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La vida de Coraline Frank es un desastre, desbordada en sufrimiento y una soledad amarga. Padres desinteresados dentro de una falsa realidad, y una relación violenta que la hace perderse a sí misma. Y a pesar de tener a su mejor amiga como refugio, no le basta para llenar ese vacío en su pecho. Adriel Forbes es un chico que vivió parte de su niñez en las calles, hasta ser llevado a un orfanato. Un lindo matrimonio lo adoptó, pero el destino no quiso darle mucho tiempo de una felicidad estable, y le arrebató a esas personas de su vida, dejándolo nuevamente huérfano a sus 16 años. Dos adolescentes que comparten el mismo vacío, dolor y desesperanza. Dos corazones que el único amor que conocen es un amor destructivo. ¿Podrán dos oscuridades convertirse en luz?
Fue una lluviosa tarde de mayo en la que diría que todo cambió. Cada decisión que tomamos, por más mínima que sea, desencadena una serie de eventos en nuestras vidas, e incluso, en la de los demás. Aunque, lamentablemente, la mayoría de las veces no somos prudentes, o ni siquiera nos damos cuenta de que estamos tomando una fallida decisión. Y esa misma tarde, en la que caminaba de regreso a mi casa luego de aquel fatídico episodio vivido hacía tan sólo quince minutos antes, tomaría la mía.
Recuerdo que la lluvia cubría completamente las amplias calles de aquel vecindario con charcos enormes. Mi ropa se había empapado completamente, y eso me obligaba a mover con mayor fuerza mis débiles y delgadas piernas, y mi cabello se pegaba a mi sudorosa cara, dificultándome aún más la visión. Aún siento en mi piel la horrenda sensación de que todo daba vueltas, y el peso sobre mi alma de todo lo acontecido ese día... Y la soledad, aquella sensación de estar sola en todo el mundo, y contra todo el mundo. Aquella que por años fue mi inseparable compañera, y que, a pesar de algunos eventos felices, siempre regresaba, recordándome que era parte de mí.
Todo mi cuerpo pedía a gritos un poco de calma, y un motivo por el cual seguir soportando. Ya no me quedaba nada de voluntad, ni de esperanza de poder salir de este pozo oscuro en el que me encontraba encerrada desde hacía años.
Y lo de hoy, ya era cruzar la delgada línea de cordura que me quedaba. Las imágenes me agobiaban, grabadas dentro de mis párpados. El rostro de mi novio Derek distorsionado por la ira, y cada uno de los golpes con los que se desquitó sobre mí quince minutos atrás, luego de contarle lo sucedido en el baño de la escuela... Pero, lo que más me partió en mil pedazos, fue lo que desencadenó todos aquellos sucesos desastrosos. El horrendo final de algo que ni siquiera llegué a comprender del todo que sucedía. La única chispa de esperanza que se me dio sorpresivamente, y que así de inesperado y rápido como llegó, se me fue quitado. O quizás, en realidad sí tuve la culpa, pero ya nunca lo sabré. Como bien dije, todos tomamos decisiones constantemente, minuto tras minuto; y la mayoría, al menos en mi vida, siempre fueron malas.
Jueves 16 de mayo, 2019. New Rochelle, New York, Estados Unidos.
Dolor, eso es lo único que siento en este momento. Mi cabeza palpita y retumba con los desbocados latidos de mi corazón que hacen eco en mis oídos, creando una capa de un fuerte rojo al cerrar mis ojos. Pero debo llegar a casa, a mi habitación: mi único pequeño refugio.
Al llegar a la entrada de la pintoresca cada bien arreglada, que aparenta ser el mejor hogar de la mejor familia del vecindario, noto que las luces ya están prendidas, anunciando que mis padres ‒o al menos mi madre‒, ya regresaron del trabajo. Maldiciendo, me escabullo entre los arbustos de la entrada directo al costado de la casa, que da a mi habitación en el primer piso. Ayudándome con el viejo roble junto a la ventana, trepo con dificultad y consigo pasar una pierna en la rota rama gruesa, y aferrándome al tronco empujo con la punta del pie la persiana entornada, para así impulsarme y lograr aterrizar dentro de la oscura habitación con un ruido sordo.
