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¿Quién diría que un accidente cambiaría mi vida de blanco a negro en tan sólo un segundo? Mis sueños se destrozaron junto con aquel carro. Y un nuevo destino se revelaba con el hombre que me salvó la vida. Pero... ¿podrá ser tan cruel el destino? Eve Monroe dedicó toda su vida para alcanzar su sueño: ser una artista reconocida y presentar sus obras en una importante galería de arte moderno. Luca Huxley es un empresario, CEO en la editorial familiar Huxley, y socio de esta. Bajo la apariencia de hombre de negocios esconde un secreto y un responsabilidad mucho más importante: El peso de una herencia y un legado. La necesidad de comenzar de cero hace que Eve acepte el puesto de secretaria, sólo que no se esperaba reencontrarse con él. Dos mundos parecidos y tan diferentes al mismo tiempo, con sus destinos entrelazados desde que nacieron. Dos poderosas familias en guerra, y dos corazones que deberán volverse uno... ¿será por obligación o por amor?
-Tomé la ruta 99 hacia Stockton -El sonido del viento contra los cristales del carro me zumba en los oídos, haciendo que el grito de mi amiga en altavoz se oiga distorsionado.
-¡Lo lograste! Sabía que podrías. El mundo debe ver tu talento -Una risa se me escapa, la felicidad plena que siento hace que mi pecho se infle de orgullo y satisfacción.
Mucho tiempo pasó hasta que pude dar con Hank Gutiérrez, un artista español muy reconocido en Europa por sus asombrosos cuadros modernistas. El contacto de un amigo, de un conocido de mi compañero de clase en la Universidad del Sur de California. Así fue que di con él. Tuve que asistir a un par de fiestas para que me presentaran finalmente con Hank. Muchos tragos, brindis y charlas de cortesía e interés con la gente adecuada; y todo para obtener un contrato, mi más preciada meta.
Ahora estoy yendo hacia su galería en Stockton, la Topazi Galery. La primera vez que pisé aquella galería quedé deslumbrada. Desde la entrada un adorno con cristales azules enmarcaba el nombre del local, y las paredes blancas junto con la iluminación le daba un toque elegante y sofisticado. Las pinturas se lucían unas seguidas de otras a lo largo del amplio espacio, mientras que algunas columnas en formación de círculo lograban darle una impresión de museo. Cada lienzo destacaba, y bajo cada uno de distinguía un marco de vidrio grueso azulado con la plantilla ficha de pintura. Varios nombres de pintores reconocidos y algunos no tanto salían allí, junto al año en que crearon la pintura, y algunos otros datos.
Y realmente quiero que mis lienzos se muestren allí, colgados a la vista pública en esa galería de ensueño.
-Ya quiero llegar y leer el contrato -le respondo a Mila mientras siento mi corazón latiendo acelerado.
Unos bocinazos se oyen a lo lejos, más adelante junto a los dos camiones que van a unos tres carros por delante del mío. Lo bueno de ir a esta hora de la media tarde es que no hay tanto tráfico, no como en las horas pico cuando debo ir a ver a mi padre a su empresa. Y eso lo agradezco. Por lo que puedo conducir más tranquila y disfrutar del viaje, sin tener que estar midiendo tanto la velocidad del carro.
-Te dejo, voy a tratar de distraerme -Lanzo un sonoro beso al aire igual que ella que se despide deseándome suerte, y corto la llamada.
Tamborileo los dedos sobre el volante mientras tarareo mi canción favorita del momento, y para relajarme tecleo rápido en mi celular la lista de canciones, pasando los títulos hacia arriba hasta dar con la que quiero.
Más bocinazos se oyen, pero esta vez más fuertes. Tanto que siento temblar los cristales de la ventanilla del conductor. Elevo la vista hacia delante justo cuando un estruendo me saca de órbita, junto con el impacto.
Todo pasa en cámara lenta para mi cerebro, y lo primero que hago es soltar todo y llevar mis brazos a mi cabeza, tratando de protegerme. El carro se va de lado, hacia la izquierda, y siento que la gravedad desaparece junto a un jalón muy fuerte. El cinturón de seguridad me lastima y los cristales rotos de las ventanas y del parabrisas se me clavan en todos lados. Cierro los ojos con fuerza, tratando de respirar por el enorme dolor en mi pecho. Quiero gritar, pero la voz no me sale. De mis brazos cae un líquido caliente, mi cabeza late con fuerza y las punzadas no tardan en llegar.
Abro los ojos con lentitud y todo se ve borroso. Los gritos desgarradores de otras personas llegan a mí y me aterran. Los bocinazos cesaron, reemplazados por un silencio que me aturde por completo. Ese vacío... es el sonido más trágico y espeluznante que oí en mi vida.
