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Una noche de lluvia fuerte Alana, la ex novia de Julian llega a su lujosa casa, él está bebiendo más de lo que debería, sin embargo decide recibirla, para poder despreciarla así como ella lo despreció cuando él le propuso matrimonio. La rechaza de una manera muy humillante y le pide que se vaya, no quiere volver a verla, sin embargo aquello será su perdición, pues Alana choca, las lágrimas y el dolor no la dejan ver, su muerte es instantánea y Julian nunca se podrá perdonar aquello. Él le quitó la vida. Su vida se convierte un espiral de trabajo y sexo, conoce el BSDM y lo practica como una alternativa para sacar esa ira y esa rabia que tiene contenida. Sin embargo, años más adelante conoce a Kikky, su nueva asistente, una chica dulce y tierna que le pondrá límites. Pero aún para ella fue imposible caer en sus redes, entregarle su cuerpo, su alma y su corazón. Corazón que Julián decide romper, lo destroza sin saber que la joven está embarazada de él. En su huida lo deja peor de arruinado de lo que estaba, imposible de volver a ser el mismo y sumido en una búsqueda incansable por intentar encontrarla. Cuando se encuentren, deberán descifrar si todo aquello es amor o solo una obsesión.
-¡Puja Caroline! ¡Puja! -El médico estaba allí haciendo su mejor esfuerzo, pero yo estaba cansada, estaba cansada y dolida. Me dolía el cuerpo, pero más el corazón.
Porque no debería estar sola en este momento, no debería parir a mi hijo sola y sin nadie que me de la mano para no rendirme, él debería estar aquí junto a mi, pero nunca dejó de ser un cobarde que no merecía nada de mi.
-¡Vamos, es el último! -La voz de Josh el médico que me ha visto desde que llegué a Inglaterra es la única compañía que tengo y lo más cercano a una familia.
Sentí un último tirón y luego el llanto de mi pequeña inundó el lugar. Lloraba con fuerza y yo la acompañaba con un llanto silencioso, era todo lo que tenía en este mundo, la amaba más que a nada y estaba dispuesta a luchar por ella con tanto como pudiera.
-Es una bebé hermosa, justo como su madre -la voz de Josh me hace abrir los ojos.
Estaba pensando por un segundo cómo se sentiría si él estuviese aquí junto a mi, me preguntaba si tal vez hubiese tomado mi mano o me hubiese abrazado luego de ver la niña nacer, o tal vez la estaría cargando él, en lugar de Josh. Pero no, Julián no estaba aquí y tampoco había espacio en mi vida para él. Las heridas seguían abiertas y yo aunque me decía que no, seguía sangrando por cada una de ellas.
-¿Puedo...?
-¡Oh! Por supuesto, lo siento Kikky. Me emocione de más, no era mi intención...
-No te preocupes, sé que la has visto crecer.
Cuando la recibo en mis brazos es como si todo a mi alrededor se hubiese borrado, solamente éramos ella y yo, estaba tan dormida y tan tranquila que no podía creer que fuese mía esa pequeña.
-¿No piensas que él debe...
-Él no existe para mi y no existe para ella tampoco, así que no Josh, mi hija no tiene padre.
-Un día ella va a crecer y te va a preguntar por él.
-Y le diré la verdad. Qué está muerto, que murió antes de saber que sería padre y que murió de la manera que mejor merecía, en soledad.
-Pero no puedes...
-Si puedo y no pienso discutirlo más, tengo que estar tranquila para ella. Ese hombre murió para mí, no merece nada de mí ni siquiera un pensamiento.
Vi a Josh guardar silencio, era demasiado paciente y me acompañaba en todo, sabía que con ese comentario solo quería hacerme ver las cosas con claridad, pero yo no podía soportar pensar siquiera en él, lo odiaba con todas mis fuerzas y Josh lo sabía, él sabía todo.
