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Historia
COVET: "Siete Corazones para Bianka"

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Capítulo 1 Uno

Palabras:1870    |    Actualizado en: Hoy, a las 08:43

extraño visita

sobre sus encuentros cada vez noche: algunos eran magistrales, otros algo traumantes. Crecí en este lugar junto a mi madrastra. Luego de que mi madre falleciera cuando aún era pequeña, mi padre se casó con Delle, una de las mujeres más influyentes de la ciudad y luego de algunos años, él también falleció. Así que Delle se encargó de mi educación y de que nunca me faltase nada. Solo debía cu

én se t

or lo visto mi madrastra los recibió cuando salieron de las zonas de las habitaciones. No le daba mucha importancia a los hombres que visitaban el burdel, pero ese hombre me intrigaba. Era extraño q

ar a mi habitación. Di la vuelta dispuesta a marcharme pero terminé chocando con uno de los enormes adornos y este cayó al suelo haciéndose añicos y llamando la atención de todos. Hora de enfrentar las consecuencias de tu

a -me dijo, tomándome de mentón para

ha hace unos m

ristal, donde Brianna y ese hombre, ya tot

na -me orde

, y yo la seguí

evarse. Subimos las escaleras como si hubiera un incendio esperándonos en su oficina, y al entrar, aquel hombre ya estaba allí. Me quedé de pie. Delle rod

rutado, señor Snow -l

en el reposabrazos del s

n mi propuesta?

olumna vertebral. Me mantuve callada y de pie, mientras e

aquí -le comentó Delle-

por aquella conversación se despertó. Di

na mujer, Delle -le explicó

gaveta del escritorio -que alguna vez fue de

n un asentimiento-. Irás a pasa

podía regresar a mi habitación donde debía haber estado todo el tiempo. Pero no. Delle me miraba con el semb

gunté, presa

zorra a

-dije, esta vez enfurecida-. No sé qué diablos

ae sobre mis hombros. Estamos a punto de ir a la ruina, B

os adornos del escritorio, mientras yo siento unas ga

ompleto desconocido? -pregu

una mujer que ahora me entregaba a otra persona por dinero. La rabia me invadió, aun así int

ará este contrato en el cual se compromete a cuidarte y a

cuchando?! -grité,

aldito objeto que podía pasar de una mano a otra. Sin va

es el patrimonio de tu padre;

uirme a mí? -le pregunté, con

se acercó a mi. Sus manos tomaron mi

ma rodó por su mejilla-. Tienes veintiún años y sigues viviendo aquí. Te alim

de la muerte de mi padre, se había convertido en mi tutora, y aún después

remos en la calle -me advi

, en absoluto silencio. Esperaba una respuesta; no le importa

es? -pregunté, dubita

regresarás y todo vol

lo que había hecho por mí. Ella merecí

lavarás y cocinarás para él. Nada más, mi niña

lajé los hombros y observé el reloj en la pared, que

pensarlo-. Pero s

ti -me re

u mirada se encontró con la mía, tan intensa que apa

papeles mientras debatía

yeron por mis ojos mientras caminaba detrás suyo con la cabeza gacha. Escuché a Delle a lo lejos desearme buena suerte y decir

a vez allí, debía cumplir con sus órdenes para poder regresar pronto a casa. Mi padre me protegería desde donde quiera que se encontrase. No iba a ser tan malo, esperaba, solo debía hacer l

aba que me encontrase sola con alguien desconocido, tenía que ser capaz

lo sea, sigue de pie y

s ojos fueron al espejo retrovisor y admiré el rostro de mi nuevo jefe -me niego a llamarlo dueño-, sus ojos azules estaban fijos en l

o y era alguien importante. Salió del coche, abrió mi puerta y me ayudó a bajar. Todos estaban vestidos de forma elegante, miré mi

s -me or

y luego nos adentramos por un pasillo hasta un enorme salón con varios muebles. Me quedé quieta mientras el siguió su cam

o seis hombres más en ese salón. Todas sus miradas esta

Austros? -preguntó uno de e

llí y que se llamaba Austros m

e, nuestra nueva empleada -anu

irvienta, sino también

como si tu vida no p

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