no valoras mis esfuerzos y lo que hago por ti.
Su rostro se torna triste y desilusionado al escuchar mis palabras.
Sé que debo pensar lo que diré porque le puede afectar a su salud, pero casi todas las veces pierdo mi paciencia cuando trata de meterse en mi vida y más todavía si tiene esa estúpida idea del matrimonio arreglado. Odio que me quiera comprometer de nuevo. No quiere respetar mis decisiones y mis derechos.
Él es un hombre muy sereno con la familia, pero en el trabajo siempre mantiene una imagen fría todo el tiempo. Su bigote perfila muy bien su rostro y sus ojos castaños me miran con desilusión. No puedo verlo así. Por más malentendidos que haya entre nosotros, no puedo enojarme con él.
-Escucha -me le acerco-, te amo, papi. -Esboza una sonrisa-. Sin embargo, no dejaré que te metas en mi vida. Ya no soy una niña. Sabes que no soy como Raquel, que dice sí a todo.
Raquel es la menor de todos mis hermanos. Antes de ella están los gemelos, Edmon y Miranda. Yo soy la mayor.
-Mía, me preocupo por ti. No sabes cuánto nos angustias. Deseamos verte feliz. ¿Acaso no comprendes que esas fiestas a las que siempre asistes no te llevarán a nada productivo? Solo podrán arruinar tu vida.
Otra vez la burra al trigo.
Es imposible seguir con esta misma discusión, la cual siempre termina en lo mismo.
Cansada, suspiro y me alejo un poco de él.
-Confía en mí, sé lo que hago, Jamás haré algo que arruine el apellido de la familia ni tampoco mi vida -aseguro mientras tomo mis cosas.
-¿Adónde vas? -indaga al seguir mis movimientos de abrir la puerta.
-Tengo que irme, pues tengo un...
-¿Otra fiesta, Mía? -reprocha, molesto.
-Sí, papá, otra fiesta -farfullo, exasperada.
Sacude su cabeza y suspira con cansancio al no poder con una discusión que no tiene pies ni cabeza. Camina en mi dirección hasta quedar frente a mí, agarra mis mejillas y las acuna entre sus manos para luego besar mi frente.
-Sabes que si te lo digo es por tu bienestar -susurra sin dejar de observarme.
-Lo sé, no te preocupes -intento tranquilizarlo-. Sólo iré un rato. Llegaré temprano a mi departamento, te lo prometo. -Con una sonrisa sincera, sujeto sus manos para calmar su angustia-. Confía en mí, papá.
No parece muy convencido con mi respuesta, pero no le queda más opción que aceptar y confiar en mí.
A veces discutir por lo mismo puede ser estresante y cansino, pero es mi padre. Para él yo debo estar casada con dos hijos. Por más que le diga que no, empieza con sus sermones, y eso es algo tedioso. Aún no me siento preparada para eso del matrimonio. Deseo vivir mi vida como hasta ahora, libre de todo compromiso.
Ya se me hizo muy tarde.
Del odio al amor hay un solo paso pero para Lea Villanueva Y Abel Vlarios no es el caso. Ambos se consideran locos mutuamente, él un loco ambicioso por poder y el sexo y ella una loca frustrada y obsesiva por el trabajo y por matar a su jefe ya que su vida se convirtió en un infierno desde que lo conoció, pero ¿qué pasará cuando ambos den cuenta que para conseguir lo que quieren se necesitarán mutuamente?. ¿Podrá Lea vengarse de su loco jefe o podrá él sobrevivir al loco infierno que ella tiene preparado para él?
Cada fiera tiene un su hombre domador, pero en el caso de Maricela, es la excepción, ella es agresiva e impulsiva y mas cuando la provocan, pero todo eso cambia esa noche durante la fiesta de máscaras organizada por su jefe. Una mirada bastó para que se diera cuenta de lo seductor y Excitante que es estar, A Merced del Demonio.
Karen creia haber encontrado al amor de su vida, su esposo Joshep Torres un importante arquitecto multimillonario que buscaba a la mujer perfecta para ser su esposa, era el hombre de sus sueños o eso creia hasta despues de su boda que empezó a notar que su comportamiento no era el mismo, intentando encontrar una explicación a su actitud distante con ella, trata de disfrutar de su luna de miel, pero sus planes dan un giro inesperado cuando conoce al extraño Vladimir Vermilion, un extraño que no solo estará dispuesto de adueñarse de su mente, si no también de su corazon y de su cuerpo pero, podrá Karen mantener mantener su matrimonio en pie después de probar lo prohibido?
La Reclama como su mujer aun sabiendo que no lo es, su deseo de venganza es mas grande que no le importa lastimar a su verdadera Luna. Sus leyes estan por encima de todo, incluso amor, pero sus padres saben que Elizabeth es espcial y que no deben permitir que se enamore de la misma persona que la destruyó una vez, pero el amor por Damián Danworth hará que Liz, vaya en contra de lo que aun no conoce, pero, ¿podrá hacer lo mismo el alpha que todos odian incluyendo su propia familia?
