a Or
s hacía en
laje denso y pegajoso que parecía tragarse la luz, es
lo, por necedad... po
pareja enamorada en retiro romántico. La misma que ronron
es
pa
cont
n una arranque de ira y necesidad de joder a mi padre, me pareció buena
. Se creyó que era la nueva señora del heredero, que su nombre se pronunciaría en
el anzuelo de su cue
sé cómo sacárm
incesa no es
bien qué h
e tiene pruebas. Y lo peor: la maldita prensa ama los escándalos sobre mí
ambié de
rla de mi vida
hacer que ell
e dese
no es más que un hombre podrido por dentro, sin fo
asquee. Que me desprecie
stigarla, pero creo que terminé castigándome
n malo en este mald
pat
osa de
ios en punta y la imaginación desatada. Debía ser más joven que y
ropa, era una provocación en seda. Desde que la vi, una
in sentir eso. Luju
ibió con una mueca de desdén, supe q
a. Recordé a los empleados de mi padre y cómo los trataba yo, desdeñoso, ca
go, esa muj
ría ante su teatralidad de reina venida a menos, pero me tragué las ganas. Si
ue no me importaría repetir. Mientras la imaginaba desnudándose lentamente, esa mente retorcida que me acompaña me ju
n detalle:
gu
en ho
le... y compl
resó. La muy altanera no se dignó
s, claro, con buen vino y forzada cortesía. Cuando al fin nos retiramos,
habían asignado para pasar es
r aquí, entre mosquitos y calor, jugando al obre
lo haré solo porque a mi queridísima esposa se le dé la regalada gana. Además, no entiendo tu afán. Mi padre d
me hace hervir la sangre. No por lo que dice, sino por lo que no dice. Por
cama, boca abajo. Sabía lo que hacía. Su trasero respingón quedó perfec
ado contra la puerta, sintiéndome como un prision
una sonrisa ácida-. Perfecto para seducir
te, casi como un c
ra
último que quería era fingir cortesía ante la mesa servida, mucho meno
misma frente al espejo, lo único que tengo claro es que debo mantenerme lejos de ese capataz. Si no quiero traicionar
en la mesa. Fue de muy mala educación, bastante desagradable -me reclamó Migu
r su tono seco, más aún por
sin consultarme nada? ¿Sin siquiera considerar mi opinión sobr
sera, enfocarme sólo en lo que sentía me hizo olvidar lo que era correcto. Pero
Después de lo que me dijiste esta tarde, volví a contactar a Pablo. Él me aseguró que son personas d
que no me siento conforme con tener a dos desconocidos durmiendo bajo nuestro t
espalda, buscando una distancia simbólica,
¿Que les pida que se marchen después de haberles ofrecido
e d
el nunca me
me importaba su orgullo, ni su reputación, ni lo que había prometido. Per
rmiso. No eran de tristeza s
e me abrazara como cada noche, que me acariciara el cabello y m
ronquidos e
y
r y al mismo tiempo od
todo, me levanté. Fui a la cocina por un vaso de agua. Tal vez, si
a en el pecho. No era miedo. Era algo más visceral, una in
al llegar al final
ido ex
hill
gemido? ¿Una
uve en
o me recorri
nto a la entrada de la cocina. Quería
é en ese instante, fue sufic