Por el hueco destrozado que antes era el parabrisas delantero logro ver a lo lejos el horror. Y a pesar de estar el carro dado vuelta distingo los dos camiones que antes tocaron claxon están tumbados, uno tiene la cabina del conductor totalmente aplastada. Un carro está a más de la mitad incrustado en la parte trasera del otro camión. Logro ver sangre en una de las ventanas traseras del coche, y mi cuerpo comienza a temblar como nunca.
Ver la muerte tan de cerca es algo para lo que nadie está preparado. El frío cala mi piel y todo mi cuerpo comienza a tener espasmos, las lágrimas no paran de salir y mi visión se termina de nublar por completo.
-Socorro... -Mi boca está tan seca que la palabra sale estrangulada en un susurro ahogado.
Mi corazón retumba en mis oídos, y el cinturón de seguridad me arde en el pecho. Intento agarrar la manija de la puerta para abrirla e intentar escapar, pero aunque logro alcanzarla, está trabada. Como puedo y con un gran quejido doblo la rodilla izquierda y trato de patear la puerta. El metal y el hierro está machucado y doblado, y la puerta no cede. La desesperación y el terror de morir salen junto con un grito sofocado, y doy patadas lo más fuerte que puedo. El nuevo estallido me ensordece y paraliza. Una ola de fuego sale disparada del carro que estaba incrustado al camión, y todo vuelve a detenerse, pasando tortuosamente en cámara lenta. El calor llega a mi piel, junto a la certeza de que moriré si los bomberos no llegan pronto.
A mi lado un fragmento de uno de mis lienzos cae quemado, haciéndose cenizas frente a mis ojos. Mi corazón se rompe al tomar conciencia de la situación y una sensación de resignación aflora de a poco. Mis párpados pesan demasiado, y el sueño comienza a invadirme. El aire a mi alrededor está pasando a ser humo puro, y la tos no tarda en venir. Mi cuerpo está tan débil que sólo cierro los ojos y me dejo estar.
El chirrido de la puerta siendo arrancada me sobresalta. El humo escapa por la abertura, y unas fuertes manos me toman por debajo de los brazos y arrancan el cinturón de seguridad como si fuese nada. Caigo y trato de apoyar las manos en lo que era el techo del carro, lastimando mis rodillas con los trozos de cristal laminado que está esparcido por todas partes. El hombre me saca con un movimiento firme y rápido, y me alza como si fuese un bebé. Tomo una bocanada de aire puro que se siente como una caricia en mis pulmones.
El extraño hombre corre conmigo en brazos, alejándonos por la carretera hacia una zona segura, limitada por algunos policías y carros que frenaron a ver el accidente. Más gritos se oyen a lo lejos, y cae al suelo cubriéndome con su cuerpo.
-Cuidado -anuncia con voz gruesa, y otro estallido se escucha, pero más fuerte que los anteriores. Algunos trozos de metal y fierro salen volando, y él levanta un poco la cabeza para protegerme mejor.
Observo su rostro, y mi corazón se detiene. Sus ojos destellan un cariño inmenso, son azules y me recuerdan al océano, mi lugar favorito cuando era pequeña. Su nariz griega resalta su mentón pronunciado, que está cubierto por una barba de días. En su frente caen mechones de cabello cobrizo, levemente rizado en las puntas.
Intento incorporarme apoyando una mano en el áspero suelo de la ruta, pero mi cuerpo no responde. Las sirenas se oyen más fuertes, y el miedo comienza a disiparse.
-Estarás bien -su voz me transmite tranquilidad, y una sensación extraña recorre mi cuerpo. Sus manos se sienten muy calientes en donde me sostienen, y su perfume invade mis sentidos-. Estás a salvo, siempre estarás a salvo, mi Luna.
Él sonríe, y es lo último que mis ojos captan antes de caer en la inconciencia.
Rose Campbell jamás conoció el dolor real, pero sí esa necesidad agobiante de libertad, manteniendo sus gritos y las lágrimas siempre reprimidas bajo una máscara de "hija perfecta"..., hasta que conoció a Hunter. De un día para el otro nadie puede cambiar, hay señales, emociones reprimidas y una angustia que carcome por dentro, queriendo quebrar todo a su paso y salir… Saliendo al fin, pero en una explosión caótica. Y así fue como la perfecta chica se convirtió en su mejor versión; una salvaje, pasional e impulsiva versión que buscaba a toda costa la libertad de cumplir sus sueños y vivir al máximo. Pero la felicidad nunca dura, y las decisiones de los demás también nos afectan, tomándonos muchas veces por sorpresa. Aunque… Nadie cambia de un día para el otro.
