"¿Qué?", Derrick jadeó.
"¿Por qué no se casó con ella hace cuatro años? Es decir, en esa época, los dos estaban solteros. En vez de eso, la escondió… Como si tuviera que mantenerlo en secreto. ¿No te parece raro?", consideró Lyla.
"Si lo piensas, muchos hombres de clase alta hacemos ese tipo de artimañas. Probablemente, fue la única opción que le quedó después de que su familia los rechazara. Después de todo, Natalie no pertenece a nuestro círculo. Viene de una familia común y corriente. No está cualificada para casarse con un Harvey".
La explicación de su amigo tenía sentido. "A pesar del rechazo de su familia, decidió mantenerla en secreto y le permitió tener a su bebé. Debe quererla mucho", se burló de sí misma.
Sí… Joshua amaba mucho a Natalie. Y aún así se negaba a darle el divorcio. ¿Quería forzarla a presenciar lo felices que eran con su hijo?
Al pensar en ello, sintió una opresión en el pecho. Y la mezcla rara de alcohol, humo y perfume le hacían aún más difícil respirar. Empezaba a sentirse aún más incómoda mientras luchaba contra las ganas de vomitar.
"Si quieres mi opinión, creo que no deberías preocuparte", continuó Derrick ajeno a su estado. "A pesar de lo que él quiera, la familia Harvey siempre te elegirá a ti. El único problema es que acepten al niño como parte de la familia".
Lyla había pensado en la posibilidad.
Aunque era un niño ilegítimo, no podía borrar el hecho de que en sus venas corría la sangre de Joshua. Incluso si Kameron y Maureen la estimaban, su presencia quedaría en el olvido una vez que se enteraran de la existencia del niño.
"¿Estás dispuesta a criarlo?", Derrick fue directo al grano.
Lyla hundió la cabeza y suspiró: "No lo sé. Ya no sé nada".