e lo habitual, ni siquiera el sol había salido, pero los sueños me impedían cerrarlos ojos. Cada vez que lo hacía me encontraba en la habitación de Austros, en su cama, siendo follada por ellos, por los herm
estaba e
e obsesionaban con el sexo a tal
na de esas
siempre volvía al mismo sitio. Recordar los sucesos de anoche no ayudaba en absoluto, si cerraba mis ojos p
recuperar mi estabilidad y la monotonía de mi antigua vida. Lo había decido, en cuanto el sol saliera iba a reuni
o. Tomé una ducha rápida, agarré un uniforme limpio del closet y trencé mi cabello. Crucé el silencioso pasillo a toda prisa sin mirar ninguna de las habitaciones, seguro aún estaban dur
n despie
das. Regresé a la cocina, si estaban despiertos quería decir que pronto vendrían a desayunar y podría avisarles de mi regre
scuchar la voz de Aus
, no estaba solo, Caelus estaba a su lado y ambos traían su torso totalmente descub
jo Austros-. Se que soy guap
arcajada que hizo
aban dormidos y aproveché para preparar el desayun
di un paso hacia atrás. ¿Cómo pretendían que no tuvier
ir los bellos de mi piel erizarse-. Hoy es domingo, solemos quedarnos en casa y
os de tus ojos -me or
los enmarcados y el sudor cubrir sus pieles. Pero el cuerpo de Caelus llamó más mi inten
evitar preguntarle y e
es un
iste suche varios pasos entrar al comedor. Preparé todo en el carrito y salí a servir. Cuando entre al comedor me detuve con la respiración agitad
. Vamos Bianka solo t
a comer en silencio. Era mi momento de hablar. Me aclaré la garganta y todos me observaron.
i casa -dije sin ro
tenía en su mano y me miró sorpre
on molestia-. ¿Qué parte de que he
on los ojos llorosos. La estride
rdenó-. No es nuestra esclava, Austro
o menos deben decir p
irada de molestia por parte de todos sus herman
s difícil convivir con siete hombres, lo sé, pe
dio un golpe en la mesa que me hizo so
dó sumido en un profundo silencio. Todos continuaron desayunando sin decir palabra y yo no me atrevía a pregu
érame fuera, yo mismo t
ormal. La emoción no me cabía dentro del pecho mientras esperaba a Gerión en la entrada, había un auto negro parqueado e imaginaba que en ese iríamos para el burdel. Pasaron quince minutos
rían con alegría. Extrañaba tanto mi hogar, de ahí en adelante los hermanos White solo serían una mancha oscura en
ás en t
o laborable. El salón principal estaba vacío, seguramente las chicas estaban alistándose. S
o! -grité
a había visto, estaba completamente vestido de n
ndida y con el rostro molesto
ojos destellaban rabia y el hombre desconocido tomó la p
r qué responder-. Me he
re que al instante apuntó
l miedo me envolvió como una sombra helada, paralizando cada músculo de mi cuerpo. La angustia se apoder
s? Decepción y traición se entrelazaron en un torbellino de emociones, erosionando la confianza que alguna vez había depositado en la mujer que creí era mi familia. Las lá
dome del medio. Abrí los ojos con el corazón latiendo a toda prisa. El hombre que iba a dispararme estaba en suelo inconsciente con un agujero en la frente mientras gruesas lágri
voz de Gerión-. No puedes tocarla
la traición de mi madrastra se me lavó en el pecho como una daga afilada, dejando una herida profunda que tardaría mucho en sanar. Cómo alguien a quien había respetad
una sonrisa-. Ni siquiera sabes usa
í dejaron que regresara a este lugar. Los hermanos Snow tenían conocimientos s
taban hacien
en el escritorio provocando que Delle se sobresaltara aún más-. Bi
cabellera negra -continuó Caelus-
a gélida se encontró con la mía. Pasó de largo por m
nka, regres
mi mente solo me estuviera repitiendo a cada instante que todos los momentos de felicidad que había vivido con mi madrastra eran una maldita mentira, que mi padre me había dejado en l
la parte delantera y yo detrás, con la mirada fija
bías que ella iba a intentar mat
ón con la mirada fija en la carretera-. No seas una niña ingenua, Bianka, es hora
mirada de su hermano-. O sea, puedes volver a ser nue
os hermanos puso el auto en marcha. Por lo vi