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Historia

Capítulo 4 Un Lobo Blanco

Palabras:3196    |    Actualizado en: 04/05/2024

na que apenas empezaba a brillar en el cielo, ni en sueños pudo dejar de pensar en el hombre que vio en el bosque, la necesidad de saber quien era le carcomía los pensamientos y su mirada que ahora de

o de la cama y abrió la puerta no sin

edado dormida — dijo de

or el viaje, pero mi papá quiere que

observó como si deseara decirle algo más

guien viva ahí «podría ser él» pensó, sin darse cuenta estaba por entrar al área del comedor y no dejaba de pensar, cuando se vio frente a todos sonrió con delicadeza, don Guille

el bosque, pero ellos no encontraron nada ¿Sabes que paso? —

más de uno diario muy cerca de la casa — dijo con tranquilidad mientras una de las muchachas ayudaba a María a servir la mesa.

aría esta comida no tiene buen sabor, espero que pronto sustituyas a Lourdes — dijo con molest

aremos esto — dijo don Guillermo

cocina — dijo Madeleine u

rmitiré algo así, eres nuestra

e por favor permítame ayudar en la cocina, sabe que puedo hace

en el momento que sientas que te sobrepasa puedes dejarlo querida — contestó, Madeleine sonrió, estaba decidida a cocinar, le serviría de distracción porque cocinar siempre había si

deleine comprendía que sería una reunión grandísima y elegante, no era de esperarse si Sofia era la única hija de don Guillermo, sin duda algo que cualquier padre haría, cumplir los deseos de su hija. Cuando la conversación y l

il para hablar cuando se dirige a ella o Sofia, su imagen también ay

momento quería preguntar sobre el hombre del bosque, pero buscaba las palabras correctas, sal

encuentro en la mesa — dijo don

ntesto ella con una sonrisa

de todos él tenía mucho tiempo sin salir de su habitación, así que si él sigue saliendo me gustaría que lo mantuviéramos en secreto — dijo con serenidad colocando sus

ntió un poco, ahora que sabia quien era sus recuerdos se apilaban u

í que no le seria difícil simplemente omitir esa parte, camino a su habitación pensando ahora con más curiosidad en Alexter ahora consciente que era él el hombre del bosque y sobre todo quien reco

la piel expuesta de su bata pero es tan agradable que se queda mas tiempo sin darse cuenta que los minutos pasan rápido, vuelve a sentirse observada

a él, toca discretamente para no despertar a nadie con ese ruido, espera un momento, esperando ser bien recibido y así fue la puerta fue abierta, él pudo entrar a la habitación que se mantenía en oscurida

odía recibir de él, todos decían que Alexter se había vuelto loco por amor, que había abandonado su parte humana para dejar que la parte animal dominara su cuerpo, era una leyenda entre los lobos que al perder a su pareja el lobo moría o quedaba maldito siendo siempre una bestia, pero Alexter

El

regreso con prisa y se colocó frente a él, Alexter se puso de pie con la int

evitar sonreír por eso, aunque no fuera nada, pero había visto algo en esos ojos que le daba una pista de entendimiento. Recibió solo ot

te miedo, no se siente amenaza juraría que alguien le habla, sus pasos se detienen hasta toparse con un abismo frente a ella que pareciera no tener fin, alza la vista al otro lado y ve a su padre parado ahí en medio de la nada, sacude sus pensamientos, «es un maldito sueño» piensa antes de intentar gritar pero su voz nunca sale de sus labios, un movimiento mas brusco la hace resbalarse y caer… abre sus ojos asustada respirando erráticamente, logra controlarse y verse en la misma habitación donde dormía, sigue con su vista la habitac

momento, no recuerda haberla abierto, las cortinas se mueven por el ligero viento de afuera y un escalofrió la recorre por completo cuando recuerda al lobo blanco, «no fue un sueño» se dice y se acerca para cerrarla de golpe, respira profundamente e intenta calmarse, no pued

María en cuanto paso por la enorme puerta de la cocina, misma que daba paso a

es lo que normalmente comen, mas bien que no les gusta,

on cosas que no la engorden, el problema es el joven Alexter él casi no come por lo tanto no te sientas mal si no prueba bocado, por el día de hoy intenta

icada, jugo de naranja, pan tostado para el café y unos platillos mexicanos que sabe son los favoritos de don Guillermo, no duda que probar sus chilaquiles verdes l

aran con cosas tan banales como las humanas pero se sintió aliviada de no ser tan diferentes en eso, Sebastián no dijo absolutamente nada él solo desayuno y se fue, Madeleine entra a la cocina después de de

e que la joven duda en decirle algo, pero al ver q

lguien, pero señorita nadie se atreve a subir si no es don Guillermo o ella — di

e dices cuál es su habitación — dijo tomando la bandeja. La muchacha titubea,

uridad se perdió en algún momento porque su corazón le palpita en la garganta y sus piernas se tambaleando de solo pensar

traído el desayun

o ningún movimiento que le señal

cucha junto a una palabra, M

misma lo he preparado y es grosero de tu parte que te niegues a probarlo — se siente valiente al decir eso, la puerta se abre, pero no ve a nadie parado ahí, pasa saliva y sintiéndose bienvenida, bue

llos, él esta en una esquina de la habitación y ella no puede evitar brinc

s con mas dificultad, pero con su voz

en el suelo, entra con la mesa y la acomoda cerca de la cama, ninguno de sus movimientos pasa desapercibidos por él. — Así esta mucho mejor — dijo tomando la charola de sus manos no mide la cercanía y sus manos rozan, ella intenta no ponerle mucha atención a eso ya se siente sobrepasada con su atrevimiento d

l estudio con don Guillermo mirá

l desayuno a Alexter? — pregunta d

uien subió el desayuno — dijo si

yo — dijo levantando el teléfono y marcando el número uno, cuando pregunta

firmara, conocía a Madeleine y para él ella es una mujer val

sa del viento, solo un lobo blanco rompe con eso, este observa en una dirección diferente, sus ojos rojos clavados en una ventana, donde una mujer alisaba su cabello

uería entender porque vivida así asilado, saber

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