img MARIANA DE LA NOCHE.  /  Capítulo 8 Bárbara | 17.02%
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Historia

Capítulo 8 Bárbara

Palabras:2749    |    Actualizado en: 23/04/2025

A DE L

ítu

Patric

de la tentación, no podía enredar más las cosas.

e que debes estar e

ndome ver el color de su ropa interior, estoy seguro que trató de coquetear. Lu

su labio inferio

oco el tiradero que tení

ó con una

Terminas más rápido y me invitas a c

tristeza, no entendía. ¿En qué momento cambió todo? Se veía tan calmada y tranquila, que quer

minar de sacar la

on una sonrisa, se

ada escaneándome-,mientra

habitación, busqué algo de ropa, elegí unos bóxeres negros, pantalón azul y una camisa blanca. Sal

lio, pizza te parece bien? -levantó

vemos una

atas. Conocía perfectamente ese diablo con figura de mujer. Antes cuando veíamos películas terminábamos haciendo todo lo contrario, además ella cr

ado, vaya que te hace falta la f

r mientras jugaba con u

aci

a sonrisa de

el do

naría rechazándola. Tenía que hacer algo, para que ella no sintiera que le estaba sacando el cuerpo; disculpas, pret

guesas son enormes que tanto te gustaba? Esas que se les sale el ques

do círculos con ellos, curvó su lab

his contigo, pero esa

asta conseguir lo que quería. Asentí como respuesta con un movimiento de cabeza y una sonrisa, ella me la devolv

dejado muy sorprendido. ¿De verdad iba a cambiar? Sacudí mi cabeza alejando esos pensamientos, tenía

me, como era habitual el lugar estaba lleno, tendríamos que hacer fila. Rodeé el auto y le abrí la pu

amos uno al frente del otro, empezamos a ojear la carta. Tantos recuerdos llegaron a mí, en ese momento en ese mismo lugar, ahí solíamos venir ca

escuchando? -movió mi mano

transformación, pero u

distraído, te estaba dicien

biertos, cómo era posible,

rta de orden que tenía en mis manos-. Estaba pensando q

s manos. Parecía loca haciendo gestos extraños,

o y chorizo, picada en cuadritos, papas fritas, una ensalada de repollo dulce y arepa con queso gratinada. Lo sé, era mucho, pero era

¿Cómo van las cos

argando sus mejillas en las palm

os preparando todo pa

? lo mismo de

una

ellos no

us pa

y mi madre pues...a vece

o que nos dejó fríos, ahora tu madre..

no dejando un

aría pasar un día d

ratando de tomar valor

e tú y yo tenemos

gesto de

s, ¿y si lo dejamos para desp

dremos que tocar ese tema, Bárb

en ese momento lle

echo cariño, luego ha

a saborearla, todo estaba delicioso. No mencionamos el tema, todo lo contrario platicábamos de

do le estaba llamando, imagino que estaba preocupado. Bárbara me decía que se quería quedar conmigo, pero le dije que no sería una buena idea ya que se salió sin

bitual había un trancón terrible. Las bocinas de los coches, los gritos de

s las cita con

ncogió de hombros como restándole impor

so es una pérdida de tiempo -volvió a mirarme-, yo no nec

o cuando el se

llos solo están para orientarnos cuando

ja y se qued

n crees que

la mirada

es solo que lo que hic

un sus

l momento de mi

os solo queremos

terru

s que estoy loca? -

e no podía mirarla a los ojos porque segu

ien, aunque no quieras reconoce

ado. Esa era la actitud de ella cuando no quería hablar. No le insistí, encendí la radio y seguí conduciendo en silencio hasta llegar a su casa. Me bajé del coche y lo rode

ntr

que sea b

principal y apareció Magdalena bajo el umb

nsas entrar! ¿No pensarás hacerl

iero m

un movimiento con su

que eres bienven

a enorme con tres ventanales de cristal y cortinas rojas con bordes dorados. Ahí en la planta baja estaba el comedor, un pequeño despacho, la cocina, dos habitaciones que ocupan las empleadas. En medio de la

añas a mi

mi oreja me hizo d

por mí, yo te p

a mano lleván

rán unos

o en entrar, luego ella quien cerró la puerta. Empezó a acercarse con una mirada malvada lentamente como cuando un animal acecha a su presa. R

ocuras que hacíam

no recordar todo

ejor será regr

nte se puso a horcajadas sobre mí metiendo sus manos bajo mi camiseta, empezó a subir sus manos, pero yo la tomé de las muñecas impidiendo que siguiera.

sie

os con una mirada l

que yo qu

ué un

ordió su lab

ella movió sus caderas lentamente en u

•°•°•❈•°•

lugar de

r omnis

la cama estirando su cuerpo, un pequeño quejido se escapó de sus labios, caminó directo hasta el gran tocador que estaba a un lado de su cama y

rimas se hicieron presente. Se quedó varios minutos frente a ese espejo, mirando los moretones de

sus cosas algo para ponerse y tapar esas marcas. Eligió un vestido negro con manga

ó con su hermano, quien sin querer golpeó uno de sus brazos, Mariana soltó un chillido d

na, está

ató de

a dis

uía acariciando su brazo, ella al notar

? -inquirió

nquilo h

del brazo, ella sin poder evitarlo volvió a chillar de dolor. El ge

tien

ella tomó su rostro en sus mano

n el marco de la puerta del baño, por es

ón obligándola a

os hinchados? Como si hubieras llorado. Dime la

para mirarlo a los ojos y tra

todo lo contrario, todo marcha de maravilla. Segundo, no estaba l

Lorenzo seguía muy serio

a vez que pasa, ¿recuerdas aquella vez que chocamos en la sala

ues Mariana era un poco despistada, no era la primera vez

do mirando hacia atrás porque te ro

ecuerdo, Lorenzo pasó su brazo por

y delica

erminara ella

olo tú y yo sabemos nuestro apodo, ese es nuest

e ella le tenía a él desde que eran unos niñ

do el apodo que él le tenía a ella-

que ese sería su secreto de hermanos, solo quedaría entre los dos. Al paso del tiempo lo habían cumplido porque nadie más lo sabía.

inua

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