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Las Anas y el Ceo

Las Anas y el Ceo

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Ana Paula Mallorca Castejón, mujer de mediana edad, bella, elegante, humilde y sumisa, se casa por conveniencia con Rodolfo Márquez Belisario, un hombre con quince años mayor que ella, comerciante, rudo, nivel intelectual bajo, machista. El matrimonio se realiza según un acuerdo que hizo la madre de la protagonista, doña Ana Castejón Villarreal con Rodolfo, convirtiéndose en madre de dos hijos, Gabyana y Gabriel, dos jóvenes de 18 y 20 años, estudiantes universitarios Veinte años después, reaparece en la vida de Ana Paula el primer amor, Brandon Romano Moretti, quien representa el Ceo, apuesto, elegante, de mediana edad, Millonario de cuna, con formación de valores, pertenece a una familia elitesca con perjuicios sociales, estudiado en Estados Unidos como Licenciado en publicidad Suceden una serie de eventos, donde la protagonista ha sido víctima constante de la violencia de su conyugue, con la reaparición de Brandon, los conflictos empeoran. Simultáneamente, las otras hermanas menores, Ana Julia y Ana María, tratan de competir con ella para robarle el amor del Ceo. Mientras son atacados por las acciones delictivas del esposo herido A María Paula y Brandon se les presenta el reto de superar los obstáculos que consiguen en el camino para defender su amor, crecer como personas para no dejarse tentar por los deseos de la carne y tratar de mantenerse con vida ante los atentados de los cuales son víctimas. Solo con la fuerza del verdadero amor podrán triunfar y realizar su misión de vida que no es más que ser felices

Capítulo 1 La violencia sexual

Casi daban la media noche, Ana Paula Mallorca Castejón, revisaba como todas las noches el interior de su casa antes de ir a dormir. Visita la habitación de su hijo, Gabriel Antonio Márquez Mallorca, quien duerme plácidamente, luego revisa el cuarto de su hija Gabyana María Márquez Mallorca, a quien por cariño llaman Gaby, que se quedó dormida sin arroparse, toma la manta para cubrirla y le apaga la luz

Siguió hacia al cuanto de su madre, Doña Ana Castejón Villarreal, quien se había quedado dormida con el televisor prendido. Por último se retira a su habitación a descansar mientras escucha llover con fuerza; en horas de la madrugada ingresa a su cuarto un hombre, con la ropa mojada, que se acerca a ella y la mueve diciendo – ¡Despiértate ¡… Ana Paula --, pero ella se encuentra profundamente dormida

Él insiste y la sacude más fuerte -- ¡Despiértate hombre!… que ha llegado tu marido--, somnolienta Ana Paula le responde – Déjame dormir que estoy muy cansada por favor --, pero él la sacude más fuerte y le dice en voz alta – He dicho que te levantes --, ella se despierta se sienta en la cama y le responde -- ¿Qué quieres a esta hora de la madrugada? … estas borracho…. Apestas…. Ve a tomar una ducha y déjame dormir que mañana tengo muchas cosas que hacer –

Efectivamente se trataba de su marido, Rodolfo Márquez Belisario, que se encontraba intoxicado porque consumía licor y drogas simultáneamente, se le acerca y le rapa la manta diciendo – Quiero tener sexo ahora --, ella le responde – Ahora no, estoy durmiendo y tu estas borracho… hueles mal --, toma su manda se vuelve a cubrir y se da media vuelta

Pero Rodolfo vuelve a quitarle la manta y procede a rasgarle la blusa del pijama, diciendo – Dije ahora… para eso eres mi mujer… tienes la obligación de complacerme… para eso te mantengo ---, ella le responde tratando de cubrirse nuevamente – Así no Rogelio… no con violencia … te encuentras borracho –

Entonces intenta forzarla, ella se resiste repitiendo una y otra vez – Así no por favor--, como no se deja, la golpea en el rostro, una vez, dos y tres veces, pero sigue resistiéndose, trata de escapar, pero él se saca la correa y la azota con ella. Le toma las manos y se las amarra con la correa, la despoja de su ropa interior y procede a poseerla a la fuerza

Una vez que terminó de violarla, la lanza de la cama al suelo, y boca abajo atravesado en la cama se queda dormido. Ella se arrastra hacia una esquina de la habitación en silencio, se cubre con la manta y allí se queda por dos horas, llorando inconsolablemente, sintiéndose humillada, adolorida por los golpes recibidos.