Mi cuerpo duele aún más, sin contar mi irregular respiración, el dolor punzante que recubre mis costillas y mi vientre un poco hinchados, y la sangre en mi labio inferior que me marea aún más con ese sabor metálico tan fuerte. En pocas palabras, me siento un saco de basura maltrecho.
Camino como puedo sosteniéndome de la pared hacia el baño, y tomo con apuro unos calmantes del botiquín, rogando para que me calme y poder aguantar lo que queda del maldito día. En la mesita de luz, el reloj que marca las ocho de la noche, seguramente en un rato estará lista la cena, por lo que debo apurarme en alistarme.
Con prisa rebusco en el estante del armario una toalla y mi bata de baño, y me encierro en el baño poniendo el pestillo por si mi madre intenta entrar como siempre hace. Abro la llave de agua caliente al máximo y espero a que el vapor invada el lugar, calentándolo para que mi cuerpo se relaje. Con mucho cuidado me desvisto evitando rozar más de lo necesario los moratones que cubren mis costillas, y antes de meterme bajo el agua la regulo para que no me queme.
Tallo con insistencia mi piel lo mejor que puedo, intentando quitar la horrenda sensación que sigo sintiendo desde hace un mes y medio. Aún no puedo olvidar que mi novio me obligara de tal forma a tener relaciones con él en aquella fiesta que sus amigos del club de futbol organizaron. Siento en la piel sus manos apretándome y su asqueroso aliento en mi nuca. Entre la cantidad de alcohol y sustancias ilegales que consumió esa noche, entiendo lo que dijo de no haber estado en sus cinco sentidos, pero aun así... No era justo para mí. Y menos la estúpida idea que se le cruzó hace unos meses, de ser padres a esta edad, y todo porque su padre es un desastre y un mal viviente. ¿Qué clase de vida cree que podríamos llevar con ese bebé? Ambos con diecisiete y dieciocho años, sin trabajo, sin el estudio completo; sin un futuro estable.
Su madre sale con narcotraficantes para tener dinero y mantener su costoso estilo de vida, mientras deja a su hijo muerto de hambre por días enteros. Él debe fingir estar bien para seguir rindiendo dentro del club de futbol, y para que sus amigos lo tengan en cuenta y lo vean como un gran deportista, con un gran futuro en el que apuestan que podrá llegar a la Segunda División si se lo propone... Pero que en realidad no le llama la atención el futbol, ni ningún deporte, ya que lo único que lo distrae sin tener que estar metiéndose drogas en el sistema, es la pintura. Millones de veces me contó su sueño de algún día ser un artista con una galería propia en Concorde, París, cerca del Museo de la Orangerie, el cual añora poder visitar y recorrer sus amplias salas cubiertas por pinturas impresionistas.
Y de mis padres, pues, son el típico matrimonio católico perfecto, padres perfectos, con profesiones, una casa y coches perfectos... Pero en realidad es sólo de la puerta para afuera, porque dentro, la realidad es que se odian y no se soportan, pasándose todos los días discutiendo. Mi padre vive llamando mujerzuela a mi madre, alegando que se viste como una prostituta y que seguramente debe de tener varios amantes fuera de casa; y mi madre, vive recriminándole a mi padre que nunca le da cariño, ni le demuestra amor, ni sale con ella, y ni siquiera la abraza o la besa. Pero los domingos, se colocan sus disfraces de marido y mujer religiosos y correctos, obligándome a asistir a las misas y a pasar un tiempo en las reuniones que se suelen celebrar semana de por medio. Allí asiste todo el grupo que colabora con la iglesia y se encarga de hacer colectas para los pobres. Un grupo de señoras ayudan al sacerdote a dar catequesis, y recuerdo haber visto de niña a mi madre participando en las clases y reuniones, en vez de pasar tiempo conmigo o de ayudarme en la escuela, pero bueno, así siempre fue ella.
Cierro los ojos con fuerza, intentando no recordar lo que hoy en la tarde, en plena clase de biología, sucedió. Ese dolor punzante en mi bajo vientre, la cara asustada de mi única amiga, las lágrimas, el pánico, la sangre que no paraba... Y la sensación de que volvía a estar sola, de que la vida volvió a quitarme lo único que me dio fuerzas otra vez. La amarga realidad de que ese bebé, esa niña con la que noches atrás había soñado, de piel rosada y largo cabello rojizo, se había ido.
