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Historia

Capítulo 4 Cinco minutos en el paraíso

Palabras:1956    |    Actualizado en: 11/04/2024

ncontraba enojado conmigo. Lo sabía. Y sin embargo, observar como la oscuridad nos rodeaba como una manta, sólo me hizo sentir

er hecho algo malo como para decir “lo siento”.

mi cuerpo. El maldito traidor le gustaba tener a Aless tan cerca, ya

uelto una total perra a sus pies. Pero, mi maldito mejor amigo ni siquiera me veía con deseo. Es más, nunca

de ser como él? Al parecer, A

e ponía demas

, el maldito era demasiado alto como para poder llegar a sus maldito

ró de for

que se encontraba, de que su boca es

ué s

ca de mi oído, justo dónde era muy sensible mi cuerpo. Aless sabía esto y aún así, lo es

las razones d

rma ronca, peligrosa—. Que tal si te digo diez

ta de los besos que me

lví a cerrar, sin saber

?—cuestionó con dureza. De pronto, rodeó mi cuello con su mano, no

bien, sin embargo, lo conocía demasiado bien como para poder adivinar de que

có su rost

veces—acusó mi mejor amigo

e pudiera distinguir sus

é a dónde estaban sus ojos

mi cuello se

xigencia, en vez de respo

go duro se presionó en mi cintura. «¿Acaso tenía una erección

ss se detendría de presionarse de esa forma si se diera cuenta que en realidad no me generaba miedo sino todo lo contrario? El

una pregu

remeció al oír m

a mi mejor amigo con un

con fuerza el cuello,

que no eras del tipo q

iste es

n especial en tu vida para empezar a experimentar cosa

diera cuenta de que le iba a permanecer mi corazón, cómo mi cuerp

eso iba a seguir de esa man

cumplir mi promesa era porque una semana después de que le había dicho aquello, Aless

r en una relación, ya que tan pronto termi

decisión de mantenerme virgen para él se fue a la mierda y

l, un chico muy lindo y que tenía la apariencia de ser

igo en ese encuentro q

l aborrecía a Gabriel con todas sus entrañas. Y todo por qué según

a equivocada. Sin embargo, es

una escena como la que est

no era mi dueño, por muy mejor amigo que fuera, yo tenía derecho a hacer lo que yo quisiera con quién yo quisiera—. Puedo b

ra y apretó con demasiada fuerza mi

s en su pecho duro para e

la puerta y se pre

cho hablar de esa forma tan grosera—susurró cerca de mi rostro, v

dices? Hasta donde sé, soy libre de hacer

cállat

lo h

a. Estás haciendo que s

con f

quieres, no

? Jamás te

eso es u

con dureza, crueldad. No era un beso suave, ni algo sacado d

a maldita pared, apenas tuve la

ate,

ca—ordenó A

less volvió a golpear mis labios con los suyos. Su

mpujaba su cadera a mi cintura, buscando c

o parecía demasiado furioso como pa

llo, inclinó mi rostro hacia atrás,

h

ue un choque de labios, dientes, empujes de su cadera, todo se sintió demasiado. Era bruta

», pensé con mi mente y mi

rta hizo que nos s

less todavía enojado, y

apenas consciente de que mi

ina, ni siquiera pude distinguir quién e

edad—. Pero el juego ha ter

que Dario está bien—d

less se volvió

lo e

Da

podría hacerle dañ

lvió a llam

rtencia, dando a enten

sp

, Fabi—dije

ntonces

puerta, evitando que Fabiola s

ndo estuvieron solos? Digo, cómo para que le pongas un apodo en tan poco tiempo. Eso significa que

rendido por las p

Aless, ¿realmente crees que

amigo alz

invitación

N

, y después me tomó de la m

caí en la suavi

ras me sentaba en la cama cuándo escuc

ra, Aless me

r en cinco minutos—dijo enojado y tomó mi

Él realmente no estaba diciendo lo qu

nerviosismo y viendo sus ojos

cama, rozando sus p

de la habitación—siseó—, y me traerás a una chica que me pueda coger, Darío. Porque ahora esto

le

uro como una forma de castigo por s

o estás habl

pulgar a mis labios, buscando

ez, Darío. Te vas o te que

encontré con la sorpresa de que en

frió un espa

ico, cuándo en realidad estaba ansioso por tomar la erección de Aless

de Aless

hora abr

ndo mi lengua rosada y dejando que Aless tomará mi cabell

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