img La Bailarina Del Ceo.  /  Capítulo 6 Extrañas intenciones. | 42.86%
Instalar App
Historia

Capítulo 6 Extrañas intenciones.

Palabras:1967    |    Actualizado en: 16/04/2024

ta. Casi parecía haberse acurrucado en un pequeño capullo, sin querer salir. Después de dar vueltas en la cama, pero aún incapaz de volver a dormirse, se lev

n cascada sobre su cuerpo cansado y dolorido. Giró el dial caliente para calentar aún más el agua, tratando de dejar que el

, estoy

a sus pensamientos en blanco. El agua corría por su cuerpo, acarician

los pensamientos de la noche anterior pasaron por su mente. Mas específico la mirada de aquel señor Lombardi no dejaba de provocarle c

ndo especial atención a los pezones que se habían endurecido ligeramente bajo las yemas de los dedos. Exprimiendo más de

oma era tan bu

acudidas que enviaba a través de su cuerpo. Sus manos se abrieron paso suavemente sobre su estómago, llegando a

de placer, dejando escapar un suave gemido por la sensación erótica, pero su i

te de sacar su mano

stoy fantas

mente. Lo había conocido en el club e iba a dejarlo así. No debía saber quién era

jabonosos de su piel. Estaba acortando la ducha más de lo habitual, pero tenía que salir.

irige a la cocina donde le esperaba su café. Necesitaba la cafeína para despertarl

rando cómo la lluvia caía sobre la gente de abajo. Observó cómo se apresuraban a regresar al t

iraba hacia afuera mientras tomaba un sorbo de su café, viendo cómo el agua se estrellaba contra el cristal de su ventana. La joven dejó escapar otro suspiro. Por lo general, le gustab

cación de expansión, etc. para que ella los revisara y luego le diera su mejor consejo sobre el asunto. Era su forma de mostrar confianza y respeto. Sin embargo, a menudo era una carga para ella. Había demasiad

encendía su pantalla plana de 65” para ver las noticias. Aunque de inmediato lo apagó y optó por su música en su lugar. E

a oler su aroma, de la noche anterior en ella. Las imágenes de la forma en que él había cedido a sus encantos. Como la miraba con deseo y posesión ante cada uno de sus movimientos. Como, incluso, contando sus chistes no se inmuta

problemas ¿vas a sumarte otro más? además, no conoces nada de su vida. Quizás es casado y solo esta allí po

que le había hecho mucho daño. Ella sabía que no debía relacionar, pero era imposible que las cosas no

ños, pero se había enamorado perdidamente, sin imaginar que él solo jugó con ella

asado algunos años desde que él se había ido. Sin embargo, a medida

esándonos amor mutuo, me dejaste como si nada —mur

justificaciones para la bajeza que le había hecho. Claro que nunca supo de sus labios la verdad, pero la misma estuvo ante sus ojos todo el

a ingenua, la inocente y la buena estúpida que se aguantaría todo. No, l

solo podía depender de sí misma. Ella era la única guardiana de su corazón y

a de plata, mendigando como perritos hambrientos. Sí, ella era la que tenía el control y querían estar con ella. No al revés. Por supuesto, no tenía ningún interés en

cuenta cuando los hombres la miraban. De todos modos, no es que realmente tuviera tiempo para salir. Su agenda

el principal. Pero a Eva le gustaba así porque entonces tenía las opciones de hacer lo que quisiera y no tenía las presiones de tener un título más alto en la empresa. Sin e

llamó la atención y lo leyó un poco mejor. Aparentemente, la propuesta era que la empresa de se homrbe fuera propietaria de

sar a su padre de inmediato de este descubrimiento en letra pequeña que acababa de hacer. La mente de Eva comenzó a hojear otras empresas que

ardi

lidiar con él

iento sobre el propietario y director ejecutivo, Amatto. De todos los momentos que había pasado con él en el club,

sa para volver a verlo?» Una conc

abeza, ahuyentand

Solo le diré a mi padre que tiene que dejar la posibilidad de unirse a Amatto e ir con

mientras se sentaba en su escritorio y escribía un correo electrónico para reuni

r mejor...», susurró su co

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY