Saco el celular del bolsillo trasero de mi pantalón, y me apresuro a tomar la mayor cantidad de fotos que puedo. Debajo de aquella fotografía de mi madre con el hombre y el niño, había otras dos más: en una se aprecia al hombre con el pequeño de ojos celestes que aparenta tener unos dos o tres años, y en la otra es una del niño pero de cinco o seis años. Cuando las dejo a un lado me doy cuenta de que todas tienen una dedicatoria y una fecha escritas a mano con una caligrafía elegante, por lo que también fotografío eso sin leer nada para hacer lo más rápido posible.