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Historia

Capítulo 2 Menos orgullo, más deseo

Palabras:1767    |    Actualizado en: 09/04/2024

edio. Su agilidad y fuerza había hecho que muchos codiciara sus cinturones. Una forma de querer vencer al rey. Pero parecía casi imposible ya que mi mejor amigo

to para el combate no haci

terna al pobre chico—comentó Vlad sonando asustado al lado de l

n nauseabundo, como si su plegaría la fuera a e

o con lo que decían. Aless estaba siendo brutal. A él parecía no importarle que estaba peleando con

sentir compas

sino en el primer asalto y su deseo de aguantar más estaba llevándolo a cometer suicidio. Aless ni si

e Aless, el referee dio por terminado el combate al interpone

nado por lo acababa de hacer Aless en la jaula

ntario en mis pensamientos. Después de todo, no quería hacer que Ethan se orinará en sus

ensando en las notas que iban a sa

y sonriendo a la audiencia, para luego, voltear su rostro a donde

levantaba mi mano y le ens

spalda como una muestra de orgullo ajeno. Más por masoquismo que por otra cosa, seguí

o más cerca que iba a e

ó el gentío para caminar y poder quitarse el cinturón de su cintura y dármelo en mis

e a las cir

nturón y se los enseñé a todos lo g

gullosa de mi mejor amigo. Suspiré. «Si tan siquiera hubiera un poco

a y fui cegad

reír, y unirme a la c

desesperadamente que me dolía los ojos pe

iesta, y yo no. Sobre todo p

era

guien que no me correspondía, pero tampoco era suicida e

estuviera queriendo quitarme la

dormir en vez de cambiarte, no hubier

solo, no me

lado, tocando mi ca

nmigo, no puedo ir s

N

si alguien entra al lugar y te golpea? ¿

quería dejarme dormir y lo mire enojado cuando volvió a impedir que cerrará mis ojos—. En serio basta, Aless. Tengo que dormir para poder levantarme mañana temprano. El entrenador

la culpa de forma inmediata cuando el entrenador había descubierto q

en su voz. “Además, ¿Realmente cree que Dar sería capaz de algo así?”, había terminado de decir Aless cuando observó que el entrenador no decía nada y que parecía castigarme. Una forma de que todos vieran que nadie se podía pasar las reglas por el culo. No obstante, el entrenador me conocía demasiado bien y sabia que Aless no estaba mal encaminado con sus afirmaci

su palma mientras me obse

e la culpa, Dar. Eso fu

imprudente, y había sido la mente maestra de lo que había sucedido en esos vestidores, y le había

Aless y ése secreto me lo iba a llevar a la tumba. A menos que uno de los chicos decidieran confe

sin delatar m

renado duro, no mer

en la cama, frustrado y

ase a ellos, lo que me preocupa es

i yo, así que n

e te va a dar una paliza—me miró en

dando a entender que había terminado de hablar

uerrás de

le

puso todo su cu

por e

oído—, te dije que teníamos q

que quiero dor

rás co

uien, me dejarás solo—dije sonando molesto y frustrado. Y al mismo

a Aless en acción, me

ario. Cómo para sumarle

o ir—volv

cía cuando no podía conven

pensé en

reó en mi oído al es

sus manos eran demasiado rápidas en su tortura—, d

almó y vol

ven co

on fuerza

less, no tengo án

s a cada lado de mi cara, qued

ces te

de joder. Pero aún con mis deseos de dec

n estaba e

que estába

mpezó a lati

le

algo más idiota, se

su cuerpo m

o disfruté. «Soy un verdadero masoquista»,

¿Está

pad

lo

su pulgar

ado conmigo?

ntras apartaba su man

e me digas que irás

, iré!

i nariz de f

uc

do. Fue una suerte que el edredón estuviera tan grueso

vantó con u

estamos lle

oveche que Aless estaba de espa

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