Palabras vacías es lo único que he recibido de Lucas Sallow y como una tonta se las creí todas con la esperanza de que siente algo por mí; cansada de sus mentiras y dispuesta a olvidarlo continué con mi vida, pero el destino lo cruzó en mi camino nuevamente al conocer a mi mejor amiga, volver a ver ha hecho que algo despierte en mí, los sentimientos que un día decidí enterrarlos para siempre, ahora han vuelto a surgir de las cenizas y con más fuerzas que antes, perdonarlo es lo que me había prometido a mí misma que jamás pasaría y mucho menos que lo volvería a ver pero... ¿podré arriesgarlo todo por un amor del pasado? ¿En verdad lo he olvidado? © obra registrada bajo el código 2007224835690
Para Bianca Spencer, superar la humillante verdad de su prometido al dejarla plantada en el altar por amar a otro mujer, es algo imposible de lograr porque todos la ven con lástima, sin empleo y sin poder continuar sus estudios tuvo que buscar un empleo para ayudar a su madre pero un accidente la hizo volver a encontrar al hombre que días atrás la llamó mendiga, Haciéndole una propuesta que la llevaría al principio de sus problemas ya que hará que el sensual y cruel magnate, se de cuenta que la chica a la que una vez llamó mendiga puede que también puede tener sentimientos pero ¿podrá Bianca ser correspondida sin salir lastimada nuevamente?
Se rumoreaba que Fernanda, recién vuelta con su familia, no era más que una violenta pueblerina. Pero Fernanda se limitaba a esbozar una sonrisa despreciativa. Otro rumor sugería que Cristian, normalmente racional, había perdido el juicio, locamente enamorado de Fernanda. Esto la frustró. Podía tolerar los cotilleos sobre sí misma, ¡pero calumniar a su amado era pasarse de la raya! Poco a poco, a medida que salían a la luz las múltiples identidades de Fernanda como célebre diseñadora, experta jugadora, reconocida pintora y exitosa magnate de los negocios, todos se daban cuenta de que eran ellos quienes habían sido engañados.
Su marido traicionó a ella y todo el mundo la consideraba como una asesina. Abrumada por el odio, Maria se divorció de su marido, James, y se fue de la ciudad. Sin embargo, seis años después, regresó con el rival más destacado de su exmarido. Como un fénix que se reencarna de las cenizas, juró hacer que todos pagaran por lo que le habían hecho. Ella aceptó trabajar con él solo para vengarse, pero no se dio cuenta de que ya se había convertido en su presa. En un juego entre el amor y el deseo, ninguno de los dos sabía quién ganaría al final.
Cheryl, una huérfana ordinaria, logró casarse con el hombre más poderoso de la ciudad. Era perfecto en todos los sentidos, excepto en una cosa: no le gustaba ella. Tres años después de su matrimonio, finalmente quedó embarazada, en el mismo día en que su esposo le entregó los papeles de divorcio. Parecía que se había enamorado de otra mujer, y por alguna razón que ella desconocía, él creía que ella también se había encaprichado de otro hombre. Justo cuando ella pensaba que su relación estaba llegando a su fin, él no quería que se fuera. La mujer ya estaba dispuesta a renunciar, pero él le confesó su amor. ¿Qué iba a hacer Cheryl en esta maraña del amor y del odio, mientras estaba embarazada?
Como simple asistenta, enviar un mensaje al CEO en plena noche para solicitar películas pornográficas fue un movimiento audaz. Como era de esperar, Bethany no recibió ninguna película. Sin embargo, el CEO le respondió que, aunque no tenía películas para compartir, podía ofrecerle una demostración en directo. Tras una noche llena de pasión, Bethany estaba segura de que perdería su trabajo. Pero en lugar de eso, su jefe le propuso: "Cásate conmigo. Por favor, considéralo". "Sr. Bates, está bromeando, ¿verdad?".
Sabrina tardó tres años enteros en darse cuenta de que su marido, Tyrone, era el hombre más despiadado e indiferente que jamás había conocido. Él nunca le sonrió y mucho menos la trató como a su esposa. Para empeorar las cosas, el regreso del primer amor del hombre no le trajo a Sabrina nada más que los papeles del divorcio. Con la esperanza de que todavía hubiera una posibilidad de salvar su matrimonio, le preguntó: "Tyrone, aún te divorciarías de mí si te dijera que estoy embarazada?". "¡Sí!", él respondió. Al comprender que ella no significaba nada para él, Sabrina finalmente se rindió. Firmó el acuerdo de divorcio mientras yacía en su lecho de enferma con el corazón hecho pedazos. Sorprendentemente, ese no fue el final para la pareja. Fue como si Tyrone despejara la mente después de firmar el acuerdo de divorcio. El hombre que alguna vez fue tan desalmado se arrastró junto a su cama y le suplicó: "Sabrina, cometí un gran error. Por favor, no te divorcies de mí. Te prometo que voy a cambiar". Sabrina sonrió débilmente, sin saber qué hacer…
Ella se casó en secreto con una superestrella; sin embargo, su estado civil se mantuvo en conocimiento público. Ella lo amaba como a un perro, tan leal, tan sin vergüenza, pero él la alejaba constantemente solo por su egoísta razón de tomar venganza contra su madre. Después de su divorcio, ella accidentalmente se acostó con un atractivo desconocido cuyos ojos azules exudaban un atractivo sexual extremo, atrayéndola a una inevitable atracción fatal. Él era tan tranquilo y gentil, prometiéndole la felicidad eterna. "¿Ms. Cathryn Riley, se casará conmigo?" Su expresión era seria y sincera. Los dedos delgados del hombre sostenían una caja redonda de terciopelo rojo muy delicada y hermosa; dentro había un anillo de diamante exquisito. Asustada emocionalmente, ella le respondió, "He sido divorciada una vez. Espero que no me haga divorciar por segunda vez de nuevo." Keith sonrió y respondió suavemente, "Mi mundo nunca se ha centrado en nadie. Pero en los días venideros, mi mundo se centra en ti". Ella estaba tan conmovida que no pudo evitar llorar lágrimas de felicidad. Estar con él le trajo una alegría eterna y su promesa eterna reemplazó su sufrimiento por el matrimonio fracasado.