Al ver los primeros rayos de luz del amanecer, se levanta y va a ducharse, allí se percata que le escurre sangre por el interior de los muslos, que proviene de la vagina, piensa -- ¿Y esto que es?... ¿Será que me rompió algo por dentro?... debo ir al médico --. Luego se fue a la cocina a preparar el desayuno para su familia, tiempo después ya todos sentados en el comedor, ella trae el desayuno preparado y comienza a servirlo

Gaby toma el plato y lo lanzan sobre la mesa – Mamá tu sabes que no me gusta los huevos frito… hasta cuando te tengo que decir que no me gusta la manteca… Es que eres sorda, bruta, retrasada, ¿Que no entiendes? --, Ana Paula se dio por desentendida de las palabras groseras de su hija y mantuvo la cara baja

Luego Gabriel le dice – Mamita… yo tampoco quiero huevos… voy a tomar un cereal--, mientras que Rogelio dice –Venga para acá, todos los huevos y la grasa que a mí sí que encanta --, toma los huevos y el tocino de los platos de sus hijos y se los sirve él, después comenta – Pero estas arepas te quedaron sin sal… sabes muy bien que me gusta la sal, no eso desabrido –

Pero Ana Paula no dice nada, sigue en silencio, su hijo nota que algo le sucede a su mamá, se levanta de la mesa y por la barbilla le alza el rostro con cuidado – Mi papá te volvió a pegar ¿Verdad? --, se dirigió a su padre – Eres un poco hombre… un desgraciado, miserable… se te olvida que saliste de una mujer--, luego se retiró molesto de la mesa sin desayunar. Pero Gaby dice – Si mi papito se pegó… eso fue porque tú te lo buscaste… ¿Papito, porque le hiciste eso? —

Rogelio le responde –Bueno hijita, ya tu estas grande para entender… es que tu madre no quiere cumplir con sus obligaciones maritales y me obligo a eso… siempre es lo mismo… a las mujeres como ella hay que pegarles para que entiendan --. Ana Paula sin pronunciar palabra se dirige a la cocina, Gaby la grita – Anda a cocinarme los huevos tibios como me gustan… ¿oíste o tengo que volver a decírtelo? --

Pero Ana Paula fue a buscar la bandeja con el desayuno de su madre para subírselo a su cuarto. Al entrar a la habitación ella dice –Buenos días mamita, te traje tu desayuno--, la madre la ve y comenta – ¿Que te paso mi hijita querida? --, ella se echa a llorar nuevamente sobre el regazo de su madre

Doña Ana enfurecida la abraza mientras le dice –Cuando vas a dejar a ese desgraciado, un día de estos te va a matar, divórciate por favor…. Pero divórciate ya --, Ana Paula responde –Pero mamita, como me separo de él, de que vamos a vivir. Quien pagará el estudio de mis hijos, tú y yo de donde sacaremos para comer, donde viviríamos si esta casa la compro él, estoy en una encrucijada, no sé qué hacer—

Luego se retira del cuarto, se viste y se va a la consulta con el ginecólogo. Doña Ana llama por teléfono a Ana Clarissa Mallorca Castejón, su otra hija para contarle lo sucedido con su hermana. Horas después Ana Clarissa llama a su hermana Ana Paula para invitarla a almorzar, en el lugar donde las hermanas acostumbran a verse desde que eran niñas

