Joshua bajó la cabeza y se acercó lentamente a sus labios hasta que sus respiraciones se entrelazaron. Luego, le susurró suavemente al oído: "¿El vestido te incomoda?".
"¿Q-qué?", le preguntó nerviosa.
"Todavía tienes la etiqueta, debe resultarte incómodo".
Apretó el brazo alrededor de su cintura y Lyla sintió un trozo minúsculo de papel contra su piel. Ella pasó saliva y le dijo: "Menos mal que la etiqueta estaba del lado interior. De otro modo, me habría muerto de la vergüenza".
El hombre tarareó y añadió: "¿Puedo quitártelo?".
Sin darle tiempo a responder, comenzó a desabrocharle el vestido y pegó su mano fría contra su delicada espalda.
Lyla rehuyó su toque sintiéndose un poco incómoda. No obstante, él atrapó sus labios con fiereza y le dio un beso apasionado.
En un momento de lucidez, Lyla se preguntó si todos los hombres se comportaban de la misma manera en la cama.