Y volvía a estar sola. Como al principio.
Unos golpes en la puerta del baño me sobresaltan, y la manija de la puerta se sacude con violencia.
-Coraline. ¡Cuántas veces te dije que no trabes la puerta! Baja a comer que tu padre llegará en unos minutos -su voz es histérica y cargada de ese miedo tan normal que la envuelve cada vez que mi padre llega más tarde de su horario a casa.
-Ya bajo, mamá -y con todo el esfuerzo del mundo, salgo envolviéndome con la bata y secándome con la mayor rapidez posible, para luego colocarme el jogging y la camiseta holgada tres talles más grande, rogando a Dios, si es que existe, que no noten nada..., como siempre.
¿Quién diría que un accidente cambiaría mi vida de blanco a negro en tan sólo un segundo? Mis sueños se destrozaron junto con aquel carro. Y un nuevo destino se revelaba con el hombre que me salvó la vida. Pero... ¿podrá ser tan cruel el destino? Eve Monroe dedicó toda su vida para alcanzar su sueño: ser una artista reconocida y presentar sus obras en una importante galería de arte moderno. Luca Huxley es un empresario, CEO en la editorial familiar Huxley, y socio de esta. Bajo la apariencia de hombre de negocios esconde un secreto y un responsabilidad mucho más importante: El peso de una herencia y un legado. La necesidad de comenzar de cero hace que Eve acepte el puesto de secretaria, sólo que no se esperaba reencontrarse con él. Dos mundos parecidos y tan diferentes al mismo tiempo, con sus destinos entrelazados desde que nacieron. Dos poderosas familias en guerra, y dos corazones que deberán volverse uno... ¿será por obligación o por amor?
Rose Campbell jamás conoció el dolor real, pero sí esa necesidad agobiante de libertad, manteniendo sus gritos y las lágrimas siempre reprimidas bajo una máscara de "hija perfecta"..., hasta que conoció a Hunter. De un día para el otro nadie puede cambiar, hay señales, emociones reprimidas y una angustia que carcome por dentro, queriendo quebrar todo a su paso y salir… Saliendo al fin, pero en una explosión caótica. Y así fue como la perfecta chica se convirtió en su mejor versión; una salvaje, pasional e impulsiva versión que buscaba a toda costa la libertad de cumplir sus sueños y vivir al máximo. Pero la felicidad nunca dura, y las decisiones de los demás también nos afectan, tomándonos muchas veces por sorpresa. Aunque… Nadie cambia de un día para el otro.
"Estuve enamorada del CEO dominante, Credence Scott, durante diez años. ¡Y finalmente me casé con él! Se suponía que yo era una mujer feliz que se casaba con la persona que amaba. Sin embargo, Credence me odiaba. En nuestro matrimonio de cuatro años, rara vez se acostó conmigo y me culpó por matar a su padre. Nunca hice eso. ¡Fue mi hermana, Rosalie, quien me había tendido una trampa! La parte más desconsolada fue que Credence nunca creyó en mí. Bien, será mejor que acabe con mi vida. Pero fue entonces cuando Credence me reveló su ternura... "
-Nuestro amor nos llevará a terminar como Romeo y Julieta. - ¿Juntos? - ¡No! Muertos. -Tú siempre tan romántica. -Y tú, tan estúpido. -Ya hablo doña perfecta. -Aunque te cueste reconocerlo, así que no pienso seguir perdiendo mi tiempo contigo. Me retiro antes de que se me pegue lo malo, con permiso joven Sanz. -Hasta nunca B-R-U-J-A fea. Espero que choques en tu escoba voladora y te destroces el rostro para no volverte a ver la cara de mustia amargada que tienes. -Qué tus buenos deseos se te multipliquen insecto -grito la chica al salir corriendo de la casa para tratar de llegar lo más pronto a la parada y alcanzar el último autobús que la llevaría de regreso a la Universidad de Barcelona, donde estudiaba. Esto era tan solo una pequeña pelea a la que se tenía que enfrentar cada vez que se encontraban en la residencia de la familia Sanz o donde coincidieran, en donde había sido contratada como niñera del menor de los hijos de la familia. - ¿Podrás algún día dejar tranquila a "Mi Vale"? Sigue por ese