Tres de las hermanas se adelantan a llegar al restaurante, Ana Clarissa, Ana Julia y Ana María, comentan lo sucedido a su hermana mayor, en eso llega Ana Paula, sus hermanas al verla se quedan asombradas, una de ellas dice -- Dios mío… que animal --, la otra comenta –Vamos al médico para que te manden algo --, Otra – Esta situación no pueden continuar… tienes que divorciarte, esto es violencia de género –

Ana Paula deja que sus hermanas comenten libremente, mientras se le salen las lágrimas de tristeza, entonces toma la palabra – Les repito lo mismo que le dije a mi mamá, no tengo dinero para mantener a mis hijos, a mi mama y a mí misma, él es el que nos mantiene, que otra opción me queda que sacrificarme por mis hijos, no aprendí a hacer nada en la vida, nunca he trabajado, ¿Qué hago? —

Ana Clarissa dice – No has pensado retomar los estudios, terminar con tu carrera de Arquitectura, mientras tanto vente a trabajar conmigo en la inmobiliaria, algo extra sacaras de allí--, pero Ana Julia interrumpe y le pregunta – Te pegó porque no querías tener sexo con él o ¿Por qué te hizo eso? --, Ana Paula responde airada – Como voy a querer tener sexo con un hombre, que en lugar de besos me da bofetadas, que esta borracho, apestando feo—

Ana Clarisse insiste – No hables más de eso, porque no aceptas mi propuesta, te vienes a trabajar conmigo y reinicias tus estudios --, cuando Ana Paula pensaba responder interviene nuevamente Ana Julia – ¿Cada cuánto tiempo tienen sexo? --, luego también pregunta Ana María – Ya no quieres a Rodolfo --, Ana Paula responde – Cada vez que tenemos relaciones sexuales, yo no siento absolutamente nada, desde que nos casamos es lo mismo, muchas veces he creído que el sexo es así—

Hace una pausa y continua – Mas placer consigo en comer cuando tengo hambre, o beber agua cuando tengo sed, yo escucho a otras mujeres hablar de placer en el sexo y no sé a qué se refieren, nunca he sentido placer con Rodolfo que es el único hombre que he tenido…. respondiendo tu pregunta Ana Julia, si por mi fuera nunca tendría sexo con él, lo aborrezco, me da asco, me aturde solo al oírlo hablar, ya no lo soporto –

Ana María le dice –Podrías probar con otro hombre que te enseñe a sentir --. Las otras hermanas refutan el comentario – ¡Estás loca! Ella es una mujer decente --, otra dice –Ana Paula no tiene que probar nada, solo se tiene que divorciar de ese hombre que ni para la cama sirve --. Ana Julia insiste –Pero todavía sientes algo por él –

Ana Clarissa dice –Ya basta Ana Julia de meterte en las relaciones íntimas de tu hermana, respétenla por favor… a grandes problemas grandes remedios… respóndeme por favor, vente a trabajar en la inmobiliaria conmigo y reinicia tu carrera de Arquitectura --, ella responde –Tengo que pensarlo y pedirle permiso a Rodolfo para que me deje trabajar y estudiar, porque a él no le gusta que yo haga nada de eso—

Así siguió la reunión de las hermanas deliberando la suerte de Ana Paula. En la tarde Bernard Ponce León, esposo de Ana Clarissa, concuñado y socio de Rodolfo en la Agencia de viajes, le dice – Que madriza que le diste a tu esposa Rodolfo… eso no se hace… que clase de troglodita eres… has pensado lo que te pasaría si a ella se le ocurre denunciarte ante las autoridades… vas preso mi hermano por la ley de violencia de género –

Rodolfo responde – Esa inepta no haría nada en contra mía, ella sabe que si se mete a bruta no tendrá nada que comer, ni ella ni su madrecita de porquería… oye ¿Qué ley es esa? --, Bernard le contesta – No es posible que, en pleno siglo, un mero macho como tú, no te hayas enterado de la ley de violencia de género… búscala en internet, y te documentas porque te veo con un pie en la cárcel, solo te diré eso—

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