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"¡Ahh!". Ella solo podía gemir, a pesar de que no amaba a ese hombre; de hecho, lo odiaba. Las manos del hombre recorrían todo su cuerpo. Ella jadeó cuando él comenzó a bajarle el cierre del vestido. Este terminaba en su cadera, así que terminó con la espalda y la cintura descubiertas. "No me toq... ¡mmm!". El hombre movió sus dedos por su espalda descubierta y presionó su cabeza contra una almohada. Los toques le provocaron escalofríos a la chica. "Haré que te olvides de sus toques, besos y todo lo demás. Cada vez que toques a otro hombre, solo podrás pensar en mí". ---- Ava Adler era una omega nerd. Los demás la molestaban porque pensaban que era fea y poco atractiva. Pero Ava amaba en secreto a un chico malo, Ian Dawson. Él era el futuro Alfa de la manada Mystic Shadow. Sin embargo, a él no le importaban las reglas ni las leyes, solo le gustaba coquetear con las chicas. Ava no era consciente de la arrogancia de Ian hasta que su destino se entrelazó con el del joven. Él la descuidó y la hirió profundamente. ¿Qué pasaría cuando Ava se convirtiera en una bella capaz de conquistar a cualquier chico y, al verla, Ian se arrepintiera de sus decisiones? ¿Y si ella tenía una identidad secreta que aún no había descubierto? ¿Y si cambiaban las tornas e Ian le suplicaba que no lo dejara?
Charlee fue abandonada en la boda y se convirtió en el hazmerreír de todos. Intentó mantener la cabeza alta, pero acabó humillada cuando recibió un vídeo sexual de su prometido y su hermanastra. Devastada, pasó una noche salvaje con un atractivo desconocido. Se suponía que iba a ser cosa de una sola vez, pero él siguió apareciendo, ayudándola con proyectos y venganzas, todo mientras coqueteaba con ella constantemente. Charlee pronto se dio cuenta de que era agradable tenerlo cerca, hasta que su ex apareció de repente en su puerta, rogándole otra oportunidad. Su amante magnate le preguntó: "¿A quién vas a elegir? Piensa bien antes de contestar".
Victoria ha pasado tres años casada con Oliver, amando a un hombre que nunca ha podido corresponderle. Desde el inicio de su matrimonio, Oliver ha sido incapaz de dejar atrás su amor por Zoé, su antigua pareja, cuya trágica muerte lo dejó sumido en el dolor. Convencido de que Victoria tuvo algo que ver con el accidente que acabó con la vida de Zoé, Oliver la ha rechazado constantemente, viviendo en un matrimonio frío y distante. A pesar de sus esfuerzos por ganarse su afecto, Victoria se resigna a una relación sin amor, cargando con el peso de la culpa que nunca ha sido suya. Todo cambia cuando, finalmente, deciden divorciarse. Con la distancia que la separación les otorga, Oliver comienza a ver a Victoria bajo una nueva luz. La ausencia le revela sentimientos que nunca había reconocido, y mientras ella trata de seguir adelante con su vida, él se da cuenta de que quizá siempre estuvo equivocado. Ahora, Oliver deberá enfrentarse a sus propios demonios y descubrir si es demasiado tarde para amar a la mujer que siempre estuvo a su lado.
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Sólo había un hombre en el corazón de Raegan: Mitchel. Tras dos años de matrimonio quedó embarazada. Raegan se sintió muy feliz. Pero antes de que ella pudiera darle la noticia, él solicitó el divorcio porque quería casarse con su primer amor. Más tarde, Raegan tuvo un accidente y, tumbada en un charco de su propia sangre, le pidió ayuda a Mitchel. Sin embargo, se fue con su primer amor en brazos. Afortunadamente, Raegan escapó por poco de la muerte y decidió retomar su vida. Años después, se hizo famosa en casi todo el mundo. Después del divorcio, Mitchel se sintió muy incómodo. Por alguna razón, empezó a extrañarla. Le dolió el corazón cuando la vio sonreírle a otro hombre. En la ceremonia de su boda, él irrumpió y se arrodilló. Con los ojos rojos, preguntó: "¿No dijiste que tu amor por mí era inquebrantable? ¿Por qué te casas con otro hombre? ¡Vuelve a mí!".
Belinda pensó que, tras el divorcio, separarían sus caminos para siempre: él podría vivir su vida como quiera, mientras ella podría dedicarse a disfrutar el resto de la suya. Sin embargo, el destino tenía otros planes. "Cariño mío, estaba equivocado. ¿Podrías volver conmigo?". El hombre arrogante, al que una vez ella amó profundamente, bajó humildemente la cabeza. "Te ruego". Belinda apartó con frialdad el ramo de flores que él le había regalado y respondió fríamente: "Es demasiado tarde".