camino y me voy a asegurar que papá te quite todas las tarjetas, congelé todas tus cuentas y de pasada te ponga a trabajar para que dejes de estar molestando a mi chica. - ¡Mocoso! Nadie pregunto tu opinión, ¡Cuidado y abres la boca o me desquitaré contigo! Deberías de estar de mi lado y no de un espantapájaros como ese que no es parte de tu familia y a duras penas conoces. -Mira, quien habla, el chico más estúpido que puede existir en toda la ciudad, si no fuera por tu cara bonita, nadie se fijaría en ti. Te aseguro que en esa cabeza no hay ni gota de masa encefálica de la cual puedas presumir como ella. - ¡Basta! Lárgate a tú cuarto o voy a acabar contigo en menos de un segundo. - ¡Huy! Ya se enojó el niño bonito. Te estaré vigilando, no vuelvas a molestar a Vale. Si ella se marcha por tu culpa, me aseguraré de cumplir todo lo que te he dicho y sabes que no bromeo HER-MA-NI-TO. ¿Quién se atrevía a desafiarlo de esa manera? ¡Claro!, otro Sanz, uno que por lo menos conocía el amor y respeto a las personas sin importar su clase social o personalidad. Para este chico todas las personas eran iguales, hasta que demostraran lo contrario.
Cuando Julianne Smith decidió vengarse de su ex esposo infiel, no pensó que acabaría destrozando el coche de William Covington, un guapo y rudo desconocido de aspecto peligroso y tatuajes por doquier que le promete hacer su vida de cuadritos producto de su error. Esperando no volver a encontrarse, su pequeño hijo llega a casa con su nueva amiga de escuela, sin imaginar ni esperar que aquella niña fuese hija del mismo hombre que le había vuelto la vida un completo caos. Enfrascados en la amistad desbordante de sus hijos, William y Julianne se ven obligados a pasar más tiempo juntos, sin esperar que hubiesen más hilos conectados entre ellos de los que imaginaban, y que los llevarían poco a poco a desarrollar una intensa atracción imposible de evitar, aun cuando eran completamente diferentes.
Una chica que solo quería llegar a ser alguien en su vida. Nunca espero que su madrastra y su hermana tuvieran el plan más malvado, de quitarle la su más preciado. Una noche bajo una lluvia intensa. Shasha Yan, perdió su virginidad por un hombre desconocido. Tras ser humillada por su familia, huye. Ocho años más tarde regresa con tres tesoros, que la vida le regalo. Tras ser una mujer fuerte y exitosa ahora. Su vida es otra. Regresando como una diseñadora famosa, y sus tres hijos en busca de quien es su padre real. ¿Podrá shasha perdonar a su familia?, ¿podrá ella, volver a amar después de la traición? ¿Aceptará ella, a este hombre que se identificó como el padre de sus hijos?
Madison siempre había creído que se casaría con Colten. Pasó su juventud admirándolo, soñando con su futura vida juntos. Pero Colten siempre le fue indiferente, y cuando la abandonó en el momento en que más lo necesitaba, por fin se dio cuenta de que él nunca la había amado. Con la determinación de empezar de nueno y sed de venganza, Madison se marchó. Tenía por delante un sinfín de posibilidades, pero Colten ya no formaba parte de su vida. El hombre, por su parte, corrió a buscarla presa del pánico al darse cuenta de ello. "Madison, por favor, vuelve conmigo. Te lo daré todo". Sin embargo, fue su poderoso tío quien abrió la puerta y le dijo: "Ella es mi mujer ahora".
Eveline se casó con Shane, un obstetra, a la edad de 24 años. Dos años más tarde, cuando estaba embarazada de cinco meses, Shane abortó al bebé él mismo y procedió a divorciarse de ella. Fue durante estos tiempos oscuros que Eveline conoció a Derek. Él la trató con ternura y le dio el calor que nunca antes había sentido ella. También le causó el mayor dolor que jamás había tenido que soportar. Eveline solo se hizo más fuerte después de todo lo que experimentó, pero ¿podría soportar la verdad cuando finalmente se revelara? ¿Quién era Derek detrás de su carismática fachada? ¿Y qué haría Eveline una vez que descubriera la respuesta?