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Historia

Capítulo 2 2 Días Después

Palabras:2281    |    Actualizado en: 04/05/2024

mbinaba a la perfección con ella. — Madeleine ha venido un hombre a verte dice que es amigo de tu padre. — escuchó detrás de la puerta de su habitación, pero sin prestarle atención a su alrededor, s

es de gorda y tampoco de flaca, ella llamaba su cuerpo poco delicado por ser alta y de caderas pronunciadas igual que su madre. Madeleine no había tenido suerte en el amor, como su madre que encontró a alguien como su padre, ella al contrario había sido engañada por el último de sus novios, agobiada por ello se alejó de las relaciones, Madeleine de trato era dócil, pero guardaba un carácter fuerte que solo sacaba en momento necesario, era alegre, jovial, muy sonriente y sobre todo independiente, tal vez ese fue el motivo por el cual aceptó la invitación de don Guillermo sin dudar. Horas después abordó un avión rumbo a un lugar desconocido en España, jamás había ido, el señor Itreque le dijo el lugar, pero sinceramente no había puesto mucha atención y el nombre exacto no lo recordó a los pocos minutos después, ni idea donde quedaba, conque colinda, si el clima es frío o cálido, si le gustará, pero qué más daba, tomó el pase al olvido, bienvenido sea, aunque no podía engañarse, no bastaba con volar a otro continente, el amor por su padre lo llevaría hasta el fin del mundo y su dolor la acompañaría por las noches donde sea que esté. Su trabajo no lo extrañaría no porque no le gustara, pero el ambiente era tan relajado que podría pasar horas viendo por la ventana pasar los autos, las salidas a fiestas tampoco, desde su ruptura salir a divertirse ya no era una opción y amigas, la única que tenía, a ella jamás la extrañaría. Los pensamientos se le acumularon como malas ideas en su cabeza ahora que era consiente que no sabía a donde iba, observó a don Guillermo que solo le sonrió con amabilidad; aventó sus pensamientos a la deriva desde ese avión, al final que más daba lo que le esperaba en esas tierras, pero ella desconoce y eso es peligroso, la espera un hombre lobo mal encarado, amargado y soberbio como primer recibimiento. Madeleine no tiene idea de que su destino está cambiando al momento que ese avión tomó su ruta, ahora está en manos de alguien más que le cambiara la vida, porque ella cree que el infierno vive en ella, pero lo que la espera no se compara a lo que ha vivido ya. Sin embargo, qué más da lo que la espera si ahora no tiene nada. El viaje había pasó entre sueños, ya que Madeleine estaba demasiado cansada para soportar el largo trayecto. —Madeleine entiendes que vienes a vivir a una manada de hombres lobos, no somos tan oscuros como en las leyendas nos pintan, pero si tenemos algunas reglas, sin embargo te conozco y sé que eres una jovencita con mucha educación y clase, toda una dama, no conoces a mi hijo Sebastián porque es el más chico, él actualmente es el alfa de la manada y es algo complicado de llevar, si ubicas a mi Sofía, ella está por casarse muy pronto, la lleve algún tiempo en mis viajes y ella te guarda cariño, al que si debes de recordar es a Alexter el mayor, lamentablemente él está un poco sumergido en sus cosas, no tomes a mal su actitud si es que se llegan a topar. — dijo Guillermo dentro del automóvil que los llevaba a las tierras de la manada Itreque. —Claro señor Itreque, en mi estancia aquí procuraré no darle problemas, recuerdo a Sofía también y Alexter un poco, sinceramente era muy pequeña cuando él venía, sé que debo seguir reglas, yo tengo toda la disposición de apoyarlo, por ello no quiero sentir que vivo de arrimada en su hogar, permítame de algún modo pagárselo con gusto. — sonrió amablemente Miró con detenimiento como al avanzar el paisaje cambiaba a unos inmensos árboles, pudo ver la entrada principal de la casa custodiada por tres hombres al frente y algunos más repartidos en espacios estratégicos del territorio. —Gracias, pero sabes que no es necesario, algo que quieras hacer estás libre en ello. —aseguró Guillermo. Al llegar a la casa, Madeleine se quedó sorprendida de lo grande que era, parecía un castillo y se miraba majestuoso con todos esos árboles que lo adornaban con delicadeza, la casa se mantenía de un color blanco pulcro, con tantas ventanas que tuvo que dejar de contarlas en algún momento, una escalera inmensa era el camino a la puerta principal, los detalles eran tan pre

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