Le había contado mi historia en una tarde en la que me invitó a tomar café luego de que me hizo mi primera ecografía y desde ese día no nos separamos, vivimos juntos. Pero él sostiene su vida privada a gusto y disgusto.
Aunque le dije que me iría a vivir sola luego de que naciera mi pequeña, no lo aceptó y me juró que se volvería un hombre de una sola mujer.
Por ahora la vida me indicaba que debía mantenerme lejos con mi hija, mi nuevo empleo comenzaría en menos de 5 meses y tenía que tener todo preparado, pues lo había conseguido con demasiado esfuerzo y no podía fallar.
Las semanas pasaron y fue fácil adaptarme a los cambios, a pesar de estar sola logré hacer que todo funcionara perfectamente entre mi hermosa bebé y yo. La verdad es que podía perderme por hora en sus maravillosos ojos y contemplar con tranquilidad su lindas y pequeñas manitas. Pero de alguna manera sabía que eso me aferraba a los recuerdos con Julián, de alguna manera verla a ella era verlo a él y entonces sin que yo quisiera mi pecho se estrujaba y dejaba escapar esas lágrimas que eran una catarsis dolorosa pero necesaria.
Decidí que lo mejor para Tamy y para mi era tener nuestro propio espacio, pues aunque Josh no tuvo problema en que estuviéramos las dos con él, yo necesitaba tener mi propio espacio y logré rentar un lugar amplio y comodo, con mucha luz natural y decore completamente el cuarto de Tamy.
-Sabes que no tienes que irte.
-Lo sé, pero no lo hago por ti, es por nosotras. Merecemos nuestro propio espacio.
-Me voy a volver loco aquí solo.
-No creo, cada noche una chica, como en los viejos tiempos.
-Kikky... Creo que... Sería un buen momento para que sepas que...
-Debo irme, Josh.
No sabía que quería decirme, pero estaba segura de no querer escucharlo, quiero hacer mi vida a mi manera y no quiero tropiezos en el camino. Espero con ansias poder regresar a trabajar, por lo que entrevistar niñeras no ha sido una tarea fácil o tal vez mi problema es que soy demasiado quisquillosa.
Algunas noches el sueño no llega, simplemente no está y por más de que intento pensar en otra cosa, la imagen de Julián no sale de mi cabeza y no solo sus ojos o sus labios. También sus fustas, sus juguetes, sus castigos, sus besos, su risa, extraño revisar su agenda.
Aunque nunca se lo dije, él siempre lo supo, lo amé y lo amo como loca. Ver a Tamy solo me recuerda que ese hombre se apoderó y se adueñó de cada fibra de mi ser sin pedir permiso, que me gobierna y que aún gobierna mis pensamientos. Me engaño cada mañana y me digo que ya murió, que ya no está más conmigo, pero mi cuerpo no lo acepta, mi mente me restriega que sus ojos siguen grabados en ella y mi corazón se acelera aunque duele entre mi pecho.
Ana y Martín son dos jóvenes afortunados, pues proceden de familias muy adineradas y con apellidos que pesan dentro de la sociedad de su país, pero a pesar de eso, cada uno tiene un pasado que los marcó de maneras diferentes. Mientras Ana es una mujer fría y calculadora, Martín es un hombre lleno de calidez y sonrisas para todo el mundo. Cada uno tiene un mundo por descubrir, un mundo al que siempre se han cerrado, pero que al conocerse, aprenden a descubrir. Viven día a día luchando para no dejarse alcanzar por sus oscuros pasados y que se dañe todo lo que de forma inesperada construyeron y llamaron "amor". ¿Será suficiente el amor que se tiene? ¿O definitivamente el pasado los alcanzara y los dejara en cenizas?
En opinión de todos, William se había casado con Renee bajo la presión. Ahora que su verdadero amor había vuelto embarazada, no podían esperar a que abandonara a Renee. Sorprendentemente, Renee fue sincera sobre la situación: "Para ser franca, soy yo la que pide el divorcio todos los días. Lo deseo incluso más que cualquiera de ustedes". Pero ellos ignoraron su comentario como un mísero intento de salvar las apariencias. Hasta que William hizo una declaración: "El divorcio está fuera de discusión. Cualquiera que difunda falsos rumores se enfrentará a consecuencias legales". Renee estaba confundida. ¿Qué planeaba hacer ahora este loco?
El día de su aniversario de boda, la amante de Joshua drogó a Alicia, que acabó en la cama de un desconocido. En una noche, Alicia perdió su inocencia, mientras la amante de Joshua llevaba a su hijo en el vientre. Desconsolada y humillada, Alicia pidió el divorcio, pero Joshua lo consideró una rabieta más. Cuando finalmente se separaron, ella se convirtió en una artista de renombre, admirada por todos. Consumido por el remordimiento, Joshua se acercó a su puerta con la esperanza de reconciliarse, solo para encontrarla en brazos de un poderoso magnate. "Saluda a tu cuñada", dijo este.
Darya pasó tres años amando a Micah, adorando el suelo que pisaba. Hasta que su abandono y el abuso de su familia finalmente la despertaron a la horrible verdad: él no la ama. Nunca lo hizo, nunca lo hará. Para ella, él es un héroe, su caballero de brillante armadura. Para él, ella es una oportunista, una cazafortunas que planeó su camino en su vida. Darya acepta la dura realidad, reúne los pedazos destrozados de su dignidad, se divorcia de él, recupera su nombre real y, reclama su título como la heredera multimillonaria más joven del país. Sus caminos se vuelven a cruzar en una fiesta. Micah observa a su ex esposa cantar como un ángel, romper la pista de baile y luego frustrar a un malintencionado con una patada giratoria. Se da cuenta, con retraso, de que ella es exactamente el tipo de mujer con la que querría casarse, si tan solo se hubiera tomado la molestia de conocerla. Micah actúa con prontitud para recuperarla, pero descubre que ahora está rodeada de solteros elegibles: CEO de alto poder, bioquímico genio, cantante premiado, playboy reformado... Peor aún, deja bastante claro que ha terminado con él. Micah se prepara para una batalla cuesta arriba. Él debe demostrarle que todavía es digno de su amor antes de que ella se enamore de otra persona. Y el tiempo se está acabando.
Sinopsis Amelia, huyó el día de su boda, pues era fiel creyente en el amor, huyó lejos de su familia y todo lo que le rodeaba, para darle paso a una nueva vida, pero estaba lejos de imaginarse, que el hombre que dejó botado en altar la buscaría para vengarse de ella y hacerla vivir el sufrimiento más grande que ella pudiera sentir. Unos años más tarde, después de haber sometida a tantas humillaciones, Amelia regresó convertida en otra mujer, empoderada, y llena también de unos deseos inmensos de vengarse del hombre que le hizo tanto daño. Pero con lo que ninguno de los dos cuenta, es que siempre estuvieron destinados a estar juntos ¿Crees en las segundas oportunidades? ¿Crees en el amor verdadero? Acompáñame en esta conmovedora historia.
Durante tres años, Shane e Yvonne estuvieron casados, compartiendo noches acaloradas, mientras él aún estaba enamorado de su primer amor. Yvonne se esforzaba por ser una esposa obediente, pero su matrimonio se sentía vacío, construido sobre el deseo más que sobre el verdadero afecto. Todo cambió cuando se quedó embarazada, sólo para que Shane la empujara a la mesa de operaciones, advirtiéndole: "¡O sobrevives tú o el bebé!". Destrozada por su crueldad, Yvonne desapareció apesadumbrada y más tarde regresó, radiante de plenitud, dejando a todos boquiabiertos. Atormentado por los remordimientos, Shane le suplicó otra oportunidad, pero Yvonne sólo sonrió y respondió: "Lo siento, los hombres ya no me interesan".