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Historia
La Bailarina Del Ceo.

La Bailarina Del Ceo.

Autor: Mayra Gisel
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Capítulo 1 La mirada del lobo hambriento.

Palabras:2158    |    Actualizado en: 14/04/2024

s chicas eran todas hermosas y calientes, solo se permitía el atuendo

e Horacio hacía el esfuerzo adicional para discutir el nuevo contrato de fusión, decidió hacerlo

elección de su nuevo socio. Justo cuando llegó al pie de la escalera, un salón muy cómodo con elegantes

lo y entró en una pista de baile al aire libre con tres escenarios, uno p

eadas de paredes de terciopelo. Alzó la vista en la dirección en la que se dirigían: la sección VIP. Mesas abiertas con una cómoda tumbona forrada de terciopelo rodeada de mármol. Quienquiera qu

sto a su futura pareja para que se ocupara de las chicas más tarde. Quería ponerse manos a la obra de inmediato. Sabía lo que Horacio quería, pero p

somo», pe

ho, pero en una empresa con acuerdos comerciale

tadio rápidamente y el resto sería historia. Su asistente personal Javier po

del acuerdo de fusión, justo cuando la camarera puso sus bebidas en la mesa. Sin apa

oz del DJ retumb

nosotros. Solo aparece una vez al mes y qué suerte para nosotros que este mes haya decidido honrarnos con una segunda ap

chicas ponían los ojos en blanco, claramente

o se mantuvo ajeno a cualquiera de las

stado esperando. ¡Déjame presentarte al a nue

vistazo rápido al lugar. Lo que decía su futuro c

justo cuando comenzó la música y salió a escena

r cada paso lentamente, siguiendo cuidadosamente el

sin perder el ritmo. Las palabras comenzaron a sonar por los altavoces y ella balanceó las caderas de un lado a otro, girándolas en un círculo tentador. Levantando la pierna en el aire, completamente paralela al poste, deslu

la veía bailar entre sorbos de coñac. Esa mujer era bastante talentosa e intrigante. La fo

ogió cada billete y agradeció individualmente a los clientes que le habían pagad

ferente que irradiaba de ell

tomar su coñac, pero al notar que estaba

de. Le hizo un gesto a la camarera para que trajera una nueva copa de alcohol para su socio y algunos aperitivos. Sergio se sen

acía. Cada vez que la música sonaba y tocaba una nota, su cuerpo se movía perfectamen

urante unos 15 segundos mientras la música parecía fluir por su cuerpo. Ella a

da vez que abría los ojos, sostenía su mirada como si supiera del poder que tenía sobre él. Incluso cuando n

l amor con él sin siqu

ganta, se le apretaban los pantalones y se

tarda tanto

. Tampoco trató de darle una propina. No era porque fuera tacaño, er

.

nes que venir conmigo!

clientes extraños—. La voz de la jo

ax, Eva y Sasha, er

tés allí para ayudar a distraer al Sr. Lombardi para que pueda firmar el nuevo contrato. Y además, ¡realmente necesito el dinero extra! Mi compañero de cuarto se mudó, ya lo sabes. Necesito el dinero extra para el ap

ita estuvo de acu

olo esta vez

s. Te debo una —dijo

diez! —le aconsejó,

a la salida del camerino. Empujando sus tetas aún más hacia a

. Tengo que saludar a un amigo. Te veré all

risa, ¿de acuerdo

sus largas piernas, con una espalda baja que se recogía entre sus nalgas, mostrando perfectamente las cu

re con pantalones y camisa abotonada. El hombre le acercó una bebida y el

ltrarse a través del ruido del club par

reguntó el joven y ella

gañó. Entre tanto, Sergio sonrió de soslayo

r qué doble aparición de es

n poco más de tiempo, así que ¿por qué no? —se encogió de

ngo —resp

n el club. Fue interrumpido cuando una chica, con pechos agitados que se derramaban de la parte superior de su

nclinó la cabeza hacia atrás y soltó una sonora carcajada. Algo dentro de él se agitó

yudar a un amigo. Luego le dio un rápido beso en la

ac en su mano y se lo bebió de un gran trago. No estaba a mitad de camino y ya podía sentir su olor. Olí

aró frente a la mesa,

ta! —gri

con un tono de re

comercial, el Sr. Lombardi. Horacio, señor Lombardi, este es mi amiga, La infart

certe —Afrodita le

go de beber? —o

bebo mucho—, respondi

r. Vamos, nena, bebe un trago con nosotros—.

iente irritación de l

tratando de no ser grosera, per

tras su amiga Venus coquete

y sus filiales —su amiga le informó, guiñándole un ojo c

era llegó con sus bebidas, todos miraron cómo l

estaña que tenemos en el archivo

cambio—. Sergio le entregó un f

inclinó amablemente

rió: —Graci

dió con voz su

tragos y con una sonr

mortal al ver su hermosa sonrisa. Por